divendres, 13 de setembre del 2024

NUESTRA RESPUESTA

    La reflexión que nos ofrece D. Joaqín sobre el texto que transcribimos ayer, es enjundiosa y merece una lectura sin prisa y exigente. Para mí, ¿quién es Jesús?

 HOMILIA DOMINGO 24/Ciclo B

Por D. Joaquín Núñez Morant, Canónigo Honorario de la Colegiata Basílica de Santa María. Xàtiva 15-9-2024

            Parece ser que cuando Jesús va a Tiro y Sidón, según dicen los especialistas, los discípulos no lo acompañaban, como tampoco en la Decápolis. La pregunta de Jesús: “¿También vosotros os queréis marchar? provocó que muchos lo abandonaran.

            La fe débil o la falta de fe suele manifestarse de forma agresiva y fanática, y muchos se refugian en la tradición o en la costumbre y no encuentran el suelo bajo sus pies. Jesús provoca muchas veces y lo hace para iluminar primero y enseñar después.
Hemos iniciado este fragmento evangélico: Jesús y sus discípulos se dirigen a Cesarea de Filipo, hijo predilecto de Herodes, a quien dio la parte más rica del norte de Israel; admirable por su paisaje tan hermoso, como un paraíso, la tierra más fecunda de Israel. Allí está el palacio de Filipo, allí está el poder y riqueza del amigo y protegido de Roma que, por fidelidad al Emperador, le da a la ciudad el nombre de Cesarea. Allí hay templos a distintas deidades paganas, allí se gana y se pierde la dignidad, la libertad y lo más importante: el ser hijo De Dios. Jesús va a poner a prueba a sus discípulos y nos pone a prueba a nosotros, al ofrecernos su oferta de vida frente a la vida que envidiamos: Cesarea y todo lo que tiene, o aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.

            ¿Quien dice la gente que soy Yo? La gente sencilla dice que Juan Bautista… o uno de los profetas…           
            Pero vosotros, nosotros, ¿qué respuesta le damos? En boca de Pedro: Tú eres El Mesías. En un examen, matrícula de honor. Una memoria inútil, tanto que prohíbe, decírselo a nadie, todo se comprenderá después de la Resurrección, para que no confundan a la gente; de ahí que esa prohibición se repita a lo largo del Evangelio.
            ¿Qué concepto tiene Pedro y muchas veces nosotros, un nosotros muy amplio, muy común en todos los estamentos de la Iglesia?
            La tentación es muy grande, a sus discípulos de ayer y de hoy nos gusta mucho una Iglesia poderosa, para evangelizar mejor, con más medios. Todo eso lo hemos tenido, ya Inocencio III tuvo en sus manos el sumo poder espiritual y material, poder de poner o deponer emperadores. Como lic. en Historia de la Iglesia no es lugar de explicar los siglos de poder material, procurado por los más poderosos de la Tierra. Al Papa Zacarías (sigloVIII) le propuso Pipino el breve, padre de Carlomagno: hazme rey de los francos y yo te haré Papa. Uno de los hitos de desposorios del Trono y Altar.
Jesús (les) nos dice: el hijo del hombre, es decir, el hombre acabado, el prototipo de hombre, el que nos dice que aprendamos de Él, tiene una historia distinta de la que dibujaríamos nosotros, tiene que padecer…, ser reprobado y ser ejecutado; lo sabemos de memoria pero no queremos recordarlo, pero, “a los tres días resucitará”, expresión hebrea que indica una fracción de tiempo corto. ¡Cuántos siglos hemos perdido para casar tres días de viernes a la madrugada del domingo de Resurrección…!; Pedro ve que sus anhelos de poder se vienen abajo, “Señor eso no puede ser, has de poder contra tus enemigos, mira lo que perdemos, poder y riquezas.” “¡Ponte detrás de mí, apártate de mí Satanás! Piensas como los hombres, no como Dios.”
    Congregando a la gente, a sus discípulos y a nosotros mismos, nos dice la máxima que el psiquiatra Viktor Frankl tiene como principio de cura de todas las enfermedades psíquicas, e incluso el mayor nivel de cordura “quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio se salvará”.
Seguir a Jesús supone: negarte a ti mismo, a tu egoísmo equivocado, a tu avaricia, a ser el centro de todo, a tomar tu cruz, tu realidad, tus circunstancias para que no te derroten, y entonces, mirando muchas veces hacia atrás le diremos: Señor quiero seguirte.

             El domingo próximo continuaremos.


    Feliz domingo a todos y todas. El señor nos bendiga.

 

 Hasta la semana que viene, si Dios quiere. Saludos, M. Mira