Eram…
Emotivo ha resultado el acto celebrado esta tarde ante el altar de Nuestro Padre Jesús Nazareno al término de los Oficios de Pasión.
Teníamos acordado celebrar el sorteo de la antigua imagen
de traslado, como hacemos según el reglamento de régimen interno cada Viernes
Santo una vez acabada la procesión de penitencia, pero esta vez privados de tan
histórica devoción por causa de las restricciones, esa cruz que necesariamente
nos vemos obligados a abrazar, tuvimos que modificar el modo de hacerlo.
Comentado con el Sr. Abad, pensamos que no debíamos quedarnos en una simple
insaculación, sin al menos dedicar una oración a Cristo en súplica por nuestra
salud corporal y espiritual. Item más, aunque gozamos de dos videos
extraordinarios procesionando nuestra imagen titular en Viernes Santo con el
acompañamiento del canto coral, creímos que sería oportuno ofrecer en vivo a
Jesús en el trascendente momento de pasar “de este mundo al Padre” recordado
litúrgicamente momentos antes, aquellos versículos de Jeremías profetizando las
insidias urdidas contra el Siervo de Yahvé: “talemos
el árbol en su lozanía…”. Y así se ha hecho.
El Sr. Abad, después de la introducción músico vocal con el “Christus factus est” de J. Bta. Comes, ha dirigido una breve ofrenda con sus letanías a Jesús Nazareno en el mismo altar, que ha acabado con el rezo del Padre Nuestro, posteriormente cantado por los cantores en la versión de Maurice Duruflé: “Notre Pere”, seguido del motete tradicional “Eram quasi agnus inocens…”
Ya teníamos los portadores asistentes desde el principio un nudo en la garganta, cuando al sonar ese profético canto, íntimamente afectado nuestro ánimo, hemos sentido deslizarse una lágrima de unos enrojecidos ojos expectantes y sentido latir el corazón con la desazón de quien espera y no comprende por qué no alcanza eso que espera, pero pone enteramente en Dios su confianza.
No nos nacía aplaudir, porque el sublime momento de cantar rezando o rezar cantando nos parecía demasiado breve; rezando así podríamos haber seguido mucho más tiempo, pero hubimos de descender de lo alto de aquel Tabor al sentir la mirada cómplice de Jesús, que sonreía diciendo: “Andad, amigos, ¡tome cada cual su cruz y sígame!
***
La imagen de Jesús
sorteada en el acto que os relato será próximamente recibida en su domicilio
por la hermana portadora Romina
Hernández García. Desde la Hermandad de Portadores felicitamos a la familia de
portadores nazarenos en la seguridad de que velará por ellos con su amor y
cuidado misericordioso.
Como siempre, un cordial saludo. Vuestro, Miguel Mira
-Fotos del dia 2,cedidas por D. Alfonso Rovira.
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