dimarts, 23 de juliol del 2019

NO ES NADA...

No hace mucho, en las exequias de un viejo amigo, se nos repartió un hermoso recordatorio, que transcribía un poema atribuido a San Agustín.
    Me acordé de él cuando despedíamos a la esposa de Antonio Pastor, y me pareció oportuno compartirlo. Dice así:
La muerte no es nada.
Yo sólo me he ido a la habitación de al lado.
 Yo soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro
lo seguimos siendo.
Llámame por el nombre que me has llamado siempre,
háblame como siempre lo has hecho.
No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o triste.
Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos.
Que se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido,
sin énfasis ninguno, sin rastro de sombra.
La vida es lo que es, lo que siempre ha sido.
El hilo no está cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de tu mente,
simplemente porque estoy fuera de tu vista?
Te espero... No estoy lejos, justo del otro lado del camino...
Ves, todo va bien.
Volverás a encontrar mi corazón.
Volverás a encontrar mi ternura acentuada.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas…
Muchas gracias por todo. Estaré siempre con vosotros.


 Con afecto, Miguel Mira