En el
Tabor
Por Miguel J. Mira
El domingo16 de Septiembre de 2018, asistí en la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced
y Santa Tecla a un importante evento; ya saben: después de muchos años de
servicio pastoral del querido D. Juan Aguilar, ese afable y servicial jienense
convertido a socarrat, que –contra
toda lógica- cuenta que en su tierra le dicen ¡que ha perdido el acento…!, el
Cardenal Arzobispo ha tenido a bien nombrar Cura Párroco de esta comunidad que
peregrina en Xàtiva a quien ya era su Vicario desde hace algunos años. D. Raul
Jiménez Sanchis, que habrá de entendérselas, en un dos por uno, con ese
entrañable “Raval” de sus entretelas,
del que se enorgullece sin duda San Juan de Ribera, y la complejidad de una
iglesia de probada solera histórica, sus tradiciones y sus costumbres. A ambas
las preside María, la Madre de la Iglesia, bajo la atenta y filial mirada de
Jesús en el lisostrotos, de espinas
coronado, y en la Cruz que nos redime.
Quería
y quiero decir que estuve en la solemne Misa, a la que presidieron el Vicario
Episcopal, el Sr. Abad, los Párrocos de San Pedro y Nuestra Señora del Carmen,
el Rector del Seminario Menor y otros sacerdotes invitados, con Raul y con
Joan. Joan Huguet, recién ordenado y vinculado desde ya hace dos años a la Parroquia
de los Santos Juanes, donde también ejerció su diaconado aparte de su tarea con
los Junior Llum y Sal…
Ambos
han de compartir tarea y trabajo no les va a faltar, porque la mies es mucha…Más que bienvenidos, bienhallados…, porque
ya estabais aquí.
El
acto de entrada de estos dos sacerdotes a esta Parroquia fue largo. Comenzó a las
ocho y cerca estuvo de darnos la media; pero no hubo tiempo para distraerse. La
ceremonia fue ágil y muy bien preparada la liturgia que, como no podía ser
menos, animó el Coro de los Santos Juanes, coro que al decir de Raul, “donde
va, la arma”. Muy adecuada la música escogida, en el ofertorio, donde el coro
dio paso al órgano y a un violín, y al canto del Ave María por una conocida
contralto setabense, ayudándonos todos a rezar.
Estuve
muy atento; incluso me emocioné en algún momento, en especial, en la dexología,
oyendo el grave y solemne “per ipsum, cum
ipso et in ipso! (Por Cristo, con él
y en él, del texto en la lengua llana) y, al final, me vino al pensamiento,
cuando vi, al darme la comunión, la cara feliz y sonriente de Raul, y al oir
tanto a él como a Joan sus palabras de saludo y agradecimiento, que, mutatis mutandis, ambos se encontraban
en un nuevo Tabor; pero supe enseguida que no iban a tener la tentación de plantar
sus tiendas allá arriba; supe que tienen los pies en el suelo; que bajaron al
llano del quehacer diario y que ahí han de dejarse la piel por ambas
feligresías, con sus problemas, con sus afanes, con la mano en el arado, con
seriedad y competencia; e incluso, en ocasiones teniendo que actuar como dice
aquella vieja máxima: “suaviter in modo,
fortiter in re”; caridad y autoridad.
Empieza
una nueva etapa en La Merced. El Santísimo Ecce Homo, no me cabe duda, con su inagotable
misericordia, hará fructificar ese esfuerzo que prometisteis ambos: Cura y
Vicario. Sois un buen tándem. La Madre, en sus advocaciones de La Merced y Fátima, la misma que estuvo, con su dolor y
su esperanza, al pie de la Cruz, os
bendiga a ambos.
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