PILAR
Si
bien cronológicamente este breve relato debería aparecer casi al final de esta serie
de crónicas que escribo hoy, 26 de Marzo, sobre Jueves y Viernes Santo, quiero
que aparezca antes que lo demás, por el hecho de que se trata.
Si
bien soy uno de los más viejos, no soy, sin embargo el más antiguo en esta
Hermandad. Me di de alta en 1.969. En aquella época todavía participaba en la
procesión de Jesús Nazareno un buen número de mujeres y también lo hacían algunas
“promesas”: personas devotas, pidiendo o agradeciendo algún favor a Nuestro
Señor. Siempre, desde que yo visto la túnica morada y acompaño al Santísimo
Nazareno he visto entre esas promitentes a una madre y una hija, ésta, con
evidentes carencias, vestida de nazarena como nuestra hermandad, cogida del
brazo de su madre y ambas con su cirio encendido y su sonrisa, siempre las vi
sonrientes. Ambas son conocidas y, a lo largo del itinerario, entre el público,
no falta quien las llama; y ella, la más joven, saluda, se acerca y entrega un
caramelo. Así durante toda la procesión hasta la Colegiata. Han ido pasando los
años (cuarenta y siete desde que yo lo recuerdo) y Pilar sigue, puntual,
saliendo a la procesión, a pesar de que ya no acuden aquellas “promesas” ni
apenas participan mujeres ni el Jueves ni el Viernes Santo. Pro estas dos
penitentes no fallan. La madre pregunta dónde han de colocarse y cumplen su
devoción y mantienen su antigua promesa, a pesar del tiempo que ya se deja
sentir después de tantos años. La madre ya es más que octogenaria… Pues bien,
ayer, Viernes Santo, allí estuvieron, junto a la cruz que cerraba el grupo de
portadores y delante de nuestro Isaac. Normalmente, al torbellino Pablo-vs-Isaac
le acompaña su madre y también yo voy a su lado. Pilar, a veces, se vuelve y
sonríe; como siempre, saluda a sus conocidos y les da un caramelo y un beso. Pero
ya hace dos años que finalizan su procesión al llegar a la Plaza del Españoleto.
La gente les pregunta si ya están cansadas, y la chica responde: jo no, pero ma mare sí… Y anoche, después de casi tres horas de marcha,
cuando decidieron retirarse, se acercó a nosotros y tanto a la madre de Pablo,
vs. Isaac, como a mí nos dio un beso… y (ya se me humedecen los ojos), vuelta
hacia la Imagen, con una sonrisa angelical, le dice: ¡Adiós…
, bonico!
Les
juro que se me formó un nudo en la garganta y, como ahora cuando lo escribo, se
me nublaron los ojos…
Ruego
por que Jesús Nazareno guarde muchos años con salud a ambas y a la madre, a sus
casi noventa años, le de fortaleza y mantenga su ánimo, su sonrisa y su coraje.
Ellas confían, así lo dijeron, en que al año que viene volverán a la
procesión. Ambas, con toda seguridad, tienen asegurado su Cielo. La mirada que
les devolvió Jesús, así lo asegura.
**
JUEVES SANTO
I.-
Mediodía. Nuevamente con retraso salió desde casa del clavario la imagen más
antigua de nuestra Semana Santa y la de nuestros antepasados: el Cristo de la
Palma, siguiendo un itinerario que, necesariamente nos condujo a pasar por la
calle de San Francisco todavía y a pesar de que no existe –a mi entender- razón
alguna para hacerlo, como tampoco la hay para alargar el tiempo de una
procesión que no tiene más objeto que depositar en el altar mayor de la
Colegiara la sagrada y entrañable imagen. Participó más gente que otros años,
tanto de particular como de vesta y, como es habitual, el motete nos hizo
escuchar el tradicional “Eram”.
II.-
PROCESIÓN DE PENITENCIA.
Ocho
de la tarde en punto. La banda de
tambores redobló fuerte y los clarines anunciaron la presencia de Jesús con la
cruz a cuestas, preciosa de flores el anda y ya con las luces encendidas. La
asistencia de acompañantes de particular fue muy buena; y excepcional este año
la participación de portadores con
vesta. Se va notando ya la presencia de muchos niños y niñas y de algunos
jóvenes que crecen al tiempo que los demás envejecemos y nos alientan a pensar
que hay relevo. Todavía con carencias; pero creemos que lo va a haber. Se desfiló
bien. Todo es perfectible, pero no podemos quejarnos tanto como lo veníamos
haciendo. Funcionó bien la alternancia del motete con el grupo instrumental y
la llevanza de la imagen, equilibradas las barras, fue buena. Tan solo
podríamos pensar en la mejora del ritmo del desfile, porque –eso sí- fuimos
lentos. Se evitó que hubiera cortes,
pero entramos a la Seo tarde, a mi parecer. Me dirán que, poco más o menos,
como otros años; pero tal vez deberíamos reflexionar sobre ello; al fin y al
cabo, cuesta poco.
**
VIERNES SANTO
I.-
Por primera vez en muchos años, fui
incapaz de levantarme para asistir a la precesión del Traslado del Cuerpo de
Cristo al Sepulcro. Alcancé a verla ya cuando pasó por junto a La Merced y la seguí hasta el final.
Vi
más gente que nunca. Puede que mientras La Camilla pasaba por donde yo estaba,
la banda de tambores estuviera llegando a la Colegiata. En cuanto a nuestra
participación, me parece que hizo mella el palizón de la tarde anterior: se
vistieron pocos nazarenos; pero todavía eran menos los de otras cofradías. Eso
sí, como es habitual, los cofrades de La Dolorosa se llevaron la palma por su
muy numerosa asistencia; luego, destacó
El Sepulcro; y, como viene ya siendo notable, los cofrades de La Camilla
dieron ejemplo de cómo se debe desfilar. Algo me llamó la atención al ver de
cerca la imagen en la Seo: la han protegido con una urna transparente de metacrilato
en vez de cubrirla con el tradicional velo. Puede que con ello hay perdido alfo de su
particular carácter; pero, la verdad, ha ganado en protección contra los
indeseables efectos de los perfumes que en las distintas paradas rociaban la imagen
sin medida, haciendo estragos que obligaron a su reciente restauración.
II.-
Procesión general del Santo Entierro.
Puntualidad
y, en general, buen orden. El recorrido de cada imagen duró cerca de cuatro horas.
Al parecer, no hubo incidencias destacables, a salvo la ya endémica de la
avería del motor del carruaje de la Santa Cena, esta vez en la Plaza de St.
Jaume. Por cierto, me sorprendió gratamente el orden y uniformidad de sus
penitentes, todos ellos con capirote y una ya nutrida banda de tambores. Una
lástima la de ese viejo carruaje. Ánimo. Este año no hubo que esperar a La
Soledad, que llevaba un buen número de cofrades y me pareció que no tuvieron
ningún problema en la llevanza de la imagen.
Por
nuestra parte, no debimos ha mal del
todo cuando al final la señora presienta nos felicitó. Sigo diciendo que todo
es perfectible, pero este año se ha notado mejoría, lo que le da a la Junta
Directiva una dosis de esperanza, frente a la preocupación que, no obstante,
sigue latente respecto a si debemos encargar el artilugio del “porsiacaso”. Ya más arriba he comentado lo gratificante que resulta ver que se
renuevan las caras de los pendonistas, de los porta faroles, muletas, pendones,
cruces y estandarte. Si bien el Jueves, como casi siempre, el triángulo
setabense de las Bermudas se engulló más de la mitad de portadores, ayer la
cosa fue mejor. Quiero patentizar que ayer, al término de la procesión, comenté
con nuestro músico de cabecera, buen amigo y portador D. Francisco Perales que
se había notado en exceso la diferencia respecto al año anterior cuando nos
sorprendió con aquel maravilloso coro en el canto del Eram; francamente, hubo
como un vacío. Y, por lo que veo y oigo, no fui yo sólo, porque hace un rato,
nuestro Hermano Mayor también lo ha comentado por Watts App, con atinada respuesta
de la señora presidenta… Pues eso, que deberemos estudiarlo. O bien lo tendrá
que estudiar la nueva Junta, porque resulta que ésta que rige acaba su mandato
ya. Hermanos y hermanas portadores: vayan preparando candidaturas, porque en la
próxima Asamblea General de Octubre hay elecciones.
Espero
poder dar cuenta de la procesión del Encuentro Glorioso en la Resurrección de Cristo.
Cordiales
saludos. Miguel Mira.