“DILEXIT NOS”
DIOS NOS AMA
Con motivo de la celebración del triduo al Sagrado Corazón de Jesús, ayer, miércoles 25 de junio, en la Iglesia de San Francisco, nos ofreció una charla el padre Martín Gelabert Ballester, OP, para comentar la última encíclica del Papa Francisco, “Dilexit nos”, sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo. Ya es conocido en nuestra ciudad su modo fácil de expresar las ideas del tema que trata en cada ocasión y así ocurrió al explicar y desarrollar este interesante mensaje del extinto Papa Bergoglio.
No me resigno a pasar por alto este evento y, por ello, transcribiré algunas notas del extracto que nos facilitó el propio conferenciante:
-Dios nos ama sin condiciones.
-Cuando no damos importancia al corazón, nos perdemos lo más importante de la vida.
-Las imágenes del Corazón de Jesús son el recuerdo de su verdadera humanidad, son recuerdo de quién es el adorable.
San Hipólito decía: “Sabemos que se hizo hombre, de nuestra misma condición, porque si no hubiera sido así, sería inútil que luego nos prescribiera imitarle como maestro. Porque si este hombre hubiera sido de otra naturaleza, ¿cómo habría de ordenarme las mismas cosas que él hace a mí, débil por nacimiento, y cómo sería entonces justo y bueno?”
Después de hablar de la espiritualidad no dolorista, sino de la confianza y de la devoción al Sagrado Corazón, afirmó que el Corazón de Cristo nos envía a los hermanos, nos envía a la misión, para referirse después breve pero vehementemente sobre la unión entre el Corazón de María y el Corazón de Jesús, para concluir en que solo el amor de Jesús hará posible una humanidad nueva.
-La charla se nos hizo corta, pero obtuvimos el recordatorio de claves esenciales para la comprensión de cómo el Amor de Cristo y el de María nos comprometen a los cristianos. Ignoro la publicidad que se hizo sobre esta conferencia, pero lamentablemente, como suele ocurrir, éramos pocos los presentes. No obstante, tuvimos la satisfacción de recibir el obsequio de un ejemplar de la encíclica. Prometo que la voy a leer y, si me hacen caso, adqujéranla. La verdad, son pocos euros y mucho que aprender.
Saludos, Miguel Mira
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Pasemos ahora a nuestros deberes de este finde.-
Evangelio de la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Mateo 16,13-19
“Viniendo Jesús a la
región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo:
—¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron:
—Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
Él les dijo:
—Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro,
dijo:
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo.
Entonces le respondió Jesús:
—Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne
ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo que tú
eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Infierno
no prevalecerán contra ella.
Y a ti te daré las llaves del
reino de los cielos; y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos;
y todo lo que desates en la tierra desatado quedará en los cielos.”
COMENTARIO
Por D. Joaquín Nuñez
Muchos años hemos predicado sobre este texto de San Mateo. La primera lectura de la misa del día nos presenta una imagen de la Iglesia primitiva y el carisma de Pedro, y cómo el Señor encuentra una buena persona, o un cristiano, en las manos de Dios, que salva a Pedro encarcelado de las manos de Herodes, y cómo ya en la calle piensa que Dios providente lo ha liberado de las manos de su enemigo y de la burla de los judíos. Eso lo sabemos de memoria.
En Roma esta fiesta la he vivido muchos años y allí se celebra con gran alegría, como si fuera el día del Papa encarnada en el sucesor de Pedro.
El Papa León XIV, como buen agustino, leerá la homilía a la luz del sermón 295 de san Agustín, “la pasión de los muy bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo ha hecho sagrado este día para nosotros. No estamos hablando de mártires desconocidos. Por toda la tierra salió su sonido y sus palabras llegaron hasta los confines del orbe de la tierra”. Lo más importante es el subrayado “que vieron lo que anunciaron”. San Agustín distingue la vida de uno y otro apóstol: al hablar de Pedro analiza “tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificare mi Iglesia”, dándole el poder de las llaves; la misión de la Iglesia es el atar y el desatar. A la Iglesia le queda como misión el tender puentes, como le hemos oído al Papa León en varias alocuciones.
Estamos a caballo entre el trescientos y el cuatrocientos, la Iglesia sale de un tiempo de persecución, pero esa libertad guarda en su médula un desarrollo de las más absurdas herejías. San Agustín participó en las más razonables, por eso se empeña en proclamar frmemente: “una grey con un solo Pastor”.
Nos encontramos hoy con una situación similar. Toda herejía es un arrancar del tronco de la fe una rama, un sarmiento de la Vid que es Jesús. Por ello, hemos de ver como dice Jesús (Juan 15:5), que para dar fruto hemos de estar unidos a la Cepa. Tenemos grupos que corren mucho, y otros anclados en tradiciones estéticas o con mayor apariencia teatral, carentes de toda trascendencia. No podemos ser víctimas ni de unos ni de otros. En todo caso, nunca de un tradicionalismo meramente estético. Lo más importante es la obra de teatro y no los decorados. Jesús hablaba en arameo y, sin embargo, los Evangelistas lo escribieron en griego.
Saulo es un converso de quien conocemos toda su vida. Su mayor enseñanza de vida es ir enamorándose de Jesús. Lo más importante es su enseñanza sobre quién es Jesús: (Fil. 3, 8-14) “…todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él…”. San Agustín termina su sermón: “Celebremos este día de fiesta, hecho sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Amemos su fe, su vida, sus fatigas, su pasión, su confesión, su predicación. Les dio la fuerza quien dijo… “Sin mí no podéis hacer nada”. Con estas palabras concluye su sermón San Agustín. Ojalá cada uno de sus sarmientos demos mucho fruto unidos a la Vid.
Que Los Santos Apóstoles nos bendigan.
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HASTA PRONTO