dilluns, 2 d’agost del 2021

NOSTALGIA

 

SANT FELIU, FESTA FINS

 

            Sí, amigos. San Felix, diácono ordenado en aquella floreciente comunidad cristiano del norte de África, martirizado en Girona por predicar a Cristo… No voy a repetirles una hagiografía que se supone ser conocida por los setabenses. No es esa mi intención.

 


 

            Día 1 de Agosto de...

            Siete y media de la mañana. Espero a la puerta de la ermita de San José a Luís Martí Cuerpo, que puntual, como siempre, ya sube por El Collar de la Paloma hacia las empedradas y zigzagueantes  rampas a esta cita anual. Rosa, su esposa, sigue hasta Sant Feliu, cargada con su cesto con provisiones para el desayuno. Nosotros tenemos el encargo de D. Manuel Soler ¡qué buen Abad! de pasar desde San José hasta Sant Feliu el armónium que luego tocará con sus ágiles manos Da. Amparo Granero, y que luego, después de desayunar, devolveremos a su procedencia. Barullo a la puerta de la casa de la guardesa; un tropel de chavales montan un improvisado chiringuito. Son los Juniors de La Sèu, que proveerán de bocadillos a los fieles después de la Misa de ocho para el popular desayuno. Los hay de tortilla de patatas… Esas madres, súper madrugadoras, que se han afanado para que los tuvieran apunto los chavales para rellenar los panecillos recién horneados y subir ellas también a la fiesta del Patrón. Agua, cerveza, refrescos… Y los beneficios (no demasiados) para gastos de la inminente acampada. Este año irán a Calles o a Navalón o a…, donde han de encontrarse con Cristo en plena naturaleza. Y comienza a llegar gente. Todavía no estaba arreglado el camino secundario del lado de poniente ni el templo lucía como hoy; las sillas eran las de anea que sirvieron años atrás para los espectadores del Salón de los Obreros, cedidas por D. Gregorio Molina. En el presbiterio, tres sillones desvencijados con asiento de cuero…, las paredes con la pátina de siglos, faltas de una intervención que no llegará hasta 2006; pero la iglesia llena, los fieles nos acoplábamos donde podíamos, hasta en los huecos de las que fueron capillas laterales e incluso en los bancos de piedra con su respaldo de hierro forjado o sobre aquel trozo de monte que penetra en la nave por el lado sureste… El calor es agobiante y sólo puede aliviarse con el imprescindible abanico, pero la gente se agolpa incluso en la entrada; alguien se apoya sobre la maravillosa pila de alabastro, cansado como está de subir  la empinada cuesta, venga de donde venga… Y Amparo mueve los fuelles del armonio y ofrece el sonido armónico de los cantos litúrgicos, de manos ágiles y espíritu de servicio, fervor hacia  nuestro Patrón, siempre con su sonrisa en la boca…Y al final, el canto del himno: Pues sois flor de santidad, o Félix, mártir glorioso…Y la mayor parte de los fieles, a la salida, con sillas tomadas del templo, en el banco de piedra del exterior, en la orilla del pórtico con los pies colgando, o con sillas de playa que los previsores llevaban desde casa, el desayuno: los Juniors en plena efervescencia, las conversaciones multiplicando el rumor mañanero de la fiesta y Luís Martí proveyendo la “mesa” del Sr. Abad y quienes le acompañábamos de aquel excelente y sabroso guiso encebollado de caracoles… Y calor, mucho calor humano; hermandad, saludos ¡hace un año que no te veo! Alfonso Rovira viene desde Alzira. Y los grupos de amigos que, satisfechos, acabado el piscolabis, volvemos sobre nuestros pasos ¡hasta el año que viene!

 

2021

 


 

 

            Mientras D. José Canet le explicaba a D. Andrés las pinturas de la predela y luego, en la sacristía, se revestían, durante esos pocos minutos de espera, me vino al pensamiento el cambio que se ha ido operando con el tiempo y más ahora, con la situación sanitaria. He de dar muchas gracias a Dios por mi salud y la de mi esposa, ya octogenarios sobrepasados ambos. A mí me ha permitido subir con mayor esfuerzo que la vez anterior, pero llegué con tiempo sobrado; Mari Carmen no se ha atrevido por precaución, a sabiendas de que Sant Feliu no se lo va a tener en cuenta. Me he alegrado de estar allí; pero he sentido nostalgia, incluso cierto desánimo. Éramos pocos. No sé si llegaba el aforo ocupado a media iglesia. Ha asistido el señor alcalde con una concejala y, al final, el grupo de danzas, numeroso grupo (tejanos, camisa blanca y espardenyes de careta), ha bailado el “bolero pla”, pero… No, esta no es mi fiesta de Sant Feliu… Me faltaban amigos, que ya están gozando de la presencia real del Patrón allá en donde “la vida el más clara y mejor” como dice el cántico tantas veces entonado por D. Manuel Soler… Y tampoco estaban otros amigos todavía entre nosotros pero que no se han decidido a desafiar al innombrable…; se comprende, pero uno se acongoja.

            Si San Félix me lo permite, espero volver al año que viene, con o sin caña. La verdad es que hoy a quienes hemos asistido a la eucaristía en la ermita, nos ha regalado una mañana espléndida y sin los calores agobiantes propios de esta fecha. He estado cómodo y con ánimo sereno…, pero  añorante.

            Luís: ya hace años que no es necesario pasar el armónium hasta Sant Feliu; pero me agradará volver a verte en la fiesta en el ahora restaurado, limpio y siempre hermoso templo de nuestro Patrón, ¡aunque sea sin caracoles…! ¡Oh témpora…! 

 

    Con afecto, Miguel Mira