Y ASÍ HA COMENZADO TODO POR ESTE AÑO DE
GRACIA…
I
EL LIBRO
Aunque
ajustadamente, estuvo en nuestras manos antes de que comenzaran los actos
procesionales. Uno que es curioso y lo primero que hace es ojearlo, se llevó
buena impresión por su cuidada presentación y las colaboraciones tanto gráficas
(algunas muy buenas) como literarias que contiene. Y, después, al adentrarme ya
en el contenido, no pude dejar la lectura dado lo interesante de algunos
artículos.
El
Sr. Arzobispo no puede decir más cosas en menos espacio. Y, para mí, la extensa
y meditada reflexión de D. Antonio Díaz Tortajada debería ser libro de cabecera
de más de uno.
No
soy quién para ejercer de crítico literario ni menos de corrector de crónicas;
pero no puedo sustraerme de denunciar alguna que otra nota o noticia que me
llamó la atención. Por ejemplo:
Encontré
dos versiones respecto a Les Cortesíes.
En la que recoge D. Agustí
Ventura, leí lo que siempre he escuchado, es decir, que el atípico encuentro
entre las imágenes del Santísimo Ecce Homo y Nuestra Señora de la Soledad a la
puerta de la iglesia del convento de San Francisco, se daba por la coincidencia
de la hora en que las dos imágenes debían ser trasladadas desde sus respectivas
sedes hasta dicho templo para hacer estación, con motivo de los oficios del
Jueves Santo, por lo que, lógicamente, los respectivos cortejos se encontraban en el lugar a las doce de
la noche del Miércoles Santo, haciendo los portadores de la imagen de la Virgen
cortesía a la de su Hijo… y, de ahí, con las variaciones de todos conocidas, la
tradicional procesión.
Sin embargo, D. Mariano
González, acaba su artículo (pag. 47) diciendo: “Només ens queda ressaltar la singularitat de les Cortesíes de Xàtiva,
per intervenir en elles dues imatges que no representen cap passatge de la Passió,
ni l’encontre en la Vía Dolorosa ni el de la Mare amb el Ressucitat. Un anacronisme o anomalia que ha de tenir
algun origen històric que desconeixem.”
Por supuesto que no estamos ante
un artículo de fe; pero, a pesar de la evidente carencia de documentación por
las razones sobradamente explicadas por los historiadores, parece plausible el
relato del Sr. Ventura Conejero.
2.-
No me parece lo más apropiado para una publicación de las características de
nuestro Libro, la inserción –aunque sea con la mejor buena voluntad- de una
autobiografía.
3.- Fe de erratas: Las más llamativas...
Página 59. Dice: "...Les principals fonts d'informació, els Evangelis recollits en l'Antic Testament...", cuando debió decir: en el Nou Testament. Es de suponer que se trate de un lapsus calami.
Páginas 69 y 73. El texto está repetido, de modo que no se ha publicado el artículo que firma Ana Pérez.
II
LA PROCESIÓN “SILENCIOSA”
23 de Marzo de 2.012. 22’30 h. Iglesia de Nuestra Señora de la
Merced y Santa Tecla. Bajo solemne promesa de guardar el más respetuoso
silencio, los fieles asistentes a este nuevo acto penitencial, programado por
la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la
Esperanza, salieron del templo parroquial para acompañar a Jesús por un
itinerario que se trazó sobre calles y plazas de la parte alta del barrio
occidental de la vieja Xàtiva, sumida ya en el sueño de la noche del viernes de
la cuarta semana de cuaresma. Pendonistas de la cofradía organizadora y de la
congregación del Santísimo Ecce Homo, de vesta. También con sus túnicas rojas,
tres percusionistas. A cada trecho, redoble de las cajas y golpe de maza al
bombo, acompasados. Doble hilera de un puñado de penitentes, muy pocos con
túnica: quizá los necesarios para un par de relevos de los portadores de la
imagen que presidía: la de Cristo a la que se da culto en un altar lateral de
la parroquia. Jesús crucificado instalado en una especie de parihuela, al
estilo legionario, pero sobria y sencilla. Se alternaban penitentes de ambas
cofradías. Presidían los presidentes de éstas con el sacerdote.
A mi parecer, poca expectación;
discreta asistencia; ausencia de cofrades de la asociación organizadora y de la
invitada; escasa gente a lo largo del recorrido.
No es éste el lugar para un
juicio crítico; pero, reiterando lo que ya se ha dicho más arriba al hablar del
libro, estoy seguro de que todos quienes estamos involucrados en esta nuestra
histórica Semana Santa, deberíamos leernos despacio tanto el saludo de nuestro
Arzobispo como la extensa reflexión del Consiliario Diocesano, Sr. Díaz Tortajada,
en el Libro de la Semana Santa Setabense.
III
TAMBORES
Ayer sábado asistí a la
Eucaristía en la Iglesia de los Santos Juanes. Al finalizar, nos vimos
sorprendidos por el anuncio del sacerdote de que se iba a proceder a la
bendición de la nueva banda de tambores promovida por la Hermandad de la Santa
Cena, y la invitó a entrar tocando, porque, al decir de D. Juan Aguilar, podría resultar bonito. Y se abrieron las
puertas y Rafa López al frente, comenzó el desfile. Podéis imaginar: el
estruendo fue impresionante. Pero no pudimos sino alegrarnos de estar allí, al
ver niños que no levantaban dos palmos del suelo ilusionados con su tambor, y
un conjunto que en el escaso tiempo que lleva de ensayo haya conseguido un buen
repertorio. Se sucedieron las distintas marchas preparadas y, como también dijo
D. Juan, en los fuertes, fortísimos, nos congratulamos de que el templo se
encuentre reparado, porque con tal volumen de decibelios peligraba la bóveda.
Después de la bendición, la fotografía obligada al pie del altar y posterior
pasacalle. ¡Enhorabuena! Pero… que no quedé ahí la cosa.
IV
PRIMER TRASLADO: EL SEPULCRO
Poco hay que añadir a la crónica
del pasado año. Buena asistencia. Repitieron cinco penitentes con verduguillo y
cola desplegada, portando sendos farolillos sobre mástil. Excesivo el
recorrido. Será mi criterio o mi manía, pero… ¡no es eso, no es eso! Y
exasperante la lentitud en el desfile. Pienso que no ya la Cofradía del Santo
Sepulcro, sino todas, deberían comprender que un traslado no es propiamente una
procesión de penitencia, que va gente invitada y que se puede proceder de un
modo más moderado en la formación de un itinerario. No me vale aquello de que
“qui no vullga, que no vinga”. Repito: ¡no es eso, no es eso!
Vuestro, Miguel J. Mira