Por primera vez en la historia de nuestra Semana Santa fue su pregonero el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo de Valencia, quien desde el día 22 de Septiembre de 2.013 le había manifestado a la Comisión de Pregón de la Hermandad de Cofradías su disposición para hacerse cargo de tal encomienda. Este es un testimonio de primera mano y me van a permitir ofrecerles la siguiente crónica:
INICIAMOS LOS
ACTOS DE LA PRÓXIMA SEMANA SANTA CON
EL TRADICIONAL PREGÓN
PREGONERO DE
2.014, EXCMO. Y RVDMO. SR. DON CARLOS OSORO SIERRA, ARZOBISPO DE VALENCIA Y
VICE-PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
23 de Marzo. A las doce de la mañana, en el atrio de la
Iglesia Colegial Basílica de Santa María, recibieron al Sr. Arzobispo de
Valencia, D. Carlos Osoro Sierra, el Sr. Abad y Cabildo Colegial, el presidente
de la Hermandad de Cofradías de la
Semana Santa de Xàtiva, el Consejo de Pastoral y la representación del
Ayuntamiento.
Una muy buena asistencia.
Actuó en la introducción del acto Da. Isabel María
Cortés, Secretaria de la Hermandad de Cofradías, quien, después de los saludos
de rigor, llamó a D. Arturo Climent para que hiciera la presentación del
Pregonero. Acabada ésta, al tomar la palabra D. Carlos Osoro, después del obligado
saludo protocolario, comenzó con una pregunta, cuya respuesta fue el hilo
conductor de todo su extenso parlamento:
¿Qué tiene que representar hoy la Semana Santa?
En la Semana Santa hemos de representar al Dios de la
Misericordia. La importancia de sacar a la calle nuestros pasos radica en lo
que ellos representan: Dios nos ama, y el camino del hombre es el amor de Dios,
que nos regala su misericordia y jamás nos deja solos. Escuchémosle, abrámosle
las puertas. Eliminemos pesimismos y quejas y busquemos el abrazo de Dios.
La presencia de las imágenes en la calle es una
provocación a salir de nuestra particular geografía y entrar en otras
dimensiones, en otros acentos, que nos invitan a transformar el mundo. Las
imágenes nos muestran el amor de Dios y nos recuerdan aquellas palabras del
Jordán o del Tabor: Este es mi Hijo amado, escuchadle…
Reiteró nuestro pregonero el aspecto provocativo de las
procesiones de Semana Santa, que han de llamar la atención de que Dios es rico
en misericordia; de que Dios es un Dios cercano, un Dios que tiene rostro y es
testimonio profundo de la dignidad del ser humano, de su vocación suprema, de
la misión que tiene el hombre, y hemos de descubrirlo para hacer presente esa
misericordia, que es el atributo más bello de Dios.
En esa línea, el Señor Arzobispo, hizo mención expresa de
la parábola del hijo pródigo o del padre misericordioso, como prefiere él
nombrarla, para basar su referencia a la actual situación de la humanidad:
salimos de la casa del Padre, le ignoramos, le apartamos, le retiramos…
Y reiteró cómo en las procesiones se nos sigue llamando
para que hablemos del amor que nos tiene el Padre, que permanece fiel, que no
nos abandona aunque le demos la espalda y siempre nos espera, siempre sale a
nuestro encuentro.
Denunció cómo hoy el hombre está prescindiendo de Dios y
cómo quiere establecer su justicia, ignorando la justicia de Dios,
prescindiendo también de ella, cuando en verdad la medida de la justicia es la
misericordia. Dejémonos abrazar por Dios, que ese es el mayor bien de la humanidad.
El amor es el principal mandamiento cristiano. Y nuestro compromiso es
lanzarnos a descubrir el amor que nos une a Dios y al prójimo. Esto es esencial.
D. Carlos citó a Madre Teresa para referir de nuevo la trascendencia de la misericordia y
el perdón.
Finalmente, elevó una oración pidiendo que nos alcance la
misericordia de Dios y se incremente nuestra fe.
Para terminar, refirió su gran confianza en María,
nuestra Madre, su amor por ella, su agradecimiento, y citó al poeta de su
tierra Gerardo Diego, de quien leyó la conocida y hermosa poesía que comienza
así:
Dame tu mano,
María,
la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla…
la de las tocas moradas.
Clávame tus siete espadas
en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía
tarde negra y amarilla.
Aquí en mi torpe mejilla
quiero ver si se retrata
esa lividez de plata,
esa lágrima que brilla…
Un pregón que nos invita a meditar ante las negativas actitudes
que se patentizan en la sociedad actual y aquellas que los cristianos debemos
adoptar, profundizando en el significado de aquello que estamos representando
al sacar a la calle nuestras imágenes. Un pregón que debe movernos a reflexión
sobre cuál es nuestra postura y cuál debería ser nuestro testimonio.
El Sr. Arzobispo recibió el agradecimiento de los
concurrentes mediante un prolongado aplauso. Después, el Señor Presidente de la
Hermandad de Cofradías pronunció unas palabras de agradecimiento, felicitando a
D. Carlos por su reciente nombramiento como Vicepresidente de la Conferencia
Episcopal, y expresó su deseo de que todos seamos consecuentes con esa fe que
decimos profesar.
Además, la Hermandad de Cofradías obsequió a D. Carlos
con una imagen de la Virgen de la Seo con su urna; y se le entregaron unos
libros de parte del Excmo. Ayuntamiento: La Historia de Xàtiva y Xàtiva, els
Borja.
Para finalizar el acto, actuó, con el patrocinio del
propio Ayuntamiento, el Còr Polifònic Ciutat de Xàtiva, que ofreció un breve
concierto de música sacra, con el preciosismo y perfección a que nos tiene
acostumbrados, siendo muy aplaudida la interpretación de las obras con que nos
deleitó.
Comimos con el Sr. Arzobispo un buen número de
representantes de las distintas cofradías y sus consiliarios, de todos quienes
se despidió prácticamente uno por uno, teniendo siempre palabras de cercanía y
cordialidad, para desplazarse hasta Alicante, donde había de presidir otros
actos relativos a la Santa Faz. El Señor Presidente de la Hermandad, en nombre
de ésta, le dedicó unas palabras para decirle que puede contar con nosotros
para lo que quiera.
A quienes leáis esta primera crónica de la Semana Santa
2.014, gracias por vuestra atención. Saludos cordiales, Miguel J. Mira.
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