dissabte, 19 d’octubre del 2024

¿Cuál es n uestro sitio, Señor...?

 

NO HE VENIDO A SER SERVIDO…

 

         Hoy se nos presenta por San Marcos un pasaje de suma importancia y un tema tan recurrente como las eternas disputas por el poder. Esta cuestión merece una lectura detenida del texto, que será iluminada por la reflexión de D. Joaquín que abajo se transcribe. Buen finde. Saludos, Miguel Mira

 

         Del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

—«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

—«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

—«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replico:

—«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

—«Lo somos».

Jesús les dijo:

—«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo:

—«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos». 

 

HOMILÍA


              29º  Domingo del tiempo ordinario ciclo B. Mc.10,35-45.

    En el fragmento de hoy, leemos una escena nada edificante, la que protagonizan los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan.
     Por tercera vez, Jesús les anuncia su Pasión. Cómo lo prenderán, lo escarnecerán, lo martirizarán, le darán muerte, pero al tercer día resucitaría. Jesús les explica el momento más importante de su vida, su destino. En ese contexto, Santiago y Juan , pensando sólo en ellos mismos, le piden a Jesús: “Maestro, quisiéramos que hicieras lo que  te vamos a pedir”. “¿Qué queréis que haga por vosotros?”. -“Concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda el día de tu gloria”.
    Esto nos lleva a la siguiente reflexión: Antes que nada, la soledad de Cristo, lo siguen muchos, lo seguimos muchos, pero Jesús continúa estando solo. Vamos a Él a pedirle, a no interesarnos por lo que hoy le urge: la guerra, el hambre la muerte de seres inocentes, cuando en último término, debería urgirnos Él mismo. No nos importa lo que necesita, solo lo que queremos nosotros.
     Parabólicamente, San Marcos trata de decirnos cuantos satanes (vicios, pecados, tentaciones no vencidas) dominan nuestra vida. Hoy vemos en la actitud de Santiago y Juan el satán del “Poder” el gran pecado de la Iglesia desde el más humilde sacristán al Papa de Roma, desde el soldado raso al Rey, ese es un grave pecado que encontramos en todos los estamentos. Frente a un Julio II tenemos a San Francisco y así  compensamos la santidad de la Iglesia. Modelos a no imitar y Santos a quienes seguir.
    Otra vez hemos de recordar “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón“; hemos de a prender de Él. Limpios de “satanes” de ansias de poder, de avaricia, de orgullo y soberbia.

  Cuántas veces somos pretenciosos como Santiago y Juan: “el cáliz que yo he de beber lo beberéis”. Cuando Marcos nos escribe estas cosas Santiago ya ha bebido el cáliz y Juan es un venerable anciano que está en Éfeso desde hace unos veinte años, con gran admiración de todas las comunidades.
     Nuestra gran pregunta, llenos de “humildad y mansedumbre”, libres de todo “satán” es : ¿que iglesia queremos? ¿humilde, sencilla, preocupada por toda injusticia, capaz de contagiar el amor a Jesús, de vivir con Jesús, de pensar como Él?. Queremos una iglesia que predique el evangelio con amor, donde la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, sin alharacas, sin esperar premio a cambio. El Gran Premio es sabernos amados por Jesús.
    No defendamos a Jesús como los otros apóstoles, movidos por envidia y queriendo tomar parte en el reparto, lo que provocó la primera división de la Iglesia: diez contra dos y dos contra diez.


Feliz domingo: Señor soy débil y pequeño, ayúdame a resucitar contigo.

JOAQUÍN NÚÑEZ