dissabte, 12 de març del 2022

DE CAMINO

Con un saludo especial…

            Después de un tiempo de silencio, hoy he de retomar esta ventana y abrirla para quien nos quiera leer…

            En concreto, para dejar constancia de que hoy, sábado 12 de marzo, con los falleros ya trajinando en nuestras plazas y dejando sentir el bullicio que tanto hemos echado en falta desde 2020, también los cofrades de las hermandades de Semana Santa estamos atentos a la preparación de nuestros tronos, de nuestras imágenes, incluso de la imprescindible reflexión sobre los misterios que celebraremos dentro y fuera de los templos, igualmente después de dos larguísimos años de espera.

            En lo que a la Hermandad de Portadores de Nuestro Padre Jesús Nazareno, hemos tenido un primer acto en orden a encauzar la logística y acomodación de los elementos propios para sacar a la calle nuestra imagen titular, cuestión no exenta de dificultades en tanto en cuanto es ineludible ser precavidos y procurar, en lo posible, que la llevanza de las andas principales sea segura y con la participación personal sin riesgos sanitarios.

            Así, como digo, hoy se ha procedido a revisar la plataforma móvil; se han colocado las barras al anda y se ha efectuado una prueba por la calle Corretgería, constatando que la suspensión de las ruedas es aceptable, pero se requiere alguna rectificación en el sistema de guía y frenado y también se ha comprobado que para tirar del conjunto serán necesarios más de cuatro portadores por barra. Ha de irse ultimando todo lo necesario. Vamos a ser optimistas y esperar que no resulte demasiado complicado y sí suficientemente seguro.

***

            De otra parte, quiero referirme al acto celebrado ayer en la Colegiata, a las ocho y media de la tarde, programado para elevar nuestras oraciones por el pueblo de Ucrania. Presidieron los sacerdotes de la ciudad,  a los que se unió el pastor de  la Iglesia Evangélica y asistió alguno de sus miembros. Habían sido invitada la comunidad de ucranianos residentes en nuestra ciudad, que se acomodaron en los primeros bancos de la nave central. Se habían colocado al lado de los púlpitos sendas telas con los colores de la bandera del país. La asistencia, a pesar de lo desapacible de la tarde, con lluvia, viento y frío, fue buena. Ya saben que llenar la Colegiata es complicado.

            Animó la oración el coro de la parroquia de los Santos Juanes. A la entrada, se repartieron velas y un impreso con la oración por la paz del Santo Padre.

             Después de la lectura de un pasaje del Evangelio según San Juan, se alternaron los cantos y la lectura de las oraciones que habían preparado las parroquias, hermosas y reflexivas, muy bien leídas desde el ambón, para acabar con el Padre Nuestro. Así, se anunció que una familia ucraniana lo rezaría en su lengua materna. Me sorprendió ver levantarse de su asiento un hombre joven, llevando de la mano a una cría pequeña. Llegó al ambón, la cogió en  brazos y –me emociono al contarlo- la nena, casi balbuciente, recitó la oración. Lágrimas, las hubo y, principalmente, en las filas de sus compatriotas. El Sr. Abad invitó a los presentes a abrir los brazos cuando el coro entonó la versión salesiana del “Padre  Nuestro, tú que estás…”  y se elevó, unánime y con sentimiento la oración que el mismo Jesús nos enseñó.

            Se había previsto salir a la calle con las velas encendidas y formar en la plaza un gran corazón con los colores de Ucrania, pero, al no ser posible por causa de la lluvia, se formó una procesión precedida por la bandera de aquel país, seguida del Santísimo Cristo del Carmen, sacerdotes y fieles, que se iba n incorporando sucesivamente  para una vuelta por el interior del templo entonando los cánticos que ofrecía el coro. Todos ya en su sitio, se rezó la oración del Papa Francisco.

  Bien, ya digo, el acto fue muy emotivo; pero esa emoción, en mi caso, se ha reproducido hoy cuando he leído en whatsApp un mensaje de D. Raul, el cura de Santos Juanes y Nuestra Señora de la Merced diciendo que en breve se iba a celebrar en La Merced el bautizo de una niña reciñen nacida, prima de la nena que rezó ayer el Padre  Nuestro, recién llegados a España, cuyo padre quedo en Ucrania y le llamó a la madre para decirle que, por encima de todo, lo primero que tenía que hacer es bautizar a su hija. ¡Sigo con el nudo en la garganta!

            Y rezo con ellos, Dios mío, ven en nuestra ayuda, apresúrate a socorrernos!  (Salmo 70-2)

 

            Vuestro, Miguel Mira