AGOSTO 2017
I
Esglesia en Xàtiva
La revista
interparroquial publica un número extraordinario dedicado especialmente a
nuestra Patrona la Mare de Déu de la Seu, con mención expresa, no obstante, del
patronazgo de San Félix, del que se aportan unas notas interesantes. El motivo
de esta referencia a la revista tiene que ver con un artículo que se inserta en
ella, firmado por nuestro compañero en la Junta Directiva de
esta Hermandad, D. Juan Vicente Martí Arquimbau. Nos ha parecido oportuno, con
su autorización, reproducirlo aquí, al entender que aporta datos interesantes
sobre la imagen de la Virgen que sacamos cada año en procesión, y que nos
resultan desconocidos o, al menos, faltos de detalle.
El texto es el
siguiente:
“El modelo
original de la imagen procesional de la
Mare de Déu de
la Seu”
“Una
vez finalizada la contienda civil, el 1 de mayo de 1939, se acuerda realizar
una nueva imagen de la Patrona de Xàtiva con rapidez extrema, puesto que tenía
que ser bendecida y sacada en procesión el mismo 5 de agosto. Tal premura,
obligó a su escultor a realizarla prácticamente en tres meses, teniéndola que
retocar, ya que se hizo demasiado ancha. Además, la dificultad de este encargo
era mayor, dado que la imagen tenía que basarse en la antigua talla procesional
desaparecida, obra del gran escultor valenciano José Esteve Bonet en 1785.
La
inmediata reposición, obvió una documentación exhaustiva del encargo, así como
sus características, ya que no se conservaba ni el boceto ni el contrato del
encargo en la Comisión Diocesana de Arte Sacro. Esta comisión se creó muy
acertadamente por el entonces Arzobispo de Valencia, D. Prudencio Melo Alcalde,
ante la necesidad de inspeccionar la incipiente demanda de imágenes religiosas
para restablecer el culto en numerosos municipios de la zona levantina, tras la
destrucción de tantas esculturas sacras, evitando así la realización de obras
de escasa calidad artística o realizadas en serie, como las provenientes de los
talleres de Olot.
La
imagen procesional de la Mare de Déu de la Seu, fue realizada en el taller de
Royo-Rabasa, pero su escultor fue Enrique Galarza Moreno (El Grau, Valencia, 1895-Picassent, 2000) y su decoración
corresponde a José Ballester, que
policromó sus mejores obras. De esta manera, encontramos muchas imágenes
atribuidas popularmente a Royo-Rabasa, pero que verdaderamente fueron
realizadas por escultores noveles asalariados en su taller, como es el caso de
Galarza, quedando su verdadera autoría bajo el sello de la empresa o taller.
Este hecho se explica, debido a que Antonio Royo Miralles (tallista y
decorador), junto con José Rabasa Pérez (banquero) formaron una empresa qué
realizó centenares de imágenes ante la gran demanda de arte sacro de la
posguerra y pasando dichos encargos a los escultores y posteriormente a los
decoradores.
La
fuerte personalidad artística de Enrique Galarza hace patente su impronta en la
talla de la Mare de Déu, con el tratamiento de los pliegues vaporosos y la
dulzura de los rostros, tan característicos en su producción. Con todo, aunque
la imagen no consiguió la estilización de la antigua procesional de Esteve,
resultó muy acertada, siendo la primera imagen realizada tras la guerra civil.
En Xàtiva encontramos en el museo de l’Almodí una escultura suya, representando
a D. Attilio Bruschetti y en la Parroquia de la Merced y Sta. Tecla, un
crucificado que recientemente es procesionado en horizontal por la cofradía de
la Buena Muerte y N. Sra. de la Esperanza. Ya como obras más sobresalientes de
Galarza, cabe citar la Aurora de l’Ènova, los dos ángeles custodios de la Mare de Déu del Remei de Albaida, el Crist de la Sang de Guadassuar o el
magnífico trono procesional de la Mare de
Déu del Miracle de Cocentaina.
Este
año 2017, apareció en la Catedral de Valencia una caja con modelos
preparatorios en barro, provenientes del taller de Royo -Rabasa, donde pude
reconocer el modelo preparatorio inédito de la imagen procesional Mare de Déu
de la Seu. El modellino, aunque con
la cabeza y la mano mutiladas por el paso de los años, tiene un gran valor
artístico, ya que nos hace partícipes del proceso escultórico, desde el
modelado más expresivo en barro hasta su reescalado volumétrico y tallado en
madera de pino. Sería magnífico que este boceto escultórico se restaurara,
pasando a formar parte del museo de la
Seu, siendo expuesto junto con la obra definitiva. No obstante, es
importante haberla localizado y documentado.
Juan Vicente Martí Arquimbau hizo su tesis final de “máster” sobre la Mare de Déu de la Seu. En esa tarea tuvo oportunidad de examinar determinados fondos de archivo, encontró el modelo en barro de la imagen de que hablamos. Nos ha explicado que fue un hallazgo providencial, ya que la primera figura que sacó a ciegas de la caja en donde se guardaban varias figuras fue la de la Virgen de la Seo.
Nuestra cordial felicitación, amigo Juanvi.
II
II SANT FELIU
1. La vespra.
Tan solo reseñar
dos detalles: como saben, los días 29 al 31 de Julio se celebra el triduo en
honor a St. Feliu. Sábado y domingo la asistencia fue la habitual en días de
precepto; el lunes fue desolador comprobar que no éramos más de veinte personas
en San Francisco. Dicho queda.
En otro orden de
cosas, también saben que ese día se celebra el festival de bandas de música,
que ha venido en llamarse “El Portic de les nostres FEstes”, desde que fuera
concejal de cultura del Excmo. Ayuntamiento D. Vicente Torregrosa. El Gran
Teatre registró un llenazo. Quedaron libres algunos asientos en los palcos y en
el anfiteatro; pero llenazo para escuchar a nuestras dos bandas, que
estuvieron, como suelen, a la altura requerida.
2. La Fiesta
Ya
hace años que en la Ermita de Sant Feliu venía sobrando espacio para los fieles
que acudíamos a la Misa de las Ocho. Después de unos inicios pletóricos,
tracas, despertà, chiringuito con agua-limón incluido, al reencontrarnos con la
antigua costumbre de honrar al Santo en su Visigótica Catedral, en tiempos del
Abad D. Juan Vayá, se mantuvo con notable asistencia esta fiesta matinal
durante muchos años; y muchos de esos años, como quiera que en la ermita no
había armónium, D. Luís Martí Cuerpo y
servidor de ustedes trasladábamos primero y devolvíamos después a la
otra ermita, a St. Josep, el que allí había, para que la madre de Marcos
Soriano, Da. Amparo Granero (q.e.p.d.) de grata recordación, pudiera tocarlo
durante la Misa; y así, hasta que en tiempos de D. Manuel Soler se instalara el
órgano que allí permanece y que este año permaneció mudo. Pues bien, se le
ocurrió al Sr. Abad, D. José Canet, para tratar de revitalizar la decaída
fiesta, organizar una romería. A las siete de la mañana, desde la Colegiata, se
saldría portando unas cañas con un lazo rojo, siguiendo por St. Domench, San
Agustín, Trinquet, etc. hasta la ermita. Siendo optimistas, se dispuso de cien
cañas que facilitó el Ayuntamiento; y… fueron pocas, porque unos cuantos
rezagados nos quedamos sin caña. El recorrido se cubrió en menos de media hora,
por lo que hubo que esperar hasta las ocho para iniciar la celebración. Como
siempre, dentro del templo hacía calor; pero este año se incrementó por la ya
desacostumbrada participación. Francamente, la satisfacción del Sr. Abad estuvo
justificada. Si nos guiamos por el número de formas repartidas en la Comunión,
la recibimos doscientos cuarenta fieles, de los cuales algunos tuvieron que
seguir la eucaristía de pie. Estuvo presente el Sr, Alcalde, y me pareció ver a
dos concejales. Los junior volvieron a instalar su servicio de
bocadillos y bebidas, y la gente se sentó a tomar su almuerzo en los aledaños,
aunque no demasiada. Este detalle se debería cuidar para hacer atractiva la
espera en aquel atrio y el poder departir un rato amigablemente. Como pudimos hacer Marcos
Soriano, Alfonso Rovira, su hija política, Agustí Ventura y un servidor. Compartimos las viandas que Marcos
llevaba en su mochila y las bebidas que les compró a los Juniors, charlamos un buen rato y tuvimos ocasión de escuchar
interesantes aclaraciones históricas del
Sr. Ventura Conejero sobre las imágenes que se veneran en el maravilloso
retablo de la ermita: San Felix de Lyon y San Félix de Gerona, a las que se
había referido en su homilía D. José Canet, y nos enteramos del curioso
enfrentamiento entre los monjes trinitarios, que le daban preeminencia al Santo
francés, frente a los Mercedarios que mantenían su tesis a favor del
diácono martirizado en Gerona, que es en
realidad el Patrono de Xàtiva conforme puede probarse mediante antiquísima documentación.
3.- La tarde.
Misa solemne. Me
abstendré de comentar que no estuvo concelebrando (tampoco por la mañana)
ninguno de los párrocos de la ciudad. Supongo que sus razones tendrían (la de
D. Raul Jiménez, de peso: está en misiones en Mozambique), pero…
Bien, bueno, no
tan bien, porque después del éxito de la mañana…, la abulia de la tarde. Ya
sabemos que toda la vida ha pasado algo parecido, pero no es excusa. Muy poca
asistencia. No obstante, San Felix no se va a cansar de interceder por las
necesidades de los setabenses.
Por cierto, ayer
el Sr. Abad dio a besar la reliquia del Patrón que se conserva en la Colegiata.
Les aseguro que antes no recuerdo que esto se hiciera; y se trata de una
reliquia importante.
Con este rito y
el canto de los gozos terminó la fiesta litúrgica.
4. La noche.
“Joventuts
Musicals de La Cosera” organizó un concierto de piano para ofrecerlo en la
Iglesia de San Francisco, programándolo para las diez de la noche, con el beneplácito del Sr.
Abad y del Excmo. Ayuntamiento, con el
patrocinio de alguna empresa de la ciudad.
Comenzaré por la
reflexión de la oportunidad, no del concierto, porque toda expresión culturas y
más si es de la categoría del que comentamos nunca está de más, sino todo lo
contrario. Me refiero al día, hora y circunstancias. Tan es así que el acto se
retrasó un cuarto de hora largo, porque a la hora en punto éramos muy pocos los
que estábamos expectantes con el agobio de una temperatura sofocante.
Presentó el
concierto una representante de la entidad organizadora y, la verdad, mereció la
pena el agobio, porque el concierto fue extraordinario.
La pianista
setabense Joanna Chuliá Langa nos deleitó con su ajustada interpretación de la
Sonata nº 5 de Beethoven, que el público agradeció con su aplauso.
Nos sorprendió
después el pianista Arcadie Triboi, que estuvo apoteósico en su interpretación
magistral de la Sonata en Si bemol mayor, de Schubert, de memoria, con cuyos
cuatro movimientos no solo nos hizo disfrutar, sino que él mismo demostraba
estar viviendo la música. Al acabar,
tanto la sonata como el precioso y virtuosísimo bis que nos regaló, el público
puesto en pie aplaudió larga y efusivamente.
Enhorabuena a los
intérpretes y a la organización; pero para el anunciado segundo concierto el
próximo St. Feliu debería –dicho sea con todo respeto- tratar de mejorar
publicidad y condiciones ambientales del
auditorio.
Como siempre, un
cordial saludo. Miguel Mira
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