Comienzan en nuestra ciudad los traslados procesionales de las imágenes de clavario, prólogo de las propias de Semana Santa.
I
Cofradía del traslado del cuerpo de Cristo al Sepulcro, “La Camilla”
Viernes, 4 de abril de 2025
Este año celebra esta asociación de fieles las “bodas de brillantes”, es decir, los setenta y cinco años de su fundación.
Era de esperar que, aparte de la presentación de un libro dedicado a la efeméride, la procesión del traslado desde la Iglesia Parroquial de los Santos Juanes hasta el Ayuntamiento hubiera sido preparada con especial empeño por darle la importancia, solemnidad y relieve que tal evento requería. Pero, en ocasiones, las cosas son como son y no como quisiéramos los interesados que fueran. Poco tiempo antes de la hora prevista para la salida del desfile procesional, se formó un impertinente, inesperado y, a la vez, generoso aguacero, que vino a desbaratar las ilusiones y empeños preparatorios de la solemnidad proyectada. No obstante, acabada la eucaristía que a las ocho y media se ofrecía en acción de gracias por la Cofradía y tras lsa lógicas dudas, nervios e indecisiones, se decidió retrasar el horario previsto y, finalmente, al cesar el aguacero a las diez de la noche, se optó por salir para cumplir con lo acordado. Y la procesión se puso en marcha; pero habida cuenta del malhadado preludio, en realidad no falta de humana lógica, las calles de la ciudad, incluida la Alameda, aparecían desiertas; personas que hubieran asistido al acompañamiento, generalmente numerosas en este traslado, optaron por el refugio en sus casas. Pocos fuimos siquiera los que nos asomamos a ver pasar el cortejo y coincidimos con escasos viandantes. Pero, además, otra consecuencia de la incerteza de meteorología adversa, fue la descompuso del bien pensado desfile y la formación de los cofrades que asistieron en bastante número, aun ordenados en las filas con cierta disciplina, se entremezclaban penitentes con tan solo la túnica sin capa con quienes potaban la blanca capa que la cubre, en clara discordancia con la uniformidad requerida, lo que resultó un tanto anárquico, lamentablemente. Vi muchas caras tristes. La banda de tambres, muy nutrida, precedida por el estandarte de la cofradía, abría paso con el retumbar de sus cajas y bombos a pleno rendimiento; pero fue lamentable la escasa respuesta de un público que prefirió, como ya he dicho, quedar acomodado en casa; pero ello no impidió que Cristo, yaciendo sobre sus sencillas andas, llegara al Ayuntamiento sin problema, donde, allí sí, esperaba un grupo de personas aparte de los cofrades formando pasillo mientras la banda de música de La Nova interpretaba el Mater Mea. Acompañó en la presidencia la Hermandad de Cofradías, la mayoría de cuyos representantes vestían la uniformidad de sus respectivas representadas, y cerraba el cortejo la corporación municipal. A la puerta de la consistorial, el párroco pronunció unas palabras, que fueron aplaudidas; entró la urna a su transitorio destino… y comenzó de nuevo una suave llovizna que nos obligó, a paraguas abierto, apresurar nuestro paso de regreso a buen cobijo…
En cualquier caso, la Cofradía está de enhorabuena. Como así se la reconocemos.
II
TRASLADO DEL SANTO SEPULCRO
Sábado 5 de abril, 22’39 h.
Era su turno y tanto la noche como la gente respondieron y hubo una excelente participación tanto de acompañantes de particular como cofrades en sus distintas secciones. Timbales de los clásicos conté diez y timbaleros al menos tres por timbal. Le siguió una larga doble hilera de devotos con velas, un buen número como tradicionalmente ocurre en esta procesión, para dar paso a una muy buena asistencia de cofrades. Me pregunto –tengo una fijación reiterativa en esto- por qué tienen que desfilar pegados prácticamente unos a otros sin guardar ni un palmo de separación entre ellos (esto suele ser general, aunque algunas cofradías ya lo han conseguido corregir), costumbre que afea el desfile y agradecen las tintorerías limpiando chorretones de cera de las vestas, valga la parábola. Formaba detrás de los cofrades un grupo de invitados de otra cofradía, con sus túnicas y portando varas altas de madera. rematadas en cruz. Cerraba esta parte del cortejo el otro grupo de percusión der la propia cofradía y la escuadra de “armats”, avanzando con su peculiar modo de desfilar delante de la imagen de clavario del Santo Sepulcro. Las presidencias acompañaban según nuestras inveteradas costumbres: Sacerdote (esta vez, D. Raul y no D. José), presidente y clavariesa, junta de señoras, y Hermandad de Cofradías.
III
EL ECCE HOMO
Como así se hace casi desde inmemorial, el traslado de la imagen de clavario se celebra tan pronto se acaba el novenario dedicado al Santísimo Ecce Homo, es decir, el cuarto domingo de cuaresma. Al ser pronto el horario de salida, me acerqué hasta las proximidades del domicilio del clavario saliente y ya me encontré, en formación, en la Plaza del Mercado la nutrida banda de tambores, que inició su estrepitosa marcha a paso ligero hasta el punto de inicio del desfile procesional. Llegué yo a ese mismo punto donde el normal trajín preparatorio era una efervescencia de cofrades y devotos, apunto la banda de música y repartidos los cirios; fui salvando la turbulencia y me situé en la Plaza de la Seo donde coincidí con otras personas, no demasiadas, a esperar el paso del cortejo. Llevó la bendita imagen de Jesús un largo acompañamiento de particulares con su cirio, precedidos, claro es, por la percusión uniformada con la vesta tradicional, si bien cubiertos todos sus componentes con verduguillo. Desfilaron los cofrades entremezclados, no entiendo por qué, unos con la vesta original y otros con capa, ese aditamento añadido no hace tantos años; y, como comenté al relatar la procesión del pasado viernes, ¿por qué ese desorden? Eso y el hecho de andar pegados unos a otros, un claro “dejà vu”. Por lo que se ve, estamos ante un modo de procesionar incorregible (y no me excluyo). Pero…, como me comentaba un conocido con quien entable conversación allí en la plaza, ¿Por qué tanto interés en la declaración de interés turístico si ni siquiera sabemos desfilar como en cualquier otra localidad, ordenadamente, en silencio, sin amontonarnos? Bien, me he salido del tema. Los lectores me perdonarán. La imagen del Santísimo Ecce Homo fue trasladada con asistencia de sacerdote, presidente y clavario entrante y saliente; señoras camareras, y Hermandad de Cofradías al completo. Cerró el cortejo La Nova. A este respecto, me permito relatar una anécdota que me afecta. Dirigía anoche la banda el veterano clarinetista D. Rafael Sanz Mayor, autor de varias marchas de procesión, muy bellas por cierto, siendo la más conocida “El Cristo del Cachorro”. Esta marcha se estrenó precisamente el año en que me correspondió ser clavario de N. P. Jesús Nazareno. Recuerdo perfectamente que al llegar a la entrada de la calle del Pi, comenzó el para mí hermoso canto inicial de la cuerda de madera y me emocionó (era yo entonces presidente de La Nova. Anoche iba yo siguiendo la procesión y el propio Sanz Mayor ¿Dónde creen que mandó interpretar su Cristo del Cachorro? Pues sí, en la calle del Pi.
Acabé, pues, mi recorrido en la Plaza de San Francisco. Reiniciaremos estas estampas de nuestra tradición en breve. Gracias por su atención, Miguel Mira