Del libro
“Hermandad de Portadores de Nuestro Padre Jesús Nazareno”
Xàtiva 2002
De nuestro
historiador D. Vicente Ribes Iborra
(Pag. 18) El Domingo de Ramos, por la noche, se celebraban tres procesiones, la
de la Cofradía de la Preciosa Sangre de Jesús, la del Nazareno y la de la
Dolorosa. La segunda, por lo tanto, correspondía al traslado del Nazareno a
casa del clavario entrante. La imagen del Nazareno iba entre ocho hombres
armados, con su capitán de sayones, vestidos con pantalón blanco ceñido,
tonelete morado, chaqueta de piel oscura, sable colgado de tahalí, yelmo en la
cabeza y lanza en la mano derecha…
Resulta evidente, como el propio historiador señala, que
las procesiones en el siglo XVIII diferían de las actuales. Ya hace algún tiempo,
la Junta Directiva de la Hermandad de Portadores viene pensando en la
posibilidad de recuperar, en cuanto sea viable, aquellas antiguas tradiciones. Así,
aunque durante algunos años dejamos de oir el toque del clarín, que parece
corresponderse con “los trompeteros
tocando con las bocinas cubiertas con un lienzo, en el que estaba pintada la
pasión del Señor”, de un tiempo acá volvemos a oir aquel “son
lúgubre y repetido”. También los más mayores recordamos aquella figura (el senyor Rafèl, acogido en la Casa
Beneficencia) con túnica morada y un haz de leña a la espalda, que
conocemos como Isaac. Según los datos que recoge el Dr. Ribes, en la época que
relata, no se habla de Isaac, sino del Cirineo, cosa que no me acaba de
cuadrar, porque el haz de leña (que también llevaba el personaje) evoca el
sacrificio al que iba destinado y, por ende, el paralelismo con el sacrificio
de Jesús por su propio Padre. No es esta ocasión ni es mi intención copiar aquí
aquella historia ni arrogarme conocimientos de que carezco; pero el tipo de
vestidura que se describe en el libro contrasta con la túnica actual, que nada
tiene que ver con un labrador forzado a llevar la cruz. Tal vez se trate de dos
personajes distintos, no lo sé. Lo que quería destacar es que yo desde que tengo
uso de razón (y nací en el 39) vi a Isaac preceder la imagen del Nazareno; que
cuando murió la persona que lo encarnaba, pasaron años antes de que volviera a
salir; lo hizo ocasionalmente un par de Jueves Santos; y este año,
probablemente, volverá a estar en la procesión. Y ahora, la Junta sigue
empeñada en recuperar la escuadra de sayones. De momento, pensar que este
piquete se nutra de cofrades o hermanos portadores es todavía una pretensión
inviable; pero se intenta introducir algún tipo de motivación para ver de
estimular a quienes pudieran interesarse.
A tal fin, ha habido contactos con la Cofradía del Santo
Sepulcro con resultado positivo, de modo que se ha obtenido una respuesta
incondicional. Así, se ha convenido que el Jueves Santo, en la procesión de
penitencia, nos acompañará un grupo de cuatro sayones que desfilarán delante de
la imagen, como testimonio de la hermandad que debe presidir las relaciones
entre asociaciones de fieles de tanto arraigo en nuestra ciudad.
Queremos agradecer desde aquí tan amigable disposición de
la cofradía hermana, y esperamos que podamos responder como merece.
Armats del Santo Sepulcro. Xàtiva
Releyendo el libro del profesor Ribes, se puede constatar
de qué forma se participaba en las procesiones de Jueves y Viernes Santo. Nada
que ver con nuestras actuales costumbres. A lo mejor, sería interesante repasar
aquello por si hubiera que recuperar un auténtico sentido penitencial.
Como siempre, mis saludos. M. Mira
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