13 DE DICIEMBRE DE 2024
Comenzaremos hoy por transcribir un breve apunte de D. Joaquín Núñez sobre la festividad del día:
“Celebramos hoy a Santa Lucía Mártir.
Una Santa que nos resulta simpática:
“Los ciegos ven” es una de las notas mesiánicas.
Que proteja a los ciegos y ciegas,
y proteja e ilumine a quien no ve a Dios
para que puedan ver las maravillas y el amor de nuestro Padre.”
Oración a la que nos unimos, no sólo pidiendo amparo para los invidentes, sino para quienes nos vemos “a medias…”, dicho sea en toda la extensión de la palabra…
***
Ya hemos llegado a tiempo de encender la tercera vela de la corona de Adviento, que nos sitúa en vísperas del nacimiento de Cristo. “Et verbum caro factum est; et habitabit in nobis”…, tercera aclamación del Ángelus, oración instituida por nuestro Papa Calixto III. Pero todavía seguimos en camino. Reflexionemos con el tema que nos propone la Iglesia para este tercer domingo de Adviento, tomado del evangelio de San Lucas, 3:10-1.
“La gente le preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?» Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.» Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.» Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.» Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.» Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.”
Comentario al evangelio del tercer domingo de Adviento según San Lucas 3,10-18, llamado “Gaudete” “ Alegraos” “Gozaos”
Hemos de tomar la historia bíblica para entender bien este fragmento del evangelio de Lucas.
Existen grupos dirigidos por Maestros, dentro incluso de grupos mayores, como es el grupo de los fariseos, que, al decir de los estudiosos, perteneció Juan el Precursor e incluso Jesús.
Jesús también es llamado Maestro, incluso por los que no son discípulos suyos. También Juan tiene sus seguidores, o los que buscan respuestas; también Jesús se acercará a Juan, quien lo bautizará (hoy no es el tema que nos ocupa).
¿Quiénes son aquellos que congrega un maestro?, Ni ricos ni pobres, ni listos ni tontos, ni más interesados ni menos, o sea, lo que hoy llamamos clase media, los que encontramos en nuestras comunidades.
En el mundo hoy somos 1.378 millones de católicos, 1390 según datos de la Santa Sede, donde encontramos varias espiritualidades con sus maestro y fundadores, unos en declive o al alza, según las modas.
En tiempo de Jesús o de Lucas, hay las mismas inquietudes que tenemos hoy.
El domingo pasado lo fundamental era la “metanoia“ el cambio de visión, el descubrimiento de una vida nueva, algo que mueve mi corazón. Hoy lo más importante es saber cómo he de vivir, qué he de hacer y preguntar.
San Lucas nos trae unas respuestas demasiado genéricas, incluso demasiado definidas, que superan en mucho muestras situaciones concretas.
No solo se necesita ropa, también Hacienda nos cobra según la Ley, y el Ejército nos ayuda como hemos visto en la desgracia de la Dana.
Juan enseña sin que preguntemos, sin ningún protagonismo, sin exigir nada: “Yo os bautizo con agua”, pero Jesús os bautizará con Espíritu Santo, os integrará haciéndoos hijos de Dios. Esa filiación es de tal generosidad y amor, que ha de tener por parte nuestra, una generosidad y amor que nos reúna en su granero, en su Reino. De lo contrario, serviremos de alimento al fuego que no se apaga.
Juan, al decir de Lucas, anunciaba el Evangelio, esto es lo más importante, “para que viendo vuestras buenas obras “alaben a vuestro Padre que está en los cielos”.
¿Que hemos de hacer hoy nosotros?, es la pregunta que nos sugiere el texto evangélico. Si somos serios y hemos sentido esa “metanoia”, esa sensación de que no estamos viviendo un tiempo que nos satisfaga, que disfrutemos de la compañía de ese Jesús que viene a diario, que es causa de nuestra alegría. Nuestro corazón, nuestra alma en su silencio, en diálogo con Él, encontraremos la respuesta, librándonos de tantos peligros como la soberbia espiritual. Hay quien daría su vida por sentirse orgulloso de lo generoso que es, si es así, necesitaría un psiquiatra. Es lo que nos dice el Señor: lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la mano izquierda. Hagamos lo que hagamos hagámoslo todo en el nombre del Señor, en presencia del Señor, para gloria del Señor. Nunca para la satisfacción de lo buenos que somos.
Alegrémonos en el Señor, démosle gracias, alegrémosle porque somos graciosos ante Él, queremos que nazca en nuestro corazón.
¿Qué hemos de hacer? Amar como Él nos ama, sin distinción de personas, empezando por quien más lo necesita.
Hemos de pedir: concédeme Señor un equilibrio para curar a quien más me necesite en su cuerpo o en su alma; que al despedirme solo quede alegría, porque quedes Tú en su compañía.
Feliz domingo de la Alegría, el Señor viene, si queremos, siempre está en nuestro corazón amándonos.
JOAQUÍN NÚÑEZ MORANT
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