dilluns, 13 de maig del 2024

UNA VEHEMENTE LLAMADA

 

“Spes non confundit”:  

«La esperanza no defrauda» (Rm 5,5)

 

            Bajo este lema, el papa Francisco ha convocado un año jubilar, que abarcará desde el 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026.

            Con tal motivo, según recientemente comentó el Sr. Abad, la Iglesia –los fieles- debía prepararse ya desde el pasado año con actividades encaminadas a una efectiva participación en el evento; pero 2023 fue copado por las celebraciones marianas en esta diócesis, y se pospuso para el presente 2024 la labor prevista. Por ello, en Xátiva hemos sido convocados a participar en un interesante estudio concerniente a las constituciones del Concilio Vaticano II. Las charlas comenzaron el jueves pasado, 9 de mayo, celebrándose la primera en la iglesia de St. Francesc a las 19’30 h., y continuarán los cuatro jueves siguientes a la misma hora, si bien probablemente las clases se impartirán en el salón de actos de las instalaciones parroquiales de la calle de Moncada, según sea la asistencia.

            Esta primera charla fue introductoria y se basó en el comentario del porqué de la convocatoria, algunas incidencias, temas de los trabajos  conciliares y algunos detalles de interés. El profesor quiso dejar claro que el concilio no pretendió (porque no podía) cambiar una coma de la verdad revelada, sino mas bien actualizar la forma de proclamarla, de explicarla o divulgarla. Algo que comentó al respecto fue que hemos de procurar dejar en su lugar adherencias que a lo largo de los siglos se han ido convirtiendo en apariencias irrenunciables, frente a la esencia de la revelación.

        Le escuchamos  durante una hora larga y, tras unas breves aclaraciones que pidió algún asistente, nos hicimos, a petición del profesor, una “foto de familia” al pie del altar.

            Escribo esto, porque habiendo sido la convocatoria para toda la ciudad, es lo cierto que no acudió al acto mas que un reducido grupo de personas, la mayoría alumnos que ya lo fueron el pasado año en los temarios que impartió el Instituto de Ciencias Religiosas, cuyos nombres recordaba perfectamente el profesor, más unos pocos que, habiendo asistido a la eucaristía como cada día, nos quedamos, atendiendo la reiterada invitación de D. Camilo, quien me dio la impresión de haber quedado un tanto decepcionado*. A fuer de ser sincero, no me vino de nuevas.            

            De otra parte, me ha parecido oportuno aprovechar esta ventana para recordar que no es la primera vez que aquí se ha hablado, en lo atinente a la Semana Santa y nuestras cofradías, hermandades y congregaciones  de la necesidad de estudiar y resolver sobre cómo sacudirnos el polvo del camino, de esas seculares e impertinentes adherencias y ver  qué es lo que queremos ser de mayores. La necesidad de vocear de cara a nuestros cofrades que lo importante no es  vestir nuestro hábito penitente a cara descubierta u oculta con un verduguillo o con un capirote, y promover alguna actividad formativa. Aquí tenemos el ejemplo: se nos brinda una oportunidad espléndida y no haceos ni caso. Decidme que no es verdad. Pero ya he dicho que no me viene de nuevas. A mí se me ocurrió cuando era joven proponer a la Hermandad hablar seriamente sobre cuál era la Semana Santa que queríamos, en un mini-congreso local (algunas asociaciones todavía no existían), y quien menos me lo esperaba, se rio, se levantó y nos fuimos…, y así vamos.

            Queridos amigos. Si de algo sirven estas palabras, me alegraré. En todo caso, os recomiendo que hagais un hueco: este próximo y los otros tres jueves siguientes, el Vaticano II en la casa de la Iglesia en la calle de Moncada, 19’30 h.

            Un cordial saludo, Miguel Mira

* Me dice  el Sr. Abad que en realidad no le decepcionó la poca respuesta y que tal vez convenga hacer más publicidad en próximos cursos. Gracias D. Camilo por leernos.