I
A guisa de
introducción.
Sabido es que es
esta una fiesta que tiene sus orígenes nada más y nada menos que allá por la
Edad Media, Siglo XIII, con celebraciones puntuales a iniciativa de la
religiosa Juliana de Cornilloni (Lieja). Oficialmente, fue instituida por el
Papa Urbano VI, aunque su celebración se ceñía al interior del templo. Fue el
pontífice Nicolás V quien por primera vez
(1.447) sacó en procesión la Sagrada Forma por las calles de la Ciudad
Eterna, ejemplo que dio lugar a la expansión por el orbe católico de esta celebración,
que arraigó de tal modo en España como lo demuestra el dicho popular: ''Tres
jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y
el día de la Ascensión''. Salvo el Jueves Santo, con la alternancia desde hace algunos
años entre laboralmente festivo o no festivo, que se mantiene en el calendario,
conveniencias sobrevenidas (1.989) provocaron el cambio a domingo tanto del
Corpus como de la Ascensión, aunque las celebraciones litúrgicas continúen calendándose
para en sus días tradicionales. En España, no obstante, algunas poblaciones
mantienen la festividad con toda solemnidad, como son Toledo o Granada, por
ejemplo, y otras muchas, incluso con declaración de interés turístico.
II
Xàtiva
y la Eucaristía
Para un
católico la Eucaristía es una verdad esencial en su vida de fe. Sin embargo,
hay momentos en que, al menos en apariencia, da la impresión de que somos un
tanto indiferentes ante la llamada a participar en un acto de adoración a esa
presencia de Jesús en el Sacramento.
Hablando a
nivel local, vemos cómo desde la época dorada en que la organización seglar de
la Adoración Nocturna sobresalía por el gran número de adoradores y la Acción Católica era un hervidero de jóvenes de
ambos sexos; desde que hubo lugar a manifestaciones como el Congreso
Eucarístico del año 48 del siglo pasado; desde que aquel fervorín fue decayendo,
más bien parece que a los católicos setabenses nos hayan dejado en stand by, en lo atinente a la relevancia
de mostrar erga omnes (ante todos)
que estamos ahí; que no somos indiferentes; que Cristo nos importa. Y, desde
este blog, puede parecer
contradictorio que quien escribe pueda decir esto; ya que si volvemos atrás un
par de hojas del almanaque, recordaremos cómo cientos de personas salieron a la
calle acompañando a ese Cristo, primero agasajado con palmas y olivos y después
escupido, ultrajado y torturado hasta la muerte. A ese Cristo representado en tan
bellas imágenes como las de nuestra Semana Santa. Y sí, la contradicción existe,
porque el Cristo que pasa por nuestras
calles el día del Corpus Christi es el Cristo del Jueves Santo; es el Cristo
del Domingo de Pascua; es el Cristo que se nos ha dado en su carne y en su
sangre, quedándose entre nosotros para siempre.
Si esa es
nuestra fe, ¿Por qué damos preferencia a aquellas tallas, por hermosas,
sugerentes y tradicionales que ellas sean, frente al mismo Dios que se expone a
nuestra adoración en la Sagrada Hostia?
Desde ya hace
años, demasiados, la procesión del Corpus Christi, en Xàtiva, despierta muy
poco interés en quienes pienso que no deberían quedarse en casa o convertirse
en meros espectadores. Y me refiero a fieles católicos en general, como en
particular me estoy acordando de aquellos penitentes de sobrias vestas o de
capas relucientes, que no fallan a la cita anual con su personal devoción por
uno u otro paso… y que no nos acordamos de Jesús vivo y verdadero el día dedicado
a su especialísima recordación.
III.
Los complementos.
De pequeño (y
ya tengo setenta y cuatro tacos) oía contar a mi abuelo cómo era el Corpus en
otro tiempo. Y a mí y a mis hermanos nos hablaba de aquella “degolla” de la
víspera del Corpus, de aquellos tradicionales actos previos a la festividad del
Jueves del Cuerpo del Señor. Se nos ha referido cómo tanto esa víspera como el
propio día de la fiesta había sido tan espléndida como lo era y es en Valencia.
En un momento dado, se fundó en nuestra ciudad la asociación de “Amics del
Corpus” con el fin de recobrar aquellas costumbres que preparaban esta solemnidad
con representaciones de escenas bíblicas y bailes populares: desde la magrana i els cavallets hasta la lucha
entre la virtud y el pecado: “la moma”.
Y con más o menos éxito se retomó lo que ha venido en llamarse la processó cívica. Desde un principio, a
mí, personalmente, me dice bien poco esta processó.
Salvo en muy pocos ejemplos, más que poco, no me dice absolutamente nada, qué
quieren que les diga. Pero puestos a aceptar las cosas como vienen, si nos
fijamos en el aspecto organizativo, hay veces que nos pasamos y, en otras, no
llegamos. Por ejemplo: este año se ha suprimido como tal la Cavalcada del Convit, y se vino a
representar en la Pl. de la Seu el Misteri
d’Abraham. Ciertamente este texto no es para ser representado plaza por
plaza; mejor sobre un escenario, que permitió que lo presenciara mayor número
de gente que la que solía acudir a la puerta del Ayuntamiento y después a
curiosear durante el recorrido. Pero, francamente, no fue la mejor actuación del
prestigioso grupo escénico "Teatre de la Lluna". El control de la megafonía, pésimo. Al Cor Polifònic apenas
se le oyó… En cuanto al Pregó, me
pareció inapropiado el modo y el lugar: pudo perfectamente haberse desarrollado
siguiendo un recorrido como de costumbre, aunque se hubiera acortado, hasta
llegar la colla de chirimiters, la cobla,
el pregoner i els coheters a la Plaza y dar comienzo la representación
teatral. Supongo que el recorte sería cuestión de dineros; de los que no hay,
claro.
Y ya en la procesión
eucarística, sigo sin explicarme por qué no la organiza nadie. Digo nadie. Y
prefiero no extenderme, porque me temo que no es éste el espacio idóneo para mi
desahogo.
Por supuesto,
sé que nadie tiene que coincidir necesariamente con estas reflexiones. Estaría
bien que quienes las lean introduzcan algún comentario motivador para que la gente se anime a
participar en la más importante procesión que se celebra por la Iglesia
Católica. Lo que me da pesadumbre es decir esto: ¿Es necesario motivar a un
católico para dedicar un pequeño sacrificio en honor a Jesús Sacramentado?
Pues bien. Ya
me he extendido demasiado. Vaya mi más cordial saludo. Como siempre, vuestro,
Miguel Mira.
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