dijous, 16 de gener del 2025

"HACED LO QUE ÉLOS DIGA"

 

            Ya iniciado el tiempo durante el año, estamos en el Segundo Domingo del Ciclo C. Hoy el tema es el tan conocido del primer signo que Jesús hizo a instancias de María: “Haced lo que el os diga” y el agua convertida en vino, salvó aquel compromiso en Caná, cuando el Señor, invitado como la Virgen, salvó el compromiso de aquella familia. Pero de ese relato no podemos quedarnos en lo anecdótico: tinajas, agua, sorpresa del mayordomo…

            Dejemos hablar a nuestro ya habitual ministro de La Palabra, no sin antes leer el texto de San Juan, 2; 1-11, y ver el interesante comentario y percatarnos de aquello que nos concierne.

 


Del Evangelio de San Juan, 2, 1-11.- Las Bodas de Caná

 

            “Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús.
 También Jesús fue invitado a la boda con sus discípulos.
            Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino».
 Jesús le respondió: «¿Quién te mete a ti en esto, mujer? Todavía no ha llegado mi hora».

            Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».
 Había allí seis tinajas de piedra para agua, destinadas a la purificación de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad de agua las tinajas». Y las llenaron hasta el borde.

             Entonces les dijo: «Sacad ahora un poco y llevádselo al mayordomo». Así lo hicieron.

             El mayordomo probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde venía, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo sirve primero el vino mejor, y cuando los invitados ya han bebido mucho, el de menor calidad. Tú, en cambio, has guardado el mejor vino hasta ahora».

            Éste, el primero de sus signos, lo realizó Jesús en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él”.

 

COMENTARIO

 

       San Juan nos lleva de la mano a una boda de todos conocida, y allí encontramos a María la madre de Jesús y a los discípulos que le acompañaban.

       En esa boda  faltó el vino, faltó la alegría. San Juan sitúa al principio de su evangelio esta escena que concluye: “Así, en Cana de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él”. Demasiada importancia para redactar la crónica de unas bodas de las que ni sabemos el nombre del novio ni de la novia, no son protagonistas, no son sus bodas.

       Los libros de homilías de varios autores, no sabiendo dar solución al enigma, sitúan como centro a María, la madre de Jesús; hoy, sin embargo, Jesús tiene dos interlocutorias: María su madre y la Mujer. Quizá parezca muy forzada la traducción del griego, donde no hay ni puntos ni comas. Pero tenemos una fuerte tradición bíblica de la relación matrimonial entre Dios y su pueblo. Tanto en el profeta Oseas o Isaías y muchos de los Salmos encontramos esa relación de un pueblo infiel y un Dios que perdona sus infidelidades.

    La mujer es quien lamenta la falta de vino en esta boda; es la comunidad quien advierte que no hay alegría en las Bodas de Cristo con su Iglesia. Esta es la tesis de este domingo de las Bodas de Cana.

                Tenemos vacías las tinajas (seis, numero imperfecto), están secas, donde no se puede purificar nadie y donde no puede haber vida. Jesús dijo: “llenad las tinajas de agua” y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: “sacad ahora y llevádselo al mayordomo”, y ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el Vino Nuevo y se lamentó de no haberlo servido al principio contra costumbre.

       Jesús ha usado el imperativo: llenad, mandó, llevar, todos los verbos que indican hacer algo para transformar, cambiar, para servir mejor lo que es bueno.

    Esa es la misión en la iglesia triste de hoy, no la de lamentar que “no hay vino”. En esta viña tenemos mucho que hacer, en esta boda de Jesús con la Iglesia hemos de atender, aprender, actuar con el mismo Amor del Esposo. Se nos ofrece otra Epifanía, en esta ocasión de la mano de san Juan.

    Descubramos la importancia que él le da a estas Bodas del Cordero con cada uno/a de quienes formamos su Iglesia.

   Feliz domingo a todos. Estamos ciertos que Él hoy nos manda: Tomad y comed, tomad y bebed.

Joaquín Núñez Morant

***

 

            Saludos, amigos. Ojalá nos sea de provecho. M. Mira

 

 

dilluns, 13 de gener del 2025

ESTE NO HA SIDO UN DOMINGO CUALQUIERA

 

REFLEXIONANDO

 

Ubi caritas et amor, Deus ibi es!


            Este último pasado domingo, en la celebración del Bautismo de Jesús, al tiempo que se inició el  llamado “tiempo ordinario” que comprende la liturgia durante el año no incluida en los llamados tiempos fuertes, como, p. ej., Pascua o Adviento, convergió otra coincidencia al tratarse del segundo domingo del mes, que se dedica en la Parroquia a Cáritas, alguno de cuyos miembros colabora animando la celebración con las moniciones pertinentes y lectura de los textos bíblicos del día.

            Se preguntarán por qué, si esto es habitual, me paro a considerar, en concreto, esta animación precisamente este día.

            Pues bien, dentro de la normalidad, hubo un momento, el de la oración después de la comunión, que me movió a pedirle el texto a la excelente lectora que la recitó de modo intachable, porque pensé que el contenido de aquella llamativa metáfora empleada al componer la segunda parte de  dicha oración merecía ser compartida, porque nos motiva a reflexionar sobre nuestra particular misión de poner a disposición del Señor todos nuestros sentidos, partiendo de aquella invitación de Jesús (Mateo, 5, 48): “Sed perfectos como el Padre celestial es perfecto”.

            Aquella oración a que me refiero dice así: 

·        “Acompáñanos, Jesús, para bajar contigo hasta las aguas del Jordán, y que se derrame sobre nosotros todo el AMOR de Dios, todo tu AMOR ardiendo en nuestro corazón, para escuchar desde ahí tu llamada, que nos lanza a ser, con todo nuestro ser,  instrumentos de tu AMOR.

·        Jesús, no tienes manos. Tienes solo nuestras manos para construir un mundo donde habite la justicia.

·        Jesús, no tienes pies. Tienes solo nuestros pies para abrir caminos de Esperanza a tantos abatidos y excluidos.

·        Jesús, no tienes labios. Tienes solo nuestros labios para anunciar la Buena Noticia a los empobrecidos.

·        Jesús, no tienes medios. Tienes solo nuestras capacidades y acciones, para lograr que todas las personas vivamos con dignidad.

·        Jesús, nosotros somos tu Evangelio, el único Evangelio que la gente puede leer, si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.”

***

            Pienso que no cabe otra respuesta que un AMÉN jamás pronunciado como un rutinario ritual con apariencia de… ¡Está bien, muy bello; vámonos que la Mira ha terminado…” Pero ¿No os parecer que a veces, quizá sin querer, es eso lo que hacemos?

            Y pido:

·        Jesús, ¡aumenta nuestra fe!

·        Convéncenos de que somos tus manos, tus pies, tus labios, tus medios, con todas las consecuencias que ello comporta…!

·        Somos criaturas débiles; creemos con frecuencia que no somos capaces,

·        Jesús, recuérdame que Tú y yo ¡¡SOMOS MAYORÍA ABSOLUTA!!

Pero, frecuentemente, se me olvida…¿No es así?

            Vuestro, como siempre, Miguel Mira.

           

 

divendres, 10 de gener del 2025

RÚBRICA DE LA NAVIDAD

 

            El tiempo de Navidad, litúrgicamente, acaba con la solemnidad del Bautismo de Jesús este domingo día 12 de enero de 2025, con las lecturas del Ciclo C, y tratará hoy D. Joaquín en sus comentarios el tema contenido en el Evangelio de San Lucas, 3:15-16:21 y 22, que, como de costumbre os transcribimos para facilitar su convergencia con los subsiguientes apuntes de muestro estimado amigo y colaborador:


15-16.- Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban en su interior acerca de Juan si no sería el Mesías,
16 Juan les respondió diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene uno que es más fuerte que yo, a quien no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

21-22.-  Sucedió que, cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y mientras oraba, se abrió el cielo,
 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma. Y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

 

Comentario al Evangelio

Notas previas.

      Para nosotros los cristianos, hemos terminado las Fiestas de Navidad, fiestas que celebran tantos grupos humanos, como: cristianos descreídos, indiferentes e incluso ateos. ¿Nos preguntamos qué celebran, o qué celebramos nosotros?.

     Hemos de recurrir a la Historia y hemos de descubrir cuál es el origen de las fiestas paganas en honor del nacimiento del nuevo sol, las fiestas del Solsticio de Invierno (*). El domingo pasado dijimos que los romanos, a capricho del Emperador, lo celebraban entre el 25 de diciembre o el 6 de enero. Constantino lo fijó el 6 de enero, en honor de su padre Constancio I, adorador del sol. Son tiempos confusos, de muchos grupos cristianos, la mayoría herejes. Eso divide al Imperio, y Constantino toma partido en función de la unidad política y religiosa, convoca el Concilio de Nicea,  que preside aun siendo pagano.

***

Reflexión sobre el Evangelio:

     Hoy contemplamos el Bautismo de Jesús. También hemos de saber cuantos grupos esperan al Mesías y qué Mesías esperan.

    El pueblo Judío es el pueblo de la Esperanza, el pueblo a quien se le ha hecho la promesa de un Mesías, de un Salvador. Hay distintos grupos para quien este Mesías es distinto. Para los Sacerdotes del Templo es un Sumo Sacerdote poderoso, que se ocupará del culto sacrificial, las leyes y normas; es decir, de lo que Jesús llama cueva de bandidos. El pueblo, no obstante, a partir del siglo segundo antes de Cristo, se guía por la promesa de Natán hecha a David, de cuya estirpe saldrá un descendiente que edificaría el templo para el Señor. A pesar de los fracasos, todos han soñado con un tiempo de Gloria que nunca les ha llegado, solo ha sido una ensoñación. Para los ricos, deberá ser un Mesías poderoso, que premiará o castigará sin ningún merecimiento. Los fariseos esperan un Mesías cumplidor de la Ley, un Mesías que condena a los infieles y premia a quienes  le son fieles, un Mesías del mérito, un Mesías comprado pero no amado. De ese Mesías, no hace tanto tiempo, se nos habló en el catecismo: premiador de buenos y castigador de malos, algo que ven lógico muchos cristianos.

    Sabemos que El Mesías no viene a complacer ni a contemporizar con  criterios de conveniencia humana. No es un Dios que consiente al rico Epulón y se olvida del pobre Lázaro; antes al contrario, a uno le destinará al lugar de castigo y al otro a un lugar en la gloria. Jesús contrapuso ante aquella idea interesada de un Dios vengador, la del Dios justo y  misericordioso.

    En cualquier caso, vemos cómo Juan Bautista no nos dice nada en este fragmento del Evangelio del Bautismo; tan solo desvía la atención: cuando el murmullo de quienes esperan a un Mesías “él tomó la palabra y dijo a todos: yo bautizo con agua…Él os bautizará con Espíritu Santo”.

    Jesús se sitúa entre los pecadores, como un pecador más: “aprended de mí que soy manso y humilde”, dignificando a todos los pecadores, y se deja limpiar por Juan.

     Se muestra la verdadera Epifanía: no es un Emperador, es Dios nuestro padre quien nos muestra al Hijo, y nos dice: “este es mi Hijo, el Amado, el Predilecto, escuchadlo”.

    El Padre nos lo propone en esta Epifanía como modelo de vida. Él es nuestro Camino, la Verdad y la Vida.

   Feliz domingo, hoy hemos visto la generosidad del Padre que nos da a Jesús como Salvador.

Joaquín Núñez Morant

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(*) Nota de mi cosecha: Fiestas del Solsticio de las que ya hemos oído hablar algunas veces a algunos interesados en descristianizar la Navidad)  

 

    Cordialmente, un saludo. M. Mira  

 

dijous, 9 de gener del 2025

COMPARTIENDO

 

CON ÁNIMO DE COMPARTIR

 

         Tengo recogidos en una carpeta varios poemas, comentarios u oraciones, de algunos de cuyos textos no he conseguido averiguar la autoría. No obstante, contienen reflexiones que pueden ayudarnos a pensar, a comprender o a disipar alguna duda respecto al efecto de nuestra oración o a convertir en nuestro ese pensamiento, ese comentario o esa oración.

         Por ello, desde aquí iré compartiendo alguno de esos archivos. Puede ser que alguno de ellos ya os sea conocido. En todo caso, sería de agradecer que si os ha sido provechosa su lectura, lo manifestéis por medio del propio blog, en el apartado de “comentarios”, que aparece al final de cada entrada, compartiendo así vuestro parecer, que, sin duda, será provechoso para todos y, en ocasiones, podrá enriquecernos con el intercambio de opiniones o con la aportación de reflexiones sobre el tema.

         Hoy os transcribo uno de esos mensajes ¿anónimos? que guardo en mi carpeta: 

PEDID Y SE OS DARÁ…

         Es importante reconocer que en nuestra vida necesitamos del esfuerzo y de las dificultades.

         Si Dios nos permitiera pasar nuestras vidas sin obstáculos, quedaríamos débiles; no llegaríamos a ser tan fuertes como debiéramos; nunca llegaríamos a levantar el vuelo.

         Pero esas dificultades, ese esfuerzo, requieren ayuda y, así, nos aclamamos a Dios; pero Él tiene un modo muy especial de contestar:

 Fotografía de Mujer orando ante el santisimo Sacramento ...

 Pediste fuerza…

Y Dios te dio dificultades para hacerte fuerte.

Pediste sabiduría…

Y Dios te dio problemas para resolver.

Pediste prosperidad…

Y dios te dio inteligencia y músculos para trabajar.

Pediste coraje…

Y Dios te dio obstáculos para superar.

Pediste amor…

Y Dios te dio personas con problemas a las que poder ayudar.

Pediste favores…

Y Dios te dio oportunidades.

 

NO RECIBISTE NADA DE LO QUE PEDISTE,

PERO HAS RECIBIDO TODO LO QUE NECESITABAS

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Es evidente que el pensamiento del autor se funda en San Mateo , 7, 7-11

Cordialmente, Miguel Mira