diumenge, 3 de febrer del 2013

SANT BLAI GLORIOS


HOY ES SAN BLAS


   Acostumbrado como estoy a hablarles de asuntos relacionados con la Semana Santa, tal vez ustedes se preguntarán el por qué del título de esta entrada a nuestro blog, visto que nada tiene que ver el Santo Obispo Mártir, protector de nuestras gargantas, con nuestra Semana Santa, a no ser que consideremos -como así es- que San Blas fue testigo de Cristo, y ese testimonio, el testimonio de los mártires, siempre nos conduce a reflexionar sobre El Mártir: sobre Jesús, que entregó su vida por nosotros hasta la muerte, y una muerte de cruz. Pero no es hoy mi intención profundizar en estas reflexiones. Mas bien se trata de otro tipo de comentario el que pretendo ofrecer.
   En efecto, desde hace ya varios años, por motivos que no vienen al caso, mi esposa y yo solemos asistir a la misa dominical (el sábado, el domingo o ambos días) a la Parroquia de los Santos Juanes. De un tiempo a esta parte, vengo observando un significativo cambio en el ambiente, sobre todo en la misa de los sábados. Aparte de la entusiasta actuación del coro parroquial, ya veterano (aunque no viejo), perfecto animador de las celebraciones, la asistencia a la eucaristía de la gente menuda (primera comunión, postcomunión, juniors..., con sus catequistas y educadores, y bastantes padres) consigue borrar el efecto de un templo medio lleno ante una iglesia generalmente a rebosar. La misa se hace bastante participativa; ayudan en el altar monaguillos: chicos y chicas; y si los más pequeños, como suele ser inevitable, enredan..., pue no pasa absolutamente nada. Según un conocido sacerdote, ya fallecido, los niños no saben participar de otro modo en las alabanzas al Señor.
   Pues bien, en ese contexto, ayer, día de la Presentación del Señor, día que conocemos como de La Candelaria, y hoy, día de San Blas, he participado en ambas misas. No es que ambas celebraciones se salieran de lo normal, dentro de ese ambiente quasi familiar, cordial y participativo; es que, a pesar de ser uno ya un tanto mayor, descubre y se sorprende ante costumbres que no conocía. Así, el día de la Candelaria, bendición de candelas; el día de San Blas, bendición de rollitos de pan con semillas de anís. Aquellas, símbolo de la Luz de Cristo, para encenderlas (según es costumbre) cuanto se desata la tormenta; éstos para comerlos, previo rezo del Padrenuestro, pidiendo la salud de nuestra garganta. Pero hoy hemos visto cómo junto a los panecillos (un buen número de bolsas y cestos bien adornados) algunos fieles han presentado cestas o bolsas con manzanas... ¿Manzanas? ¿Por qué manzanas? Pues bien, logicamente, hemos tratado de satisfacer la curiosidad y hemos preguntado a la persona que teníamos más próxima: ¿Per que, pomes? Respuesta: Jo no sé mes que hi ha que menajarles el dia que em diu la senyora E... Y nos fuimos a preguntarle a ésta. Respuesta: les pomes beneides es menjen per a previndre la malaltía del còr, i s'han de menjar el dia de l'Encarnacio, es a dir, el 25 de Març...
    La verdad, no sé qué cara habremos puesto ante tal revelación que, al recoger nuestros rollitos, en la bolsa nos hemos encontrado con que algunas buenas mujeres ¡nos habían puesto unas manzanas! Cuál no habrá sido nuestra garatitud ante tan sencillo gesto; gesto que, al cabo, no es sino muestra de aquella familiaridad de que les hablaba.Y uno se siente en su casa.
    Rezaremos a San Blas per que ens lliure del mal de gola; lo haremos también por las gargantas de aquella gente tan sencillamente buena; y asimismo para que interceda por las de todos nosotros. Y, por supuesto, el día de la Encarnación le rezaremos a la Virgen Nuestra Señora per a que ens lliure dels mals del còr.
    De tot còr, vos estima Miguel Mira.