diumenge, 27 de març del 2016

LA PASCUA



Resurrexit

            Este domingo de Pascua amaneció nublado, después de habernos hurtado una hora de sueño, pero ahí hemos estado con nuestra campanilla dispuesta a dar sonido al grito de gloria. Podríamos transcribir el correspondiente cronicón del pasado año, solo que ha habido alguna novedad. La primera, la ausencia de D. Juan Antonio Agud, cura párroco que fue del Carmen, hoy canónigo de la Colegiata y que, probablemente, hubiera asistido a la procesión de este Encuentro Glorioso, a no ser por su delicado estado de salud. Aprovecho la ocasión para desear su pronto restablecimiento. Quien sí que ha estado, es más, ha presidido el acto, revestido con capa pluvial, además de portar mitra y báculo, es el Sr. Abad, que ha acompañado la imagen de Cristo.  Este año el Resucitado ha sido portado a hombros, con el acompañamiento de una porción de La Nova (permítaseme el eufemismo). Por lo demás, tendría que hacer un “cortar y pegar”. No me puedo declarar optimista. Es este un acto dentro de las normas de la corrección, pero sin ningún entusiasmo ante su significado. Ya sé que los setabenses somos fríos y que tal día como hoy estamos pensando en Bixquert o en la playa o en el sitio en donde comeremos la mona… Por mucho que se desgañite el bueno de Tomás al micro, la respuesta es escasa; nos resulta más fácil agitar la campanilla, a mí el primero. ¡Buena Pascua, amigos!
            Cordialmente, Miguel Mira.

dissabte, 26 de març del 2016

LOS DIAS SANTOS



PILAR

          Si bien cronológicamente este breve relato debería aparecer casi al final de esta serie de crónicas que escribo hoy, 26 de Marzo, sobre Jueves y Viernes Santo, quiero que aparezca antes que lo demás, por el hecho de que se trata.
          Si bien soy uno de los más viejos, no soy, sin embargo el más antiguo en esta Hermandad. Me di de alta en 1.969. En aquella época todavía participaba en la procesión de Jesús Nazareno un buen número de mujeres y también lo hacían algunas “promesas”: personas devotas, pidiendo o agradeciendo algún favor a Nuestro Señor. Siempre, desde que yo visto la túnica morada y acompaño al Santísimo Nazareno he visto entre esas promitentes a una madre y una hija, ésta, con evidentes carencias, vestida de nazarena como nuestra hermandad, cogida del brazo de su madre y ambas con su cirio encendido y su sonrisa, siempre las vi sonrientes. Ambas son conocidas y, a lo largo del itinerario, entre el público, no falta quien las llama; y ella, la más joven, saluda, se acerca y entrega un caramelo. Así durante toda la procesión hasta la Colegiata. Han ido pasando los años (cuarenta y siete desde que yo lo recuerdo) y Pilar sigue, puntual, saliendo a la procesión, a pesar de que ya no acuden aquellas “promesas” ni apenas participan mujeres ni el Jueves ni el Viernes Santo. Pro estas dos penitentes no fallan. La madre pregunta dónde han de colocarse y cumplen su devoción y mantienen su antigua promesa, a pesar del tiempo que ya se deja sentir después de tantos años. La madre ya es más que octogenaria… Pues bien, ayer, Viernes Santo, allí estuvieron, junto a la cruz que cerraba el grupo de portadores y delante de nuestro Isaac. Normalmente, al torbellino Pablo-vs-Isaac le acompaña su madre y también yo voy a su lado. Pilar, a veces, se vuelve y sonríe; como siempre, saluda a sus conocidos y les da un caramelo y un beso. Pero ya hace dos años que finalizan su procesión al llegar a la Plaza del Españoleto. La gente les pregunta si ya están cansadas, y la chica responde: jo no, pero ma mare sí…  Y anoche, después de casi tres horas de marcha, cuando decidieron retirarse, se acercó a nosotros y tanto a la madre de Pablo, vs. Isaac, como a mí nos dio un beso… y (ya se me humedecen los ojos), vuelta hacia la Imagen, con una sonrisa angelical, le dice:  ¡Adiós… , bonico!
          Les juro que se me formó un nudo en la garganta y, como ahora cuando lo escribo, se me nublaron los ojos…
          Ruego por que Jesús Nazareno guarde muchos años con salud a ambas y a la madre, a sus casi noventa años, le de fortaleza y mantenga su ánimo, su sonrisa  y su coraje.  Ellas confían, así lo dijeron, en que al año que viene volverán a la procesión. Ambas, con toda seguridad, tienen asegurado su Cielo. La mirada que les devolvió Jesús, así lo asegura.

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JUEVES SANTO
          I.- Mediodía. Nuevamente con retraso salió desde casa del clavario la imagen más antigua de nuestra Semana Santa y la de nuestros antepasados: el Cristo de la Palma, siguiendo un itinerario que, necesariamente nos condujo a pasar por la calle de San Francisco todavía y a pesar de que no existe –a mi entender- razón alguna para hacerlo, como tampoco la hay para alargar el tiempo de una procesión que no tiene más objeto que depositar en el altar mayor de la Colegiara la sagrada y entrañable  imagen. Participó más gente que otros años, tanto de particular como de vesta y, como es habitual, el motete nos hizo escuchar el tradicional “Eram”.

          II.- PROCESIÓN DE PENITENCIA.
          Ocho de la tarde en  punto. La banda de tambores redobló fuerte y los clarines anunciaron la presencia de Jesús con la cruz a cuestas, preciosa de flores el anda y ya con las luces encendidas. La asistencia de acompañantes de particular fue muy buena; y excepcional este año la  participación de portadores con vesta. Se va notando ya la presencia de muchos niños y niñas y de algunos jóvenes que crecen al tiempo que los demás envejecemos y nos alientan a pensar que hay relevo. Todavía con carencias; pero creemos que lo va a haber. Se desfiló bien. Todo es perfectible, pero no podemos quejarnos tanto como lo veníamos haciendo. Funcionó bien la alternancia del motete con el grupo instrumental y la llevanza de la imagen, equilibradas las barras, fue buena. Tan solo podríamos pensar en la mejora del ritmo del desfile, porque –eso sí- fuimos lentos. Se evitó  que hubiera cortes, pero entramos a la Seo tarde, a mi parecer. Me dirán que, poco más o menos, como otros años; pero tal vez deberíamos reflexionar sobre ello; al fin y al cabo, cuesta poco.
         
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VIERNES SANTO

          I.- Por primera  vez en muchos años, fui incapaz de levantarme para asistir a la precesión del Traslado del Cuerpo de Cristo al Sepulcro. Alcancé a verla ya cuando pasó por junto  a La Merced y la seguí hasta el final.
          Vi más gente que nunca. Puede que mientras La Camilla pasaba por donde yo estaba, la banda de tambores estuviera llegando a la Colegiata. En cuanto a nuestra participación, me parece que hizo mella el palizón de la tarde anterior: se vistieron pocos nazarenos; pero todavía eran menos los de otras cofradías. Eso sí, como es habitual, los cofrades de La Dolorosa se llevaron la palma por su muy numerosa asistencia; luego, destacó  El Sepulcro; y, como viene ya siendo notable, los cofrades de La Camilla dieron ejemplo de cómo se debe desfilar. Algo me llamó la atención al ver de cerca la imagen en la Seo: la han protegido con una urna transparente de metacrilato en vez de cubrirla con el tradicional velo.  Puede que con ello hay perdido alfo de su particular carácter; pero, la verdad, ha ganado en protección contra los indeseables efectos de los perfumes que en las distintas paradas rociaban la imagen sin medida, haciendo estragos que obligaron a su reciente restauración.
          II.- Procesión general del Santo Entierro.
          Puntualidad y, en general, buen orden. El recorrido de cada imagen duró cerca de cuatro horas. Al parecer, no hubo incidencias destacables, a salvo la ya endémica de la avería del motor del carruaje de la Santa Cena, esta vez en la Plaza de St. Jaume. Por cierto, me sorprendió gratamente el orden y uniformidad de sus penitentes, todos ellos con capirote y una ya nutrida banda de tambores. Una lástima la de ese viejo carruaje. Ánimo. Este año no hubo que esperar a La Soledad, que llevaba un buen número de cofrades y me pareció que no tuvieron ningún problema en la llevanza de la imagen.
          Por nuestra parte,  no debimos ha mal del todo cuando al final la señora presienta nos felicitó. Sigo diciendo que todo es perfectible, pero este año se ha notado mejoría, lo que le da a la Junta Directiva una dosis de esperanza, frente a la preocupación que, no obstante, sigue latente respecto a si debemos encargar el artilugio del “porsiacaso”. Ya más arriba he comentado  lo gratificante que resulta ver que se renuevan las caras de los pendonistas, de los porta faroles, muletas, pendones, cruces y estandarte. Si bien el Jueves, como casi siempre, el triángulo setabense de las Bermudas se engulló más de la mitad de portadores, ayer la cosa fue mejor. Quiero patentizar que ayer, al término de la procesión, comenté con nuestro músico de cabecera, buen amigo y portador D. Francisco Perales que se había notado en exceso la diferencia respecto al año anterior cuando nos sorprendió con aquel maravilloso coro en el canto del Eram; francamente, hubo como un vacío. Y, por lo que veo y oigo, no fui yo sólo, porque hace un rato, nuestro Hermano Mayor también lo ha comentado por Watts App, con atinada respuesta de la señora presidenta… Pues eso, que deberemos estudiarlo. O bien lo tendrá que estudiar la nueva Junta, porque resulta que ésta que rige acaba su mandato ya. Hermanos y hermanas portadores: vayan preparando candidaturas, porque en la próxima Asamblea General de Octubre hay elecciones.
          Espero poder dar cuenta de la procesión del Encuentro Glorioso en la Resurrección de Cristo.
          Cordiales saludos. Miguel Mira.

dijous, 24 de març del 2016

MIERCOLES SANTO



Cui comparabo te, filia Jerusalem? 
(Feria quinta in Cœna Domini, Lectio secunda)

          Desde hace unos años, se repite a lo largo del itinerario de la Virgen, en  la procesión del Miércoles Santo, esta hermosa parte de las lamentaciones, en canto coral conocido ya en el siglo XVI. La versión que se nos ofrece en Xàtiva, facilitada en su día por Da. Teresa Perez Segrelles, de grata recordación, a quien Dios llevó consigo, y procedente del archivo musical de su padre, D. Salvador Pérez Fabra, fue –a mi me lo parece- un extraordinario acierto. Desde el principio, me gustó ese detenerse el estruendo de los tambores y la marcha procesional para escuchar esa reflexión que el coro expone solemne, en un recogimiento que hasta resulta excepcional si pensamos que se canta en la calle… Sí, excepcional, porque cesa todo murmullo y las miradas curiosas se tornan devocionales plegarias… Les confieso que ayer, a la entrada de la procesión en la Colegiata, esa sensación cobró mayor firmeza: el silencio, el suave y rítmico balanceo de la imagen de Nuestra Señora y, acariciándola, las voces del  coro, acrecieron la sensación de paz, de sosiego espiritual, de nobles y filiales sentimientos, que me procuraron una especie de desasimiento respecto al momento procesional vivido, tan protocolario a la vez que tradicional y reincidente en costumbres que, en algún momento, se me antojan demasiado teatrales, dicho sea con todo respeto… Miren: no acabo de entender cómo en un momento que se supone de dolor, se aplaudan las cortesías de la Virgen. Ello aparte de que este acto no nació como una representación de la cuarta estación del Vía Crucis. Ya conocen ustedes la historia: las imágenes de Soledad y del Ecce Homo eran portadas desde sus sedes hasta la iglesia del convento de los franciscanos, donde quedaban depositadas hasta el día siguiente... y coincidieron, feente a frente junto a la puerta del templo, lo que dio origen a la celebración de que hoy hablamos...

          Verdaderos contrastes: la historia, la cultura, la religiosidad popular, y, a la vez, el impresionante silencio en el momento previo a “Les Cortesíes” mientras el Cor Polifónic Ciutat de Xàtiva entonó el Cui comparabo te… Me quedo con esto.

                                                                                                  

LA PROCESIÓN



          Poco tengo que comentar en lo atinente a la que traslada la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Si acaso un ligero retraso que influyó en la llegada tardía a San Francisco; la asistencia de un buen número de fieles con velas; la impenitente semi anarquía en el desfile de los numerosos cofrades (mayoría femenina arrolladora); la triple presidencia… Es decir, nada que me llamara demasiado la atención, a salvo mis reflexiones anteriores.



          En cuanto al Santísimo Ecce Homo, nuestro amigo D. Francisco Perales Ferre nos facilita la siguiente crónica:



LES CORTESIES.


Para todos aquellos que participamos y disfrutamos de las procesiones de nuestra Semana Santa, la de Les Cortesies goza de una popularidad fuera de toda  duda. Ya a las diez y media de la noche, cuando me dirigía a la iglesia de Ntra. Señora de la Merced, observé a buen número de personas sentadas en los bancos de la plaza de Sant Francesc,  reservándose un buen sitio para ver el secular encuentro de la Virgen con su Hijo. A las 22.45, según estaba previsto, salió la imagen del Santísimo Ecce Homo de su sede. Por circunstancias sobrevenidas, la escuadra de "armats" hubo de recomponerse con nuevos partícipes, que, en tiempo récord, han debido aprender y han aprendido la instrucción y los movimientos que les son propios con notable éxito; y, así, su comportamiento fue el de  auténticos veteranos. Nuestra más sincera felicitación para la familia Patiño y para el congregante Don Salvador Matéu, artífices del singular evento. En otro orden de cosas,   observamos menos participantes con vesta que en años anteriores y  cierta lentitud a la hora de poner en marcha la procesión una vez terminado el Encuentro; eso sí, hubo una muy buena llevanza de las andas y  mayor silencio y disciplina que en anteriores ocasiones. A las puertas de La Merced, se volvió a congregar un buen número de gente esperando la entrada de la imagen. Se volvieron a lucir "els armats" mientras la Banda Primitiva hacía sonar el Mater mea del maestro Dorado. Solemnemente, pasada la una de la noche, entraba el Ecce Homo en su sede, mientras las señoras camareras y unos pocos congregantes veteranos entonábamos fervorosamente el "Rey de espinas coronado" que todos los viernes del año se canta tras el ejercicio al Ecce Homo. Este año no hubo repicar de campanas. Firma: Francisco Perales Ferre.
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-Agradecemos a Paco Perales esta reseña y, ciertamente, observamos que en ninguna iglesia, al paso de las imágenes, doblaran las campanas como hasta ahora había sucedido.


          Con todo afecto, Miguel Mira

dimecres, 23 de març del 2016

STABAT MATER



            EN EL FRIO COMIENZO DE LA PRIMAVERA…



            …Dos emblemáticas imágenes de nuestra Semana Santa recorrieron anoche las calles de nuestra ciudad, siguiendo el tradicional itinerario trazado por la Cofradía de Jesús de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Esperanza.

            La víspera fue invernal en toda regla; el día amaneció desapacible y lluviosa la tarde. Fría, pues, comenzó la primavera y, en todos los sentidos, frialdad es la que sentimos la noche del Martes Santo. Apenas algunos curiosos por la calle; apenas unos pocos cofrades acompañando a la Virgen, desolada en su soledad, esperando el consuelo de sus hijos: esos a quienes fue confiada desde la Cruz. Y anoche fueron –fuimos- pocos.

            Mismo protocolo, misma organización, mismo objetivo, y –lamentablemente- mínima respuesta, salvando la asistencia de las personas devotas acompañantes sin vesta. Tres turiferarios incensando a Cristo. Y al pie de la cruz, María y el discípulo amado: Mujer, ahí tienes a tu Hijo… (J. 19, 26-27).

            María: no pierdas la esperanza, que anoche no cuenta. Tus hijos no suelen ser tan fríos; no nos lo tomes en cuenta, Madre de la Soledad, Madre Dolorosa, ¡Madre de la Esperanza!

            Ponemos nuestra confianza en Vos. 

MIGUEL MIRA

dimarts, 22 de març del 2016

Y FINALMENTE...

...LA HERMANDAD DE LA SANTA CENA tuvo que suspender su procesión de traslado.
 La inclemencia del tiempo trajo consigo una buena dosis de humedad; la lluvia, esa lluvia que nos fue negada durante el invierno, llegó el primer día de primavera. Bienvenida sea por el bien que reporta; pero, al propio tiempo, causa en los cofrades la normal decepción después de un año de trabajo. Estas circunstancias adversas no impidieron la  celebración de la Santa Misa a las nueve y media de la noche, con asistencia de cofrades y devotos que, además, pudieron cumplimentar a la Señora Clavariesa, Da. Nieves Ortega, a quien desde aquí saludamos con todo afecto y le transmitimos la enhorabuena.
 Confiemos que el Señor nos conceda el gozo de un Viernes Santo meteorológicamente pacífico para que esta venerada imagen conmemorativa de  la institución de la Eucaristía, pueda ser vista por las calles de nuestra ciudad sin ningún incidente mecánico. 
  Ánimo, amigos.
  Cordialmente, Miguel Mira