dilluns, 30 de desembre del 2024

A LA ESPERA DE 2025

 

Solemnidad del 1º de Enero

La Maternidad de María

            Hoy no cabe introducción alguna por nuestra parte, sino que vale la pena darle  la palabra a D. Joaquín, por medio del hermoso comentario que nos regala en estas vísperas de Año Nuevo.

Del Evangelio de San Lucas, 2,16-21.

            “Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño.
 Y todos los que oyeron se maravillaron de lo que los pastores les decían.
 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.
Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido en el vientre.”

 

Estampa Virgen del Ferruzzi fondo beis 1

COMENTARIO

    Los hombres hemos buscado siempre una respuesta, concretar al único ser que da sentido a toda la Creación. Sabemos lo que nos dice el Libro de la Sabiduría y lo que nos dice San Pablo. En la grandeza y belleza de lo creado quedamos admirados si sabemos buscar, porque Dios amoroso está más cercano de lo podemos pensar; como nos dice San Agustín: cuando más se alejaba de Él, Dios lo tenía más cercano.

     El hombre en su búsqueda ha inventado dioses aberrantes que tiranizaban a los pueblos. Mircea Eliade nos muestra en su Historia de las Religiones todas las formas, siempre esclavizantes, de los distintos dioses. Incluso analiza al Dios de la Biblia cuando es mal interpretado y mal usado por su pueblo.

     Los profetas nos acercan a un Dios que amenaza a un pueblo  infiel, un Dios que los entrega a sus enemigos. En los Salmos encontramos repetidas veces el anhelo de ver el rostro de Dios. El saber cómo es el Dios que les habla; incluso el hombre de hoy quisiera materializar al Dios en quien dice creer.

       La Carta a los Hebreos comienza afirmando: “En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios a nuestros padres… Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo.”

       Los pastores, avisados por el Ángel, son llamados a ver a ese Dios, un Dios no potente, no como nos lo imaginaríamos nosotros y a unos testigos de la catadura poco recomendable de unos pastores (era gente que tenía mala reputación, gente de poca confianza, ladrones muchos de ellos). Llegan al portal y ven a un Niño necesitado, un ser expuesto a todos los peligros. Esa es la respuesta a ese “queremos ver tu rostro”. El Rostro de Dios es este rostro bellísimo de un Niño. Ni María, ni José dicen nada; José con su silencio nos enseña cómo cuidar del Niño y de su Madre. María medita y guarda todo en su corazón, en su ser más profundo, donde reside su voluntad “hágase en mi tu palabra” o “hágase en mi la Palabra”, Palabra engendrada y dada a luz.

      La Maternidad de María es multiforme, el hecho de parir, mostrar el Rostro de Dios, ser testigo de la libertad que respeta el buen Dios, anunciar la salvación prometida en el nombre de Jesús, mantener el hágase en mi  según tu  palabra. Toda una vida de fidelidad de forma sencilla y descubriendo en sí la voluntad de Dios.

      A lo largo de los años, hemos añadido a la Circuncisión del Señor, en la que se le impone el nombre de Jesús, el día de La Paz, que no podemos olvidar, pues, todavía hay demasiadas guerras, a Jesús se le conoce como príncipe de La Paz, y, últimamente, hemos instituido el día de Santa María Madre de Dios.

      El pueblo fiel, no sin inspiración, canta en la liturgia copta, como en la bizantina, desde principios del s.III, la oración “bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios” que todos los días se reza en el oficio de vísperas. Pero ya en el Concilio de Éfeso, del año 431, se declara que María es verdadera madre de Dios.

     Ahora, nuestra misión, de alguna manera, es ser paridores de Jesús en esta sociedad,; mostrar el Rostro de Dios con nuestra vida, sin esperar grandes eventos, con el silencio de José y la contemplación de María, guardando también en nuestro corazón, en nuestra vida, la experiencia de Jesús.

       Feliz inicio de un Año Nuevo, que el Señor nos bendiga.

Joaquín Núñez Morant                  

***

            El dedicar especialmente un recordatorio al 3 de enero de 2021, es para mí un deseo y una obligación, porque hrá tres años que, celebrando la Santa Mira en la Catedral, Jesús llamó a su lado  a  nuestro querido y recordado D. Manuel Soler Espí. Particularmente, no tengo duda alguna que desde arriba se acuerda de nosotros. Digo yo que no es necesaria una proclamación solemne de la autoridad eclesiástica para tener la certeza de la santidad de quien dio su vida entera al servicio de Dios desde  la Iglesia. Y así lo mantengo. saludos, Miguel Mira

            Querido D. Manuel: ¡Ruegue por nosotros!

divendres, 27 de desembre del 2024

En la fiesta de la Sagrada Famiia

 

UNIDOS EN EL AMOR

            Dentro del tiempo de la Navidad, celebramos la Fiesta de la Familia. Para quien esto escribe y para mi esposa es una fecha ésta que recordamos con cierta nostalgia, a la vez que nos satisface recordar que hace ya demasiados años el Grupo de Matrimonios Parroquiales, de la Parroquia de Santa María, todavía siendo Abad D. Francisco Vicedo, de grata recordación, organizaba la celebración, comprobando en los libros de registro de la Colegiata, uno por uno, los matrimonios celebrados veinticinco y cincuenta años antes de la fecha, a quienes tratábamos de localizar. Aquellos de quienes conseguíamos saber situación y domicilio en el momento, eran invitados personalizadamente; después de la Misa, se les hacía un obsequio a quienes acudían y, en el salón de la Casa Abadía, teníamos dispuesto un modesto “ágape”, valga el eufemismo. Esta costumbre se mantuvo durante el ministerio de D. José Aliaga y en  buena medida en tiempos de D. Manuel Soler. Pero aquel grupo que añoro fue menguando por causas naturales, al ir siendo llamados por el Señor, uno tras otro. Confiamos en que se vaya recuperando la solemnidad con participación de las familias y su testimonio de amor  conyugal y la alegría que todos debemos compartir a ojos de la Sagrada Familia de Nazaret.

            Al recordar estas vivencias, me place ofrecerles, queridos amigos, cuál era la oración habitual de aquellos equipos de matrimonios y que bien podría dedicarse por aquellos que nos leal por sus propias intenciones. Es hermosa y dice así:

            Bendito seas, buen Dios porque sembraste el amor en nuestra casa.

Tú que alientas nuestras penas, cultivas nuestras alegrías y nos partes el pan de cada día, conserva este techo y cuanto alberga.

            Deseamos querernos mucho para poder amarte a Ti cada día más.

Todos nosotros somos tus hijos y los hombres son nuestros hermanos, porque esta familia nuestra, tan pequeña, se extiende hasta los cielos y rodea las naciones.

            Cuida nuestro hogar, Señor. Haz que vivan en él tus Santos Ángeles

para que nos guarden en paz. Que sea un camino recto que nos conduzca a nuestra casa del Cielo, y que tu bendición descienda todos los días sobre cada uno de los que en él vivimos.

            Bendito seas, Señor, porque sembraste tu amor en nuestra casa.

***

            Tras esta introducción, como digo, para mi esposa y para mí, tan emotiva, no debemos dejar de considerar en ese día la reflexión semanal, ésta sobre  la

            Sagrada Familia.       Evangelio de San Lucas 2,41-52.

Comentario

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.

Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

 

     La fiesta de la Sagrada Familia es muy reciente y, como siempre, para dar respuesta a una crisis o necesidad pastoral. Fue el Papa Benedicto XV quien la incluyó en el Calendario Romano General. Definitivamente, fue en la revisión de 1969 cuando se fijó en el domingo dentro de la octava de la Natividad del Señor.

      Todo este preámbulo nos advierte que ni la Sagrada Escritura ni la teología ha prestado el interés que hoy tiene. San Lucas nos ofrece el pasaje en que sus padres llevan a Jesús a Jerusalén a cumplir con la Ley. Entremos, pues, en el tema central, no solo de este pasaje sino de todo el evangelio: ¿Ley o Amor?.

        Los escriturístas nos dicen que ni Lucas, ni Mateo nos scriben una Crónica, pero sí nos presentan  un valor teológico que hemos de desarrollar.

        Solo se nombra a Jesús; ni a María ni José, padre o madre, como representantes de la Tradición, cumplidores de la Ley. Pierden a Jesús, el cual no está entre sus parientes, nada que lo identifique con quienes terminan de cumplir con la Ley.

    Al fin, lo encuentran y lo sorprenden contestando y preguntando sobre lo que, aún hoy, hacen los Maestros sobre la Ley. Ese es el tema vital del Jesús del evangelio: “sabéis que se dijo (la Ley) pero yo os digo…” (el Amor).

     A veces nos admirarán frases de Jesús como la de hoy: “¿Por qué me buscabais?, no sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” O lo que es lo mismo: Jesús estará siempre en la actual Casa de su Padre. Donde solo él es quien ha de hablar y, como en el templo, ha de preguntar y responder con los Maestros de hoy.

    Sus padres, sin comprender ni preguntar, solo confiados, bajaron a Nazaret. Jesús, con ellos, bajo su autoridad.

    Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres. Un Jesús totalmente nuevo, todo su crecimiento y desarrollo, nos mostrará que crece en lo que después vivirá y enseñará; un Jesús que nos enseña a amar; que es el único vínculo de unión verdadera.

    Esta fiesta se urge para salvar de la crisis matrimonial. No son las palabras ni los argumentos, solo el testimonio de vida de los cristianos que se aman; es la ayuda para aquellos en crisis de desamor, incluso hoy entre muchos cristianos se hacen cursillos, incluso una facultad para saber que es o debe ser el matrimonio cristiano, o unos grupos de pastoral matrimonial. Lo más importante es comprender místicamente en oración profunda, de intimidad con Jesús, que cada uno sea capaz de cambiar personalmente toda una vida.

     Jesús cambia la Ley por el Amor, única forma de cumplir la Ley.

      Feliz día de la Sagrada Familia, día de Amor y de Perdón enamorado, como Dios nos Ama y nos Perdona.

Joaquín Núñez Morant

 

            Es claro que nuestro estimado colaborador encara la celebración, profundizando en  la necesidad de darle a esa vida en común, a esa Pequeña Iglesia Doméstica, una pista innegablemente exigente, como exigente es la vida de cada cristiano, de cada comunidad creyente: la unión y reciprocidad en el Amor.

            Bendito seas buen Dios por sembrar el amor en nuestra casa.

            Saludos cordiales, Miguel

 

dimarts, 24 de desembre del 2024

Y EL VERBO SE HIZO CARNE...

 

    Natividad de Navidad imagen 1       

 

     Vaya por delante mi saludo a todos quienes visitáis este modesto lugar, donde, sin perjuicio de nuestras propias noticias o comentarios, procuramos animar la lectura de La Palabra; y, en particular en esta víspera de La Fiesta de las Fiestas. Hoy nuestro querido amigo y colaborador, D. Joaquín, nos invita a leer el hermoso texto con el que San Juan da comienzo a su evangelio, texto que, según mi humilde criterio, debería ser de preceptiva y frecuente atención. Pienso que no se puede decir más en menos espacio. Sí dice el Evangelista en el capítulo 1, versículos del 1 al 18:

  1. “En el principio existía el Verbo,
    y el Verbo estaba junto a Dios,
    y el Verbo era Dios.
  2. Él estaba en el principio junto a Dios.
  3. Por medio de él se hizo todo,
    y sin él no se hizo nada de cuanto existe.
  4. En él estaba la vida,
    y la vida era la luz de los hombres.
  5. La luz brilla en las tinieblas,
    y las tinieblas no la recibieron.
  6. Surgió un hombre enviado por Dios,
    que se llamaba Juan.
  7. Este vino como testigo,
    para dar testimonio de la luz,
    para que todos creyeran por medio de él.
  8. No era él la luz,
    sino quien debía dar testimonio de la luz.
  9. La luz verdadera,
    que alumbra a todo hombre,
    venía al mundo.
  10. En el mundo estaba,
    y el mundo fue hecho por medio de él,
    pero el mundo no lo conoció.
  11. Vino a los suyos,
    y los suyos no lo recibieron.
  12. Pero a cuantos lo recibieron,
    a los que creen en su nombre,
    les dio poder de ser hijos de Dios.
  13. Estos no nacieron de sangre,
    ni de deseo de carne,
    ni de deseo de hombre,
    sino que nacieron de Dios.
  14. Y el Verbo se hizo carne
    y habitó entre nosotros,
    y hemos contemplado su gloria,
    gloria que recibe del Padre como Hijo único,
    lleno de gracia y de verdad.
  15. Juan da testimonio de él y clama diciendo:
    «Este es de quien dije:
    “El que viene detrás de mí
    se ha puesto delante de mí,
    porque existía antes que yo”».
  16. Pues de su plenitud todos hemos recibido,
    gracia tras gracia.
  17. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés,
    la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
  18. A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer”



Comentario

    Me parece la bella de los cuatro Evangelios. Del versículo 1 al 5, eso que parece tan confuso, es la relación amorosa de la Santísima Trinidad y la decisión de “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”: inteligente y libre, con voluntad propia.

  Del versículo 9 al 12 San Juan testifica: “Que esta Palabra es la luz verdadera”. La luz que ilumina a todo hombre, luz que está cerca de quien la busca, una luz creadora sin la cual nada de lo creado vendría a ser. Pero el mundo no la conoció. En la Historia de las Religiones vemos cómo, a tumbos e intuiciones, el hombre nace, como ser religioso, de unas divinidades que no son como el hombre, de las que se depende.

    Pero el Dios bueno y Padre, se nos ha mostrado como promesa a través de un Pueblo: ”Vino a su casa, pero los suyos…”, sus criaturas, desde su venida generosa hasta hoy y siempre, no lo recibieron. Lo más hermoso de este prólogo lo leemos en esta frase que emociona contemplando su amor generoso: Pero a los que reciben a la luz verdadera los hace capaces de ser sus hijos.

     No es algo que se herede, se hereda la religión pero no la fe, la relación personal con Él, fruto de esfuerzos y de una voluntad libre.

      Y ese Dios se hace carne, carne que nos da vida, carne que nos une a la suya y que nos hace hijos de Dios.

      Con el Bautista daremos testimonio de Jesús, no diremos “Éste es de quien yo dije”; nosotros solamente nos hemos de Amar en este mundo que se odia, que envidia, que hace la guerra y que Dios Padre bueno pregunta “¿donde está tu hermano?”.

    Un año más, unos nos reunimos en torno a una mesa bien surtida a hacer familia; otros, que no la tienen, estarán solos; otros, atendidos por la Caridad. Hagamos un poco de silencio y pensemos: oremos por aquellos que la Dana les ha robado esta Navidad.

      Que este Niño tan hermoso nos bendiga para que seamos de los que lo recibimos y, con ello, ser hijos de Dios.

            ¡Feliz Navidad!

Joaquín Núñez Morant

***

            Con un cordial saludo, os deseamos que el Niño Dios os colme de su gracia y cuanto de bueno sea posible. Saludos, Miguel Mira

dissabte, 21 de desembre del 2024

IV DOMINGO DE ADVIENTO

 

           

 


VEN PRONTO SEÑOR…, ¡VEN SALVADOR!

 

            Llegados al último domingo de Adviento, la Iglesia nos propone este pasaje del Evangelio de Lucas, no por tan conocido menos importante y merecedor de una reflexión, siendo así que la Palabra de Dios, en todo caso, nos concierne. Nos ayudará el comentario de D. Joaquín como todas las semanas.

 

            Evangelio del cuarto domingo de Adviento. San Lucas 1,39-45.

            “En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

 

 HOY ES LA FIESTA DE LA VISITACIÓN DE MARÍA A SANTA ISABEL - 31 MAYO

            Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá”.

 

 La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel ...

 COMENTARIO

      El evangelio de este domingo nos narra un pasaje aparentemente menor de la vida de María, que después el Arte religioso, sobre todo en los retablos, ha magnificado. La visita a su pariente Isabel, estéril y mayor, que está en cinta, y en la que se manifiesta la Misericordia de Dios.

    María “se pone en camino” “de prisa…” “a la montaña“ (150 kilómetros )

    La “llena de gracia”, como la llama el arcángel, se pone en movimiento porque sintiéndose  necesaria, aunque no lo fuera, le urge la necesidad de darse. Es más su voluntad que sus fuerzas de niña. No es como nuestra “prudencia”, que suele encontrar tantas excusas como “no saber”, o traspasar la propia  responsabilidad a otras personas más capaces, con más experiencia; mil excusas todas lógicas, valga el eufemismo. Va deprisa, con un personal empeño, como algo en exclusiva, sin distraerse, dándole la mayor importancia a la persona a la que queremos servir. Y va a la montaña, lugar del encuentro con Dios, por encima de toda dificultad, por encima de todas las razones y todas las lógicas para no ir.

       Por supuesto que no iría sola; el amor mueve montañas, es contagioso, mueve voluntades, más si quien nos mueve es aquella persona más débil que nosotros, que saca fuerza de su debilidad. No dudemos que le acompañaría José, su amante esposo, quien ha tenido un hermoso sueño y, para él, en consecuencia, lo más deseado es proteger, cuidar y mimar a su joven esposa y a su Hijo. El viaje es peligroso. Otras personas se hacen acompañar en previsión de cualquier posible adversidad. Qué hermoso es ocuparnos de aquellos que se ocupan de nosotros.

     “Bendita tú… y bendito el fruto de tu vientre”, es el saludo de Isabel. Los Santos Padres (escritores hasta el s. V) dan a este momento la mayor importancia. Es el centro de este evangelio.

      Se encuentran dos mujeres, conscientes de ser amadas de Dios. Llenas de vida, vida que dará vida a quien como Isabel se llena del Espíritu Santo y manifiesta el Amor y la Misericordia de Dios. Todo encuentro es para bendecir para alabar. De lo contrario, será maldecir y engañar.

    Otros nos recuerdan que María es el Arca de la Alianza. En el Arca que condujo al pueblo judío estaba la Ley, en María está la Vida; en Isabel la profecía, en María el cumplimiento. Cuando David traslada el Arca todo es alegría y gozo; donde llega María, se expande la alegría y alabanza. “Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” Al llegar a mis oídos tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre”.

     Si nuestros encuentros no provocan, alegría, consuelo, amor, fe en el Señor, esperanza, no somos Arca de la Alianza llena De Dios, sino de un egoísmo y falsedad que equivoca el Camino. Escandalizamos y merecemos una rueda de molino en el cuello y ser echados al mar.

 

  Felices Navidades a quienes queremos ser Arca viva para dar la Vida  en  nuestros encuentros.

Joaquín Núñez Morant           

            Más claro, agua, digo yo. Aprovecho para felicitaros a todos en fechas tan entrañables y tan propias para  expandir, al ejemplo de María, alegría y familiar entrega en aquella hermosa reciprocidad de la que habla D. Joaquín y ante quienes encontremos en nuestro diario caminar esperando de nosotros una palabra, un gesto, un ejemplo de amor. 

    SALUDOS CORDIALES, MIGUEL MIRA

            ¡¡Bon Nadal!!