Era la hora prevista: faltaban pocos minutos para las siete de la tarde. En la Pl. de la Sèu, toda la parafernalia cívico-religiosa-bíblica, fieles, banda de música y corporación municipal. Al pie del altar mayor, en la Colegiata, los Canónigos, Párrocos y el Sr. Abad se dispusieron a la solemne entronzación del Santísimo Sacramento con el canto del PangeLingua. La sagrada forma fue depositada en el precioso viril de nuestra histórica custodia y se formó la procesión de salida; los niños y niñas vestidos con las galas de su Primera Comunión , salieron detrás de la Cruz de Guía; y en seguida la carroza con la Custodía. Himno Nacional, escuchado con todo respeto por el numeroso grupo de gente que esperaba en los aledaños; y Els Cirialots abrían paso al Santísimo, tras el que presidían el Clero y la Corporación, precedida de Cobla y Maceros. La TVV dando testimonio y preguntado a este que les habla aquello que les sorprendía. No es que me buscaran; es que estaba el primero en el turno de portadores. La enramada cubría la carrera. Ya sé que es tradicional esparcirla; pero -la verdad- es un engorro. Todo transcurrió con normalidad hasta que llegados frente al Almodí, poco más o menos, comenzó a lloviznar; pero nadie se movió de su sitio, y seguimos adelante. Pero ya a la entrada de la calle del Taquígrao Martí, campanas de la Merced al vuelo, el agua obligó a resguardar al Santísimo en el templo. La gente, que suele acertar, llenaba la iglesia porque ante la amenaza evidente de aguacero, se había ido refugiando en ella. Así pues, el Sr. Abad -cantado el Tantum Ergo y rezado el Bendito sea Dios- impartió la bendición con el ostensorio y reservó el Sacramento en el sagrario del altar mayor. D. Juan Aguilar, Cura Párroco de Nuestra Señora de la Merced y Santa Tecla, como en él es habitual, tuvo que expresar con su innata simpatía aquello de: "Como nuestro Amo tiene tantas casas, tenemos ventaja". TVV también estuvo allí dentro. Luego, se cubrió la custodia con unos plásticos y devolvimos la carroza a la Colegiata. La procesión cívica, practicamente, no se interrumpió, porque después de entrar el Santísimo en Santa Tecla, aunque con tiempo amenzante, cesó la impertinene lluvia. Parece que este año ha acudido a acompañar a Cristo Sacramentado un número algo mayor de fieles que en otras ocasiones; pero, así y todo, seguimos sin comprender cómo la principal procesión del año, la que mayor sentido tiene, sigue siendo la menos concurrida. Deberíamos preguntarnos por qué, y deberíamos animarnos a participar, siendo así que quien sale en verdad a la calle no es otro que el mismo Cristo a quien -en imagen escultórica- le tenemos tanta devoción... MIGUEL MIRA.
dilluns, 7 de juny del 2010
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