divendres, 23 de maig del 2025

YA ESTAMOS EN EL SEXTO DOMINGO DE PASCUA

 

Seguimos en El Camino

           

            Seguimos avanzando en el Tiempo de Pascua. El próximo domingo (1 de junio) celebraremos esa fiesta que no hace tantos años y a lo largo de los siglos era para los cristianos una de las que, con el Jueves Santo y Corpus Christi, luce más que el sol: la Ascensión del Señor. Claro, aquello de los Tres Jueves pasó al archivo; pero, al fin y al cabo, la conmemoración y nuestras reflexiones son las mismas. Si hemos seguido los comentarios de estos Domingos de Pascua no se nos escapará cómo la idea constante, que se nos transmite insistentemente como base de  nuestro ser testigos de Cristo se engloba en tres puntos fundamentales: Conocimiento de Cristo, Amor, Entrega…

            La pregunta sería: ¿Cómo han operado en nosotros estas reflexiones? Quizás nos encontremos todavía en aquella postura en que el ángel encontró a aquellos a los discípulos de Jesús en el momento de la Ascensión: “¡Galileos! ¿Qué hacéis ahí parados mirando al Cielo?”. Pero, vale, hoy corresponde pararnos a profundizar en el tema que se nos propone en el VI Domingo de Pascua, es decir, en el Evangelio de San Juan 14,2329.

 Por qué el Señor Jesús exige a sus discípulos hacer lo ...

            “…El que me ama de verdad se mantendrá fiel a mi mensaje; mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y haremos en él nuestra morada. Por el contrario, el que no me ama no se mantiene fiel a mi mensaje. Y este mensaje que os transmito no es mío; es del Padre que me envió. Os he dicho todo esto durante el tiempo de mi permanencia entre vosotros.  Pero el Abogado, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis cuanto yo os he enseñado y os lo explicará todo.

Os dejo la paz, mi paz os doy. Una paz que no es la que el mundo da. No viváis angustiados ni tengáis miedo.  Ya habéis oído lo que os he dicho: “Me voy, pero volveré a estar con vosotros”. Si de verdad me amáis, debéis alegraros de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, por adelantado, para que, cuando suceda, no dudéis en creer.

 

COMENTARIO

Por D. Joaquín Núñez

 

            Hay textos de tal profundidad que uno piensa ¿Cómo explicar hoy lo que nos dice Jesús? “Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado”, lo que nos dice enseñándonos. ¿Quién quiere aprender?. Vivimos en una cultura atea, pero, como decía un ateo honrado, así y todo no podía decir que no era cristiano. Hay una carga cultural de dos milenios de cristianismo junto al monoteísmo judío, la filosofía griega bautizada por santo Tomas, san Agustín y las Universidades del medievo, que para eso surgieron, y el derecho Romano. Toda esa amalgama ha sido el lecho desde el que se nos define como cristianos, más que el evangelio que terminamos de leer.

            “El que me ama guardará mi palabra” ¿Amamos a Jesús fruto del conocimiento que se convierte en fe, por la caridad como amistad, último peldaño del amor de donación total al otro? Jesús es admirado por muchos según su ideología pero no amado, no se les puede pedir que “guarden su palabra”, no entienden que “el Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él“.

            La consecuencia es la masa de cristianos que no cumplimos su palabra. Defenderemos que tenemos fe, que somos cristianos, pero no amamos a Jesús. No tenemos la sensación, el sentimiento que mueve nuestro corazón cuando amamos a aquel de quien nos hemos enamorado. Esa es la santidad, la que hizo que Carlo Acutis, un adolescente de quince años, cumpliera la palabra de Jesús.

     El próximo domingo celebraremos la Ascensión de Jesús a los cielos, el ciclo de las apariciones de Jesús. “La Paz os dejo La Paz os doy” esa es su despedida, la paz fruto del perdón, fruto de ser misericordiosos, de luchar contra toda injusticia, no una paz después de una guerra, sino la que evita que haya guerras, la que nos hace bienaventurados, la que nos hace conscientes de que “seremos dioses” la tentación de siempre, pero siendo perdonadores, como es Dios.

    Jesús nos dice que “estará con nosotros hasta la consumación de los tiempos”, este es el estadio que cada uno tiene para dibujar su santidad, para amar y “guardar su palabra”. Él subió a los cielos y ha vuelto para cumplir su promesa: ”habitar en nosotros cuando amamos a Dios, cuando el Espíritu Santo nos hará sentir el mismo amor, la misma mirada, la misma ternura de Jesús ante todo tipo de pobreza “los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia” (Mateo 11,5).

    Desearos un buen domingo de Pascua, que el Señor nos bendiga.

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Eso mismo, de corazón, os deseo como siempre. Saludos cordiales,

Miguel Mira