Como decíamos ayer…
…el
miércoles, 28 de Febrero, se celebró la segunda Mira Estacional en la Parroquia
de Nuestra Señora del Carmen. Si hemos de hablar de asistencia, constataremos
que hubo algunos huecos. Y como en Santos Juanes, no fue para echar cohetes la
presencia de cofrades. Es lo que vi a pesar de mi mácula.
Reflexionamos
con sosiego reconfortante, conducidos por la cuidada homilía de D. Rafael
Vaello, y acompañó la oración eucarística el canto de buenas voces
neocatecumenales. Es una pena que no reciban el beneficio innegable de estas
íntimas (aunque “masivas”) misas estacionales más personas. Uno piensa que la
iglesia que nos acoge cada miércoles debería quedarse pequeña; pero no es así.
También fuimos obsequiados con un hermoso separador con la imagen de La
Dolorosa.
EL PREGÓN
Buen
trajín el que se montó en El Carmen el jueves, día 1, cuando acudimos algunos a
colaborar en la disposición de bancos y remodelación de espacios para que al
día siguiente se desarrollara el acto programado cómoda y adecuadamente.
Cofrades de La Dolorosa se ocupaban de trasladar la imagen fuera de su
ubicación habitual, aproximándola al altar para que pudiera ser vista y
venerada con mayor proximidad; el movimiento de bancos y nuestro ir y venir,
componer y descomponer el puzzle, causaban el subsiguiente alboroto; y a ello
se unió la orquesta de La Nova, que tenía que ensayar y así lo hizo. Tras ese
totum revolutun, al fin, todo quedó
dispuesto, a falta de pequeños detalles que se subsanaron ayer, día 2, viernes,
día del pregón.
Permítanme
un inciso, porque también ayer, a las seis y media de la tarde, comenzó en St.
Francesc el triduo a Nuestro Padre Jesús Nazareno con el ejercicio y la Santa
Misa, a la que asistí como otros cofrades y hermanos portadores y una discreta participación
de devotos. Y de allí, algunos nos trasladamos al Carmen.
Puntualmente,
dio comienzo el acto, con asistencia del Señor Alcalde y del Concejal de
Cultura del Excmo. Ayuntamiento. También quiso unirse a este evento el Señor
Vicario Episcopal, D. Melchor Seguí, rector de la parroquia de la que es
feligrés, en Ontinyent, el pregonero: D. Juan Vaello Cambra, quienes, con el Sr. Abad de la Colegiata, D.
José Canet, la presidenta de la Hermandad de Cofradías, Da. Eugenia Gandía y el
presidente honorario, D. Siro Díez, Síndico de la Purísima Sangre, formaron
presidencia. Se hallaban presentes consiliarios, presidentes de las distintas
asociaciones hermanadas (no todos), miembros de la Hermandad de Cofradías (no
todos) y muy pocos cofrades. Algunos familiares y amigos del pregonero, se desplazaron desde Ontinyent para asistir a
este acto, lo que es de agradecer. D. Rafael Vaello, Cura Párroco de Nuestra
Señora del Carmen, hermano del pregonero, se sentó junto a los otros sacerdotes
asistentes. Lamentablemente, hubo menos asistencia de la que se esperaba. Tal
vez nos equivocamos al programar el acto a las ocho y media de la tarde; no lo sé.
La pregunta del millón: ¿qué nos está pasando…? Por ahora, la dejamos sin
respuesta, pero tal vez es que algo no estanos haciendo bien.
Le
correspondió a Isabel María Cortés introducir el acto, tarea en la que ya va
siendo veterana en buen hacer, quien pasó el testigo a D. Raul Jiménez, Párroco
de Loas Santos Juanes, para que presentara al pregonero. D. Raul fue discípulo
de D. Juan Vaello en el Colegio Claret, del que éste fue director y sigue
impartiendo clases. Son paisanos; y
hemos de testificar que ex abundantia
cordis os loquitur…, como lo prueba el que D. Raul compusiera una hermosa y sentida “laudatio” más que una presentación al
uso. Destacó las cualidades humanas de su paisano y amigo y subrayó también su reconocido compromiso cristiano e incondicional
servicio a la Iglesia. Puso de relieve su sencillez, su afabilidad en el trato y su vocación por la docencia. Agradeció el
Sr. Vaello estas palabras, que dijo ser inmerecidas, porque no se consideraba
exento de defectos, y acometió con rigor la tarea que se le había encomendado
por la Hermandad de Cofradías y que nos dijo haber aceptado gustosamente.
Nos
propuso con claridad el significado de cada una de las celebraciones
litúrgicas, desde la entrada de Jesús en Jerusalén al Triduo Pascual, con la
institución de la Eucaristía y el orden sacerdotal durante la Sana Cena el
Jueves Santo, los oficios del Viernes Santo, muerto Jesús, la gloriosa resurrección en la vigilia del sábado y la mañana
del domingo. Después de aquel detenido y
expresivo memento, iniciado con el Himno Cuaresmal, fue glosando, según el
orden de desfile de nuestras imágenes en la procesión del Santo Entierro, el
detalle de la enseñanza que plásticamente transmiten, a la luz del relato evangélico
de la Pasión, para terminar invitando a todos a participar activamente en estas
próximas celebraciones.
Fue muy
aplaudido D. Juan Vaello, acreedor como lo era del general pláceme por tan magnífico discurso.
En una
breve intervención, Da. Eugenia Gandía, en su nombre y en el de la Hermandad,
felicitó a D. Juan Vaello y animó a los presentes a tomar parte en los actos
que hoy se han anunciado, rubricando el acto el Sr, Abad, también con breves y
sentidas palabras de agradecimiento e invitación.
Tras
entregarle al pregonero unos obsequios de la Hermandad y un detalle ofrecido
por el Excmo. Ayuntamiento, la orquesta de la Sociedad Musical La Nova nos
deleitó con un breve concierto, en el que Bach y Grieg dieron paso a las
versiones para orquesta de cuerda de las marchas procesionales Solemnidad y -cómo
no- Mater Mea, para acabar con un bis muy aplaudido como el conjunto de las
interpretaciones.
La
verdad es que se nos hizo muy tarde, lo que digo, no porque me molestara a mí
personalmente, sino porque algunas personas tuvieron que marcharse antes de
finalizar el concierto y, como ya he referido antes, se habrá de reconsiderar en
lo sucesivo el horario.
Acabado
el acto, como ya es costumbre, nos reunimos en una concurrida cena, en la que
la Hermandad quiso agasajar a sus invitados y en la que la mayoría de cofradías
estuvieron representadas.
Vuestro,
Miguel Mira.
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