dimecres, 5 d’agost del 2020

MAR DE DULZURA INEFABLE...

...FUENTE DE TODA ALEGRÍA!



            Después de tantos meses, aunque la preocupación sigue viva, una explosión de confianza parece que renazca en el fondo de nuestro pensamiento.

            La luminosa presencia de la Virgen de la Seo en su altar y en el pálpito de nuestro corazón se han patentizado en nuestra mirada atenta y amorosa; cubierto en parte nuestro rostro por obligación, han sonreído nuestros ojos, y unos a otros nos hemos felicitado por hallarnos al pie de nuestra Patrona, bajo su atenta mirada, en un reducto de paz, en una casa abierta a la alegría que Ella nos transmite. Una vez nos libraste de aquella mortífera peste; pero hoy es distinto: nos hemos hecho mayores y somos responsables de nosotros mismos; podemos aclamarnos a Ti y suplicar como entonces ¡misericordia! Pero si en aquella ocasión devolvimos el lirio a su erecta posición, debemos mantenerlo firme con la fuerza de nuestra fe; con la esperanza en el cobijo que nos presta tu cariñoso manto, con la certeza de que no nos vas a desamparar jamás, Madre María de la Seo. Bendita seas.

                                                                     ***

            Día 4 de Agosto de 2020.

            Asistí a la Misa de las ocho en la Colegiata. No esperaba aquella solemnidad; pero nuestro Abad gusta del ceremonial. Pero más aún me sorprendió gratamente la participación de un grupo coral formado para la ocasión, el mismo que, con buen criterio, ya se formó el pasado año con gente de todas las parroquias, que animó la celebración, haciéndola participativa y, como digo, solemne de toda solemnidad. El aforo permitido se hallaba completo. No quiero decir que hubiera más participación que en años pasados, quiero decir que, dentro de la anormalidad sanitaria, podríamos decir que subyacía la normal normalidad y la habitual respuesta a la llamada de la Patrona.  Pero me centraré en el Rosario a la Virgen. Preparó el Sr. Abad un impreso con un ofrecimiento en forma de responsorio, con las tradicionales jaculatorias, que ha rescatado (ya las rezamos el pasado año), que desde hace decenios que no se sacaron del cajón. Y, en su sencillez, son expresivamente hermosas. Comienzan como el título de esta entrada. Las transcribo al final.

            Hacía también mucho tiempo que los misterios gloriosos del Santo Rosario no sonaban con la afinación y con la fuerza de un coro como el que he nombrado antes. Si quieren, faltaba alguna voz femenina y algún ensayo; pero para ser, si no improvisado, casi, les prometo que me alegró el esfuerzo y el resultado. Un  amigo, de entre los cantantes, al finalizar, me dijo: açò no te res a vore amb lo de demà…Pero le felicité. Paco Roca con la batuta hizo un buen trabajo, si tenemos en cuenta que de entre el grupo no hay ningún profesional. Tan solo Cristina, la solista, tiene experiencia en el canto y ya desde hace varios años es la encargada de cantar las preciosas y difíciles estrofas del himno del Maestro Ramírez. Esta vez cantó las dos y debo precisar que estuvo en un punto casi perfecto. Casi; pero hay que tener en cuenta que Ramírez compuso la música pensando en un tenor y un tenor la interpretó durante muchos años; luego dejó de cantarse porque aquellos viejos cantores fueron desapareciendo y se produjo un bache que costó de rellenarse. Bien por Cristina; pero ¿por qué no intentarlo con un hombre? Puestos a contratar un profesional ¿cuál sería el problema? Es verdad que cantar el himno como nos gusta oirlo a los setabenses es complicado, porque no solo hay que poner la técnica y la voz; hay que poner el alma…

            Me he dejado atrás los gozos. En realidad, el acto del Rosario es largo y no nos gozamos con la totalidad de ellos, pero esta vez se interpretaron dos, con el mismo resultado de los misterios. Las voces femeninas y los ensayos se quedaron cortos.

            Salimos ya tarde y, francamente, no nos apeteció volver a subir a la Colegiata a oir el concierto de La Nova ni a ver la dançà.

            Mañana iré a la Misa Mayor y a la procesión claustral. Si Dios quiere, se lo contaré, si es que Vds. quieren leerme.                                                                  

            Un abrazo virtual, Miguel Mira

* No he podido insertar las jaculatorias. En  la crónica de mañana lo haré.