dissabte, 25 de març del 2023

Y SEGYIREMOS COMENTANDO

 

            SEGUIMOS EN CAMINO.

            En la presente Cuaresma se retomó la iniciativa abortada durante la pandemia, que pretende aunar en una sola celebración eucarística la oración colectiva de los católicos que peregrinamos en la Iglesia Xàtiva. El día 22 de marzo fue el cuarto miércoles con celebración de la Misa Estacional.

                                                                        



            No es que desde el primer día me dedicara a contar asistentes, pero es notorio que la respuesta de las cofradías y fieles en general no ha sido espectacular precisamente. Tal vez seguimos sufriendo la secuela de aquel impertinente encierro de hace tres años y nos persigue el síndrome de la caverna…

            El miércoles 22 de marzo, coincidiendo con el novenario al Stmo. Ecce Homo, la iglesia de la Virgen de la Merced y Santa Tecla sí que estuvo más concurrida, lo que es motivo de satisfacción, pero sin echar cohetes; incluso, al terminar la Misa y comenzar el ejercicio del novenario, mucha gente se marchó. Ciertamente, era algo tarde, porque la celebración se alargó tanto como se alargó la homilía; pero pienso que el Ecce Homo merecía cinco minutos más de atención.

                                                                       



            Cabe destacar que la Congregación del Stmo. Ecce Homo y la Cofradía de Ntra. Señora de los Dolores son las únicas asociaciones de fieles que mantienen los ejercicios dedicados a la Virgen y a Jesús en su forma y contenido tradicionales: novena y septenario. No puedo dar fe de cuál es la respuesta de cofrades o de fieles, porque no asisto habitualmente ni a una ni a otro, aunque, al parecer, tampoco es demasiada.

              No obstante, me alegré de quedarme hasta el final, porque los gozos antiquísimos y, en especial su música, me emociona.

            Esperemos que el próximo miércoles, en la Colegiata, signemos estas celebraciones unitarias con una significativa participación.

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            Y ya entramos de lleno en el programa procesional.

            Viernes, 24 de marzo. “La Camilla”.

            La Cofradía del Traslado del Cuerpo de Cristo al Sepulcro cumplió puntualmente con el ya tradicional y transitorio cambio solemne de ubicación de su restaurada imagen de Cristo yacente en su renovado trono, pasando desde el templo donde se venera, es decir, la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes, y en el que se halla positivamente integrada la cofradía, hasta la “Casa de la Ciutat”, donde permanecerá expuesto a los visitantes hasta el Viernes Santo, cuando de buena mañana se traslade en procesión ¿multitudinaria? Hasta la Colegiata para participar en la procesión general de la tarde. He escrito entre interrogantes lo de multitudinaria porque así ha venido siendo desde sus inicios; pero aquel síndrome al que antes me he referido tuvo marcada influencia el pasado 2022.

            Este año también fue escasa la asistencia de acompañamiento y sí que me pareció más nutrida –pero no mucho- la de cofrades con vesta; eso sí, desfilando en perfecto orden. La banda de tambores propia de la cofradía la vi muy nutrida. El trono, arreglado con mucho gusto. Presidieron, como es usual, además de la Hermandad de Cofradías, la corporación municipal y cerró el cortejo la  banda de música e La Nova, con bandera.

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            Escribo esto el sábado, 25, día de la Encarnación, cuando por la mañana se ha procedido a bajar de su camarín la imagen titular de la Cofradía y Hermandad de Portadores de Jesús Nazareno, con el estreno de un artilugio ideado para mayor seguridad de acceso a lo alto del edículo, y la preparación de esta imagen para dejarla a punto de ser procesionada el próximo Jueves y  Viernes Santos.

            Esta noche le corresponde itinerar al Santo Sepulcro.            

            Y allí estuvimos. Nos invitó la señora clavariesa y no debíamos fallarle ni mi esposa ni yo, aunque ya se nos van haciendo cuesta arriba estas nocturnas deambulaciones. Dicha sea la verdad, fue de agradecer que el recorrido por ella elegido fuera discreto y directo. La procesión, contando con las frecuentes detenciones de los timbaleros, duró exactamente una hora; y tanto es así que la banda de música de La Nova no pudo interpretar más allá de seis marchas procesionales. Lucido fue este cortejo el Santo Sepulcro. Es de agradecer que aquel síndrome que cité más arriba permaneciera en la lejanía. Esta vez sí que respondieron fieles y cofrades según la inveterada tradición, además de la ya también acostumbrada participación de otras representaciones de cofradías invitadas. Enhorabuena. Nuestra amiga Concha Gutiérrez nos recibió emocionada y podía estarlo por las dos razones: porque recibió a Jesús en casa y por la envidiable participación en su acompañamiento.

            Con afecto, Miguel Mira