Veintiséis de Febrero de dos mil once. Ya estamos en vísperas de las celebraciones que dan sentido a nuestra asociación; y contentos como estábamos por la acogida que el pasado año tuvo la iniciativa de reunirnos a departir amigable y fraternalmente en una cena, quisimos repetirlo; y a fe que fue un acierto, porque hubo una respuesta aceptable, con cuarenta y dos asistentes entre asociados y acompañantes. La cena tuvo lugar en la cafetería de la Música Nova, anoche, veinticinco de febrero, a las nueve y media, con un correcto servicio y por un módico precio; al postre no faltó el dulcecito proveído por la señora Presidenta y, eso sí, el señor vice-presidente nos dejó huérfanos del tradicional sorteo de medallas, hueco éste que rellenamos por la previsión del vice-tesorero que nos trajo cuatro colgaduras para la rifa. La verdad es que el ambiente fue extraordinario y nos pudimos percatar de que la gente estaba a gusto y -como siempre- dispuesta ya a comenzar nuestro itinerario anual, con la preocupación de la puesta a punto, sin olvidar que en pocas semanas se celebrará el Triduo a Jesús Nazareno (24, 25 y 26 de Marzo) y hay que ponerse las pilas...
En contraste con el buen ambiente relatado, podríamos comentar, en otro orden de cosas, la nula respuesta respecto a la posible coparticipación en la Exposición Procesión Diocesana de Sagunto; la nula respuesta respecto a la disponibilidad de vestas para un proyectado depósito de préstamo; y la muy escasa contestación a la encuesta que por dos veces se distribuyó para conocer la disponibilidad de portadores y portadoras a la hora de repartirnos la carga en las procesiones. Tal vez, así lo pensamos, reuniones del tipo de la que hoy se reseña vaya haciéndonos más participativos y nos ayude a comprender que la llevanza de nuestra cosas no es sólo de los directivos de turno, sino que requiere la implicación de todos; y el compartir estos ratos informales y distendidos, abiertos a nuestra familia, a nuestras esposas y maridos, a nuestras novias o novios, debería ser como una base de lanzamiento hacia los demás, debería provocar el efecto llamada... Si nosotros estamos a gusto ¿por qué no hacer -boca a boca- la oferta de algo que es bueno?
Confiemos en que N.P. Jesús nos eche una mano... ¡Y confiemos en que nos la dejaremos coger! Esa, no tengáis duda, será nuestra ganancia.
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