dissabte, 2 de novembre del 2024

semana 31ª Seguimos en CAMINO

 

¿CUÁL ES NUESTRA PREGUNTA?

 

            Aunque hoy tenemos nuestro recuerdo dedicado a los Fieles Difuntos, ello no es óbice para recoger el comentario de nuestro amigo D. Joaquín Núñez al evangelio del domingo 31 del tiempo ordinario, y así lo inserto en nuestro blog. Buen finde. Miguel Mira

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            Del evangelio según san Marcos, 12, 28-b-34.

            En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

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—«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". No hay mandamiento mayor que éstos».

El escriba replicó:

—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

            Jesús, viendo, que había respondido sensatamente, le dijo:

            —«No estás lejos del reino de Dios».

            Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

Comentario



El domingo pasado vimos cómo el ciego Bartimeo, al recobrar la vista, sigue a Jesús en su “Camino”. Hoy llegamos al final de ese camino: Jerusalén, donde Jesús dará el máximo testimonio de amor ofreciendo el don de la vida.
Jerusalén está a rebosar de peregrinos; está cerca la Pascua, muchos lo conocen, han presenciado sus signos: “los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia” (Mt.11,4-6).

Va al Templo y echa a los que vendían y compraban, volcaba sus mesas… y se pone a enseñar diciendo: “Mi casa es casa de oración para todos los pueblos. Vosotros la tenéis convertida en una cueva de bandidos” (Mc.11,10).
Los sacerdotes, al enterarse, por envidia y miedo a perder ingresos, deciden acabar con él. Jesús no entra en conflicto con ellos, que son los grandes ladrones que tienen engañado al pueblo.

Los fariseos le piden cuentas de sus enseñanzas, de su doctrina, incluso de su forma de vida. Incluso se atreve a anunciar que él es el Hijo de Dios, lo que para ellos es una blasfemia imperdonable.

Un fariseo, maestro de la Ley, se le acerca y le pregunta para ver qué cree Jesús, ¿Que mandamiento es el primero de todos?. Es una pregunta lógica. La respuesta también lo será. El fariseo quiere saber qué piensa Jesús, cuál es la raíz de su conducta, el principio vital que rige su vida. Era normal discutir entre fariseos y otros grupos cuál de los 613 mandamientos que los judíos debían observar era el principal y primero. Para unos era la familia, ser un padre modelo. Para otros, el trabajo, las ganancias, el dinero. Discusiones sin fin que se justificaban por ser aquellos preceptos una ley incluida en la Torá.
Jesús responde con el Shemá: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: ”Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que ellos”. El fariseo replica “Muy bien Maestro,,, amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús le dice y nos dice: no estáis lejos del Reino de Dios. Es decir, de su Iglesia.

Nuestra gran pregunta de hoy es: ¿Somos capaces de recitar con Jesús el Shemá, que nace y sale del corazón, de toda nuestra realidad humana o de la memoria del catecismo de nuestra primera comunión?

Nuestros templos y parroquias se van vaciando; acuden solo minorías y entre ellas son un resto quienes escuchan y dan gracias a Dios misericordioso por todo su amor, minorías que no compran el cielo con sacrificios ni holocaustos, sino amando a su prójimo y jugando el mismo juego de Dios, amando como Dios nos ama. El seréis como dioses es la gran mentira del Paraíso que perdura en nosotros. Nuestra consecuente respuesta ha de ser: Somos como Dios, hombres y mujeres llenos de Amor y ternura. Pero se nos hace difícil por nuestros miedos convertidos en egoísmos, no son aquellos nuestros cálculos y razonamientos… ¡Nos hemos de enamorar de Jesús igual como se enamoran dos adolescentes: fuera de su amor nada vale nada!


Feliz domingo para todos, el Señor nos ama y nos bendice.


Joquín Núñez Moant