XÀTIVA,
PACO PERALES Y EL CÒR DE LA GENERALITAT
Todo un lujo. U n
regalo inapreciable, un acontecimiento singular… Un concierto emotivo y
memorable. No es mi intención al escribir estas líneas sino expresar lo mismo
que le he dicho a nuestro querido amigo Paco esta mañana: no te llamo para darte la enhorabuena; te llamo para darte las gracias
porque anoche me sentí verdaderamente feliz ante tan maravilloso concierto…
Comenzando
por Verdi y acabando por Donizetti, la selección de fragmentos de ópera y
zarzuela era atractiva, y la interpretación no dejó a nadie indiferente; pero,
como digo, al no ser éste un trabajo de crítica musical, me limitaré a decir,
en lo que a la primera parte del concierto se refiere, que al terminar el
conocido “coro de los susurros” (final del segundo acto de Madama Butterfly)
grité ¡¡¡bravo!!! con toda mi alma. Sí, Paco, fui yo, aunque pareciera impropio
ante un momento tan especialmente sereno, íntimo, atrayente…; y, luego, el
delirio con “il coro dei servi” del
Don Pasquale, esa gracia explosiva y vibrante, que transmitió al público ese
mismo efecto y el aplauso atronó la sala.
Y, tras un breve
intermedio (no digo descanso, porque nadie estaba cansado…) comenzó la segunda parte, más “casera”,
simpática y popular dedicada a la
zarzuela. ¡Qué gozada! Disfruté “como un cosaco”, valga la vulgaridad, mucho,
indeciblemente, con los coros de pajes, primero, y doctores, después, que
conocía desde pequeño, porque –como sabéis- “El Rey que rabió” fue el buque
insignia de La Nova en tiempos gloriosos, y conocí a varios de sus intérpretes,
entre ellos mi padre…¡Genial!
Me divertí con
fruición al escuchar una música y una letra que tanto mi mujer como yo podíamos
tararear sin equivocarnos. Ambos somos apasionados de ese mal llamado género chico.
Con
las seguidillas de La Verbena de la Paloma, terminaba oficialmente el
concierto, y la ovación fue de gala. Claro es, el Maestro no se hizo de re rogar,
porque tenía preparado y todos lo esperábamos, el obligado bis; y el coro atacó el “va
pensiero”, de Nabuco (tercer acto) y Verdi se hizo presente con esa música
portentosa, que, queriendo o no, mueve el sentimiento, se empañan los ojos y se
te anuda el alma en la garganta…
Pueden imaginarlo: la
gente en pie,
las manos en un gesto imparable, testimoniando gratitud, satisfacción y transmitiendo vehementemente la general enhorabuena. El Maestro devolviendo emocionadamente el aplauso y decidiendo retirarse después de dos saludos, porque, si no, la sala hubiera seguido aplaudiendo…
las manos en un gesto imparable, testimoniando gratitud, satisfacción y transmitiendo vehementemente la general enhorabuena. El Maestro devolviendo emocionadamente el aplauso y decidiendo retirarse después de dos saludos, porque, si no, la sala hubiera seguido aplaudiendo…
ANECDOTARIO .
-Asistencia.- Pudo y
debió ser mayor.
-Protocolo.- Sin
comentarios.
-Me consta que el
señor director, que salía al escenario tan tranquilo, contento y satisfecho por estar en su casa, se
emocionó ante el cerrado aplauso con el que fue recibido. Y no menos emocionado
estaba cuando, al final, tuvo que decidir abandonar junto al pianista el
estrado, entre la atronadora ovación del público puesto en pie.
Para acabar. Le doy mi
más sincera enhorabuena al Coro y al pianista, D. Francisco Hervás. A Paco, ya
lo he dicho, mi gratitud pro ser como es, por hacernos disfrutar con el
carácter que imprime a sus músicos desde sus tremendos conocimientos y desde su
elegancia en la conducción del coro, sacando provecho a cada nota, a cada matiz…
Gracias por regalarme tu amistad.
Ilmo. Sr. D. Francisco
José Perales Ferre: vuelva usted pronto con ese gran coro; tráiganos su música;
pero quede claro: con el coro o sin él siempre será bienvenido, porque usted sí
que es profeta en su tierra.
Al menos, esa es mi
opinión.
Cordialmente, Miguel
J. Mira
(Fotos: Juanvi Martí y Alfonso Rovira)
(Fotos: Juanvi Martí y Alfonso Rovira)
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