divendres, 3 de febrer del 2017

EN LA FIESTA DE LA PURIFICACIÓN DE MARIA



Mig Any

        Ayer, día de la Candelaria, a las siete de la tarde, asistí en la Iglesia de San Francisco, a la eucaristía, como es mi costumbre. Es día de mucha devoción y, como cada año, la iglesia estaba prácticamente llena. Al entrar, me llamó la atención ver un grupo de Camareras de la Virgen de la Seo, con su medalla distintiva y me percaté de que  esta asociación tenía reservados los primeros bancos en el templo. Pensé que al celebrarse la fiesta de la Purificación de María, querrían participar activamente en la solemnidad; y esa duda quedó pronto despejada. En efecto, el Sr. Abad, con su palabra siempre jovial y cercana, nos explicó que si estábamos en un pueblo “festero”, que acostumbra a celebrar el “mig any” y hallándonos a seis meses de la festividad de la Mare de Déu de la Sèu, qué menos que celebrar este mig any en honor a nuestra Madre y Patrona, aprovechando que la Agrupación de Camareras acabada de celebrar su asamblea anual y se había constituido su nueva junta activa. Con evidente satisfacción, el Sr. Abad agradeció la dedicación de las Señoras Camareras al servicio que prestan en la Colegiata, en el que se superan de año en año

        Previamente, el propio celebrante, acompañado de los padres Juan y Renovado (ese impagable regalo recibido en la Colegiata para dos años) y de las señoras camareras, habían desfilado hasta el altar del Sagrado Corazón de María, donde solemnemente se bendijeron las candelas; y, tras ese ceremonial, volvieron en procesión hasta el altar, siempre con el acompañamiento musical del  coro parroquial. Ya en su lugar, el Sr. Abad indicó que la junta saliente daría gracias y la junta entrante se ofrecería a la Virgen y todas ellas, sus miembros, pronunciarían su consagración a la Madre y Patrona. Y así se hizo: al pie del altar, pronunciaron, en emotiva y hermosa plegaria, su oración y su ofrenda con evidente emoción. No sé a los demás, pero yo también me emocioné.
        Reanudada la celebración de la eucaristía, también las señoras camareras se encargaron de proclamar las lecturas y, después, D. José Canet captó nuestra atención al pronunciar su homilía, en la que si bien era obligada la referencia al Anciano Simeón y a la Profetisa  Ana, nos obsequió con una reflexión sobre la importancia de las únicas cuatro palabras que los Evangelios atribuyen a María:
        -¿Cómo… si no conozco varón?  Confianza y disponibilidad…
        -¡Fiat! Hágase en mí según tu palabra!  Entrega incondicional…
        Eran, estos, hechos que a ella le afectaban directamente. Las otras dos “palabras” se referían a una actitud de preocupación por nosotros:
        -“No tienen vino” . María está pendiente de aquello de que carecemos y ruega por nosotros…
        -“Haced lo que Él os diga”. Todo un programa de vida en orden a la salud de nuestra alma…
        Finalmente, cantamos el himno a la Virgen de la Seo y, al pie del altar, los sacerdotes, con la ayuda de las camareras, repartieron las candeletas.
        Hoy es San Blas. Que él proteja nuestras gargantas de cualquier mal…, por activa y por pasiva.

        Y siempre, en todo momento, nuestra voz se elevará hasta lo alto clamando ayuda para superar nuestras debilidades, pero también ofreciendo nuestra particular entrega, asumiendo aquella amorosa  indicación de María: “Haced lo que Él os diga…”

        Miuel Mira