I
LA MAÑANA
Como es ya costumbre, a las ocho de la mañana la Alameda
de Xàtiva es un hervidero. Gentes con y sin túnicas, pendonistas, muchas niñas
de comunión (este año, incluso un niño) y casi todos con ese mini ramillete,
consistente en un clavel envuelto en una especia de tul blanco. Y digo casi
todos, porque este año la previsión se quedó corta y algunos no alcanzamos a
conseguirlo, por dos razones: la primera, la masiva asistencia al acompañamiento,
como yo no veía en años; la segunda, hay quien no se conforma con un ramillete
y lleva en sus manos o en el bolsillo superior de su chaqueta o enganchados al
cíngulo, dos o incluso tres… Por qué no se le da uno a cada uno, no lo sé; pero
imagino que los repartidores dan por supuesta la buena fe de cada cual. Y
¿saben? Tampoco importa demasiado, porque esas personas destinan, sin duda, uno
a su familiar enfermo o a su padre o a su madre, que en esta ocasión no han
podido asistir o porque, en memoria de alguno de ellos, destinan esta flor a su
tumba. Pues, que así sea.
He dicho que la asistencia desbordó previsiones y es
cierto, lo que no impidió –como ha ocurrido otras veces- que el desfile fuera
ordenado y sin cortes (al menos, yo no los detecté). Eso sí, aquí no vale pedir
silencio; esto es La Camilla, y la gente va, más que a una procesión, a un
entierro, AL ENTIERRO. Así la hemos llamado toda la vida, y se habla, se
comenta, se alaba o se critica, tal cual ocurre en cualquier otro entierro. Lo
constato, no lo critico. ¿Es criticable? Cualquier actividad humana lo es, pero
en este caso es el pueblo quien participa y quien decide y nadie, nadie, se ha opuesto
jamás a esta costumbre, por otro lado inocua. Que sería más provechoso ir
rezando o pensando en quién llevamos a enterrar, es cierto; pero también lo es
que, en el fondo, todos sabemos que en La Camilla representamos a Cristo, a ese
Jesús que tuvieron que arrancar de los brazos de su Madre Santísima para
colocarlo en una vulgar litera y darle sepultura a toda prisa; y sabemos que va
no para desaparecer, como habitualmente ocurre, en cualquier nicho del
cementerio; va a un sepulcro nuevo, de las manos de José de Arimatea y de
Nicodemo, sepulcro en donde nadie antes había sido sepultado…¡Pero no va para quedarse!
Va para
resucitar en la mañana de Pascua por tí, por mí, por todos; y esa es nuestra fe,
la fe que nos gloriamos de profesar.
Ojalá
podamos acompañar muchos años a Cristo en su entierro de la mañana del Viernes
Santo en Xàtiva, porque significará que otros tantos seremos testigos de su
resurrección.
II
LA
TARDE – NOCHE
De la
Procesión General del Santo Entierro puedo decir poco, porque, como todos
saben, voy acompañando a Jesús Nazareno y sólo puedo apreciar parcialmente lo
que está ocurriendo. La tónica general, no obstante, sí que es constatable:
buena asistencia –en general- de penitentes y mucha, mucha gente en la calle
hasta llegar a la Pl. de St. Jaume; a partir de ahí, como siempre, nos quedamos
casi solos: unos pocos delante del museo, y otros ya en la Pl. de la Seo,
esperando que llegue El Cachorro, siempre espectacular. Otro protagonista, el
viento, que volvió desapacible la tarde del Viernes Santo aunque impidió que
lloviera. Este año, sin embargo, no ha sido un año cualquiera. Este año ha sido
el año de la protesta de dos cofradías: la Hermandad de la Santa Cena y
la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Esperanza. La cuestión
de fondo es comprensible: el pésimo, el deplorable pavimento de la Pl. de Santa
Tecla y de la calle de la Corretgería provoca un traqueteo en los tronos de aquellas
imágenes, que ha dado lugar a que se produzcan algunas grietas, lo cual es de
lamentar. Así pues, llegados a la altura de la Pl. de la parroquia de La Merced
y cerca de la Pl. del Españoleto, han sido retiradas esas imágenes, aunque la
banda de tambores y los penitentes de La Santa Cena han continuado en procesión
hasta la Colegiata sin la imagen. No es mi intención aquí ejercer como crítico implacable,
aunque no esté de acuerdo con la forma de proceder. Ha habido mucho tiempo para
tomar una decisión finalmente drástica y tal vez necesaria; pero está claro que
no se le va a dar solución al problema del pavimento ni a corto ni a medio
plazo; y está claro también que el sistema de tracción, suspensión y rodamiento de las tres imágenes
precisa de intervención técnica… Pero yo no soy quien para dar consejos
prácticos, porque –como siempre ocurre en este país- somos tantos técnicos,
tantos alcaldes, tantos concejales, tantos peritos, tantos… de todo, como
habitantes tiene España. Corresponde, pues, a sus responsables estudiar y
plantear soluciones que, eso sí, entiendo que deben pasar por el intento de
llegar a los acuerdos que fueren precisos con las autoridades para que concedan
las ayudas necesarias en orden a esa solución que habrá de adoptarse a corto
plazo, so pena de deslucir otra vez un acto tan importante como es la Procesión General, aunque sea a dos calles del final.
En la Plaza
de la Seo, estaba esperando, como hago siempre, la llegada de las imágenes; y,
en especial, esperaba el paso de la Virgen Dolorosa, recordando aquel milagro
ocurrido en tal sitio y a tal hora, el Viernes Santo de dos mil doce. Y sentí un especial contento al ver cómo los portadores del anda hicieron un
esfuerzo al llegar aquel lugar y, sin caer en la exageración, balancearon el
trono al compás de la sonora intervención de su banda de tambores. Me alegré
sinceramente al ver su optimismo y esa peculiar acción de gracias por aquél
milagro.
Y otra
cosa (en broma, claro, si se me permite la licencia). A lo largo de estas crónicas, he venido comentando la proliferación de
bandas de percusión y lo que me parecía una competición por ver quién ganaba en
decibelios a los demás. Hoy ya no es sospecha: es certeza. Estas bandas van
armadas con artilugios aporreables de tal calibre que, sin duda, se han propuesto
atronar la ciudad allá por donde pasan; y de que le “zumban” con fuerza, da
testimonio el que se rompió más de una baqueta.
No podría darle el premio a ninguna de ellas… Bueno, al menos, la de El Cachorro lleva
cornetas…
Gracias a la Hermandad de Portadores por permitirme usar este espacio paa contarles cosas. Y gracias a ustedes, nuestros visitantes, por
leer este blog. Les espero en El Encuentro Glorioso del Domingo de Resurrección.
Un saludo,
M. Mira
1 comentari:
Gracias a la Hermandad de Jesús Nazareno por su comentario sobre la Virgen Dolorosa en la procesión de Viernes Santo.Sí a todas las cofradías de la ciudad les salen bien las cosas,la Semana Santa Setabense sale beneficiada en su conjunto,se fortalece y su mejora a todos beneficia.
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