DE
VIERNES A DOMINGO
Ahora bien, si me lo permiten, según un orden
no convencional. A quienes leen este blog, que al parecer son más de los que
uno podía imaginar –gracias por ello- les ha faltado la habitual crónica de
nuestras procesiones y otros actos desde la noche del Viernes de Dolores; pero
cada día tiene su afán y tendrán que dispensar este breve lapso, de modo que
ahora redactaré mis impresiones de tres días, comenzando excepcionalmente por
“La Passió” y siguiendo por la luminosa mañana del Domingo de Ramos, día con
multitud de actos, tal vez demasiados, porque, queriendo o sin querer, pensando
o sin pensar, cada cual vamos a lo nuestro. Así pues, sigamos.
PASSIÓ
Sábado,
12 de Abril de 2.014. Ocho y media de la tarde.
Después de aquella extraordinaria representación ya hace cinco años, el
Teatre de la Lluna ha vuelto a poner en escena una adaptación de los textos de
La Pasión según San Mateo en la monumental obra de Juan Sebastián Bach,
traducidos al catalán por Josep-Miquel Serra, siendo la denominada “Versió Valenciana” de Verónica Calatayud.
Aquella vez organizaba la Hermandad de Cofradías de la Semana Santa de Xàtiva y
patrocinaban organismos oficiales. Hubo incluso orquesta en el foso del Gran
Teatro y el éxito fue rotundo. Después de los vanos intentos del pasado año
2.013 por ofrecernos una representación de una compañía aquí desconocida; y
después de algunas conversaciones a tres bandas: Hermandad – Ayuntamiento -
Teatre de la Lluna, su director asumió como propio el proyecto de reponer la
obra y el Ayuntamiento aceptó asumirlo como programación oficial para el Gran
Teatre. A la Hermandad se le respetó el interés demostrado al promover e insistir
en la idea, de modo que figura como uno
de los actos dentro del programa pergeñado para este ejercicio.
En esta ocasión se ha trabajado sobre la base de contenidos ya
conocidos, pero se ha eliminado la orquesta, sustituida por música enlatada,
aunque muy bien elegida para mi gusto, ganando espacio para el proscenio; se
han incluido tres escenas nuevas, tomando una pequeña parte del relato de San
Lucas y se ha mejorado la escenografía notablemente. Ahí tengo que darle al
bueno de Salvador un sobresaliente, sin reserva alguna.
Comenzando por el principio, se intentó empezar en la calle con una
entrada de Jesús en Jerusalén, donde participaba todo el elenco con una
borriquilla que hubo de ser conducida a pie y a la que no pudo auparse Jesús ¡porque
estaba preñada…! ¿He ser franco? Esta escena sobró. No vi ningún interés en los
actores en fingir al menos que aclamaban al Mesías. Y pasamos a nuestros
asientos para ocupar la platea al completo.
El relator, como ya ocurrió en la anterior ocasión, hizo un trabajo
excelente. Y ya metidos en la obra, los comienzos me parecieron lentísimos;
mucha plasticidad si se quiere, pero –a salvo detalles en las figuras
principales- la dinámica no me acabó de convencer (tampoco la vez anterior);
después, la tónica fue cambiando y adquiriendo los tintes dramáticos que se
requerían, llevados hasta el extremo, en especial, en la escena de los azotes
(me sobró la cuenta de Pilatos), bofetadas (hubo gente que lloró) y coronación de
espinas. Hermoso fue el momento de la imposición de la clámide, paradójicamente,
largo manto púrpura en este caso
extendido hasta el proscenio. Espectacular y muy bien pensada la crucifixión,
con unos efectos de luz y bruma ad hoc. Aquí se salvaron perfectamente
carencias evidentes en la ocasión anterior. La gente respondió con un aplauso
cerrado, aunque no tocara aplaudir; pero ha de valer la espontaneidad. Los
actuales medios permitieron dejar constancia de una tempestad de mucho efecto
al rasgarse figuradamente el velo del templo. Otro detalle, si se quiere, sin
importancia; pero José de Arimatea cubrió el cuerpo de Jesús con una sábana
blanca, y nosotros nos empeñamos tanto en la imaginería tradicional como en la
representación escénica en mostrarlo con el cuerpo desnudo (salvo el paño
púdico)… Sensacional la escena de la Madre en su Soledad. La extensión sobre el
escenario del tul que traslada ad
universum el efecto salvífico del Santo Sepulcro y aquel Adiós a coro fue
impactante. Las lágrimas volvieron a los ojos expectantes; y pensamos que hasta
ahí llegaba el climax y ya se nos venía el impulso de levantarnos para el gran
aplauso, pero todavía el relator narraba el episodio de la mañana de la resurrección,
cuando apareció por la izquierda del actor Jesús con su blanca túnica, la
cabeza cubierta y una filial sonrisa en los labios y sus brazos abiertos. La
Madre dejó en el suelo la corona de espinas y extendió los suyos… Público en
pie, emoción al límite, aplauso interminable… Una gozada.
Sabemos que toda obra humana es perfectible; pero, amigos, con todo y
con eso, hemos de rendirnos a la evidencia de un trabajo colosal, cuyo primer
responsable fue el Director de escena, el amigo Victor Torres Herrero, tantos
años ya en la brecha, en su tarea incansable y especial gusto estético, cuyo
toque de elegancia se vislumbra siempre en cualquier montaje de los que se ingenia; y le acompaña
la profesionalidad de un trabajador nato como Salvador Moscardó al inventarse
cómo resolver los problemas de la distribución de espacios con sencillez y
exiguos medios, cerrándose el ciclo con unos regidores como David Torres y José
Luís Genovés. Mención especial merece en la luminotecnia José María Calatayud.
Ustedes saben que a mí personalmente me gusta el teatro y cuento en mi haber con algún modesto escarceo; y sé que no
siempre cuentas con las personas más idóneas para cada papel. Por eso, aunque
cupiera criticar una por una la actuación de los partícipes y encontrar alguna
pega, algún desliz, alguna tonalidad… aquí no lo haría (salvo lo de la cuenta
de los azotes, que eso no me gustó nada); si tuviera que hacerlo, me dirigiría con
toda confianza al amigo Víctor. Pero el conjunto fue irreprochable y él sabe
cuáles fueron los aciertos y si hubo algún fallo. No puedo sino darle mi más
sincera enhorabuena.
Coda. Me resulta complicado no hablar del papel de Jesús, porque podría ser tildado de partidista, ya que fue encarnado por mi hijo “pequeño”. Pero, aunque no fuera su padre, igual lo diría,
porque es la verdad: ¡Estuvo grande!
Gracias a cuantos nos distéis a su madre y a mí la enhorabuena por
ello.
Sigamos las crónicas.
I
DOMINGO
DE RAMOS. 13 DE ABRIL DE 2.014
LA
ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALEN
La
mañana
Pueri
hebreorum, portantes ramus olivarum…
Es, cuanto menos, sorprendente. Ya el pasado año hubo un record de
participación; y en el presente, sabiendo las palmas que se habían vendido en
esta ciudad (poco más o menos, claro está) era de esperar una buena
participación. Y la expectativa se ha visto cumplida sobrepasando las más
optimistas previsiones. Me gusta ver la salida de la procesión, aunque luego me
incorpore a ella. Y así lo he hecho. En el momento de la bendición de ramos y
palmas, la Plaza de la Seo era un hervidero, y cuando el Sr. Abad pronunció el procedamus in pace la banda de percusión
de Rytmus atacó la lenta marcha de inicio con sus características variaciones,
precediendo a los pendonistas de todas las cofradías, congregaciones y
hermandades de nuestra Semana Santa. Fue el Abad D. Manuel Soler, de grata
recordación, quien promovió esta participación simbólica de todas las
asociaciones, a la par que venían haciéndolo las representaciones de la
Hermandad de Cofradías en la presidencia final. Seguidamente, niños y adultos
con palmas y olivos, que hoy ¡se han podido contar a cientos! Lo que les diga.
Cuando la banda de música pasaba por frente al Ayuntamiento, los tambores de Rytmus
estaban ya mediada la Plaza de la Balsa. Jamás hubo tal participación.
Francamente, no sé qué pensar. Que
me agrade ver esta respuesta popular no significa que comprenda el motivo: ¿Fe?
¿Costumbre? ¿Tradición? Pienso que normalmente un agnóstico no se integra en
una manifestación católica ni induce a participar en ella a un crio; pero veo
que una gran cantidad de los participantes en este desfile no son de los que
frecuentan la iglesia. Comentándolo con dos amigos, nos cuestionábamos el por
qué de estos últimamente nutridos acompañamientos en algunas procesiones, para
concluir que solamente con que una cuarta parte de ellos asistieran a los
cultos en su parroquia, los templos, incluso la colegiata, se verían rebosantes
de fieles. Y esto da que pensar; y la circunstancia nos remite a la opinión del
Santo Padre sobre la piedad popular, que se recoge en la Exhortación Pastora
Evangelii Gaudium, que debiéramos conocer preceptivamente. Les aseguro que
merece la pena. Sin duda, debiera ser mayor la implicación de nuestros pastores
y de los agentes de pastoral en el análisis y aprovechamiento de esta gran
fuerza expresiva, canalizándola por cauces de mayor espiritualidad, frente a la
excesiva teatralización o espectacularidad que últimamente se viene observando,
aunque pensemos que en ese modo de salir a la calle esté latente una chispa de
la fe que heredamos o adquirimos un día ya lejano. Si sopláramos sobre esa
chispa…¡Quién sabe!
Volvamos a la procesión. La
jovencísima banda de tambores de la Cofradía actuaba por delante de los penitentes
con vesta, que participaron en un buen número, si lo comparamos con la
concurrencia de no hace tantos años. La imagen lucía un hermoso arreglo floral
sobre sus andas; no en vano lo confeccionó un cofrade y portador además. Al
Señor Abad le correspondió la presidencia religiosa, junto con uno de los
canónigos del cabildo colegial. Con la Señora Presidenta y el Hermano Mayor,
estuvieron dos concejales del Excmo. Ayuntamiento. Cerrando estos protocolarios
acompañamientos a los que somos dados, las representaciones de la Hermandad de
Cofradías portando palmas, las mismas que se usarán para decorar el Monumento
el próximo Jueves Santo en La Sèu.
Hoy actuó la banda de la Primitiva
Setabense.
Debo recordar dos cosas: la primera,
que durante muchos años, fue preceptivo para la Hermandad de Cofradías, celebrar
corporativamente en la Colegiata, su sede, esta festividad en la Misa Mayor,
como también lo era el Jueves Santo; la segunda, que, como ya mencionaba el
pasado año, se echan en falta los cánticos propios, que antaño, en los primeros
años de “La Burreta”, entonaban los escolares; ahora parece que el socorrido
remedio para implicar a los chavales sea proveerles de un tambor, que está muy
bien; pero hacer ruido, por rítmico que sea, puede ser un complemento, pero ni
siquiera es sucedáneo del cántico alegre y vivo, de la aclamación al Hijo de
David, del Hosanna glorioso que merece el Cristo que llevamos en procesión para
que nos conduzca hasta la Pascua, cuando aquellos dos hombres con vestidos
refulgentes proclamaron: ¡No está aquí! ¡Ha resucitado!
II
La
tarde
1.- El
concierto.
La 19
h. Iglesia de San Pedro Apóstol
Al tiempo que en el Gran Teatre se
estaba representando La Passió, en una segunda sesión, en Sant Pere El Cor
Polifònic Ciutat de Xàtiva, nos ofreció el anual concierto de música sacra,
dentro del convenio que tiene suscrito con el Ayuntamiento. Nos tiene
sobradamente acostumbrados a escuchar magníficos recitales, pero hoy hemos
gozado de una tarde especialmente gata.
Ya tuvimos oportunidad de oírles en
aquella especie de aperitivo que nos regaló cuando el Pregón de la Semana
Santa; pero hoy se ha colmado un plato fuerte. Duruflé, Rheinberger, Artal y Whitacre
fueron los autores elegidos por D. Francisco Tortosa, el director del Coro; y
cada una de las obras interpretadas en un ambiente como el tan acogedor de esta
iglesia, con tan adecuada acústica, nos elevó a consideraciones de verdadera espiritualidad
a través de esa música, frente al magnífico retablo.
Por supuesto, el público agradeció
con generosos aplausos cada obra; pero, en especial, no obstante la dificultad
que representaba Whitacre, cuando gozamos de verdad fue con el Pater Noster de Artal.
En esta oportunidad, colaboraron al
mayor esplendor del concierto la pianista, ya conocida por los seguidores del
Coro, Davinia López Sanchis, y Juanjo Gallego Montell al oboe. Un concierto
para recordar.
Nos congratula poder decir que este
conjunto coral está en un buen momento y nos alegraremos de que así sea por mucho
tiempo.
2.- El
traslado del Cristo de la Palma
Según el historiador de la Cofradía
de la Purísima Sangre de Cristo, antiguamente, en la tarde del Domingo de
Ramos, se trasladaba la imagen del Cristo de la Palma desde la casa del
clavario actuante hasta la del clavario entrante, con acompañamiento de
antorchas y portando un ramillete de flores en las manos.
Así, como saben, desde el pasado año
se ha restablecido la costumbre y ayer pude presenciar el paso de esta procesión
después de terminado el concierto del Cor Polifònic. Un buen acompañamiento
y numerosa asistencia de cofrades con
túnica, entre ellos, los portadores de antorchas. También estuvieron presentes
las Señoras Camareras de La Soledad. Rytmus abría la marcha; el coro itinerante
cantó el tradicional motete Velum templi, y, tras la imagen, la presidencia de la Cofradía y la Hermandad.
Escaso público.
3.- El
traslado de la imagen de clavario de Jesús Nazareno
Diez y cuarto de la noche, en punto. Abría marcha la banda de tambores
de La Dolorosa. Buena asistencia de acompañantes de particular y buena
asistencia de penitentes con túnica. Podemos decir que retomamos este acto con
la misma buena disposición del pasado año, dejando aparte viejos “tics” y
dándole al acto ese punto de seriedad exigible aun siendo en el fondo festivo,
porque se trata de llevarle a la nueva clavariesa nuestra preciada imagen de
traslado. No he encontrado en el viejo libro de actas ningún dato sobre el autor
de esta talla, como tampoco en el trabajo de D. Vicente Ribes. En fin,
consecuencias de un mal hábito, qué le vamos a hacer.
Ocurre que este Domingo de Ramos está tan
sobrecargado de actos en nuestra ciudad que, al parecer, cuando llegan las diez
de la noche, no queda un alma por la calle, porque la verdad es que
prácticamente fuimos solos durante todo el trayecto. Un puñado de personas a la salida y en alguna esquina; a la entrada
estábamos los que habíamos formado el cortejo. Una entrada, eso sí, nunca vista
anteriormente, dada la ubicación del domicilio de la señora clavariesa en la finca intra muros junto al Jardín de Beso por el que entramos.
Contamos con la presencia del Sr.
Abad en la presidencia, como también con el acompañamiento de la Hermandad de
Cofradías; y, cómo no, pudimos gozar de ese habitual, casi diario durante la
Semana de Pasión y Semana Santa, concierto itinerante de marchas procesionales,
en este caso interpretadas por La Nova.
4.- El
silencio
Doce
de la noche. No suelo reseñar comentario alguno sobre esta procesión, ya que,
normalmente, al terminar el traslado de Jesús Nazareno y uno haciéndose mayor
sin remisión alguna, no me alcanzan las fuerzas para subir al Calvario. Y no
será por falta de ganas y por mi convicción de que durante mucho tiempo ha sido
ésta la procesión que más sentido tiene. Ahora el silencio se ha impuesto en
otras procesiones de penitencia, y está muy bien. Pero ese andar junto al
Cristo del Carmen en una noche como la de ayer, con luna, estrellada, una
ligera brisa sobre el rostro y subiendo, paso a paso, hasta llegar hasta el ermitorio haciendo memoria de la Vía Dolorosa y rezando porque quieres pero porque el
ambiente te lo demanda y te lo impone, les digo que es insustituible. Ves abajo
la ciudad que duerme, pero la sabes viva. Ves arriba el Castillo y, en él, tu
historia, esa historia de tantos pueblos y de tantos hijos ilustres y de otros
no tanto. Y aquí no has de esperar ver tu pueblo encendido en llamas; aquí has
de ver tu alma encendida por el fuego de la fe, por la contrición de esas
faltas de la que no somos ajenos… Y rezas.
Sábado,
12 de Abril de 2.014
EL
SEÑOR DE LA COLUMNA
Después de que terminó la
representación de “La Passió” en el Gran Teatre, que ha merecido crónica
aparte, comenzó la procesión de traslado de la imagen de clavario de la
Cofradía de la Flagelación del Señor, la que transcurrió por los cauces
acostumbrados desde su época más reciente: con sus secciones bien formadas,
desfile disciplinado y silente, con el acompañamiento de la Banda de trompetas
y gaitas de la Cofradía invitada, ya conocida en nuestra ciudad por su habitual
colaboración en ese acto, abriendo marcha; y la Banda de Música de La Nova,
cerrándola. Me pareció ver mayor concurrencia que otros años, tanto de
asistentes de acompañamiento como de penitentes, éstos con el rostro oculto,
según su costumbre, quienes, como he dicho, mantuvieron un orden envidiable, casi simétrico, al componer
los distintos grupos de cruces, faroles y antorchas. Es verdad que la estética
también cuenta y, ciertamente, se agradece que frente a esa especie de anarquía
de la que adolecemos en nuestras procesiones, podamos reiterar –sin que nos
cansemos de decirlo- que desde algún lugar se imponga la corrección y el buen
sentido, al menos en cuanto a la expresión pública de una regla de conducta.
Por lo demás, no me llamó la
atención ningún otro detalle. Sí que había esta noche bastante gente en la
calle.
Por supuesto, para este acto como
para los demás a que nos venimos refiriendo, vale recordar lo dicho en crónica anterior
sobre la piedad popular. Y pasaremos al punto siguiente.
III
LA
DOLOROSA
Viernes,
11 de Abril de 2.014
La tradición y el amor a María, nos
hace meditar esta Decimotercera Estación del Vía Crucis: Jesús en brazos de su
madre. La Piedad.
Muerto Cristo ignominiosamente, José
de Arimatea se atrevió a pedir el cuerpo del ajusticiado y una vez lo bajó de
la cruz, antes de depositarlo en el sepulcro que él mismo cedió, lo entregó a
su madre, quien lo recibió amorosamente en su regazo. Lo tuvo en Belén al
nacer; lo tiene ahora cuando renace para la gloria del Padre y para la
redención de la humanidad.
María: recíbenos a nosotros en tus
brazos; acógenos por siempre bajo tu amparo.
Tarde con presagios de tormenta, que
nos llegó aparatosamente. Mucho ruido, pero pocas nueces; pero bastó el
escándalo meteorológico para estorbar la procesión de traslado de la pequeña
pero hermosa imagen de clavario de la Virgen de los Dolores, de tan arraigada
devoción en nuestra ciudad. Aun así fue bastante la gente que acudió a verte y
a acompañarte cuando escampó.
María:
no tuviste música, pero a tí te basta la armonía de esos corazones que elevan
hacia ti sus cuitas para que les escuches, la sinceridad de la oración de tus
hijos necesitados que jamás desechas…
Después
de un itinerario más corto del previsto, llegó la procesión a la casa que la
acogerá durante un año. Bendita sea la Madre en la que todo un Dios se recrea.
Y hasta aquí llegan estos relatos
con la esperanza de que nos sirvan para mantenernos de algún modo en conexión con
la vida espiritual que debería derivarse de las prácticas religiosas inclusive
las procesiones.
Y el próximo escrito será sobre la procesión de La Santa Cena.
Y el próximo escrito será sobre la procesión de La Santa Cena.
Os saluda cordialmente, Miguel Mira
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