dimarts, 15 d’octubre del 2013

MISCELANEA


   Valga por una vez dar desde el blog alguna noticia interesante, no vinculada necesariamente a la Semana Santa, aunque pueda haber algún aspecto afín. Hoy quisiera reseñar tres de ellas, y son:

I
   STAR.DESAMPARADOS

   El día 12 de Septiembre se estrenó, bajo el título del encabezamiento, en el Teatro Talía de Valencia, la obra escrita por María Albiñana Blanco, creada como ella mismo dice "por y para los enfermos mentales. Su historia y la del Padre Jofré están ligadas de forma intrínseca a esta idea...", pero "Star.Desamparados" no pretende contar punto por punto la historia del primer hospital para enfermos mentales y el origen de la imagen de la Virgen de los Desamparados, temas que, sin embargo, serán su hilo conductor. La autora, en clave de humor, nos presenta el ensayo general de un musical, que tiene por objeto llamar la atención sobre la situación de muchas personas transtornadas en su psique, que merecen mayor concienciación social y pública, mayor dedicación y cuidado. Al propio tiempo, se refiere muy someramente la historia real de la imagen de la Virgen.
   Y volvemos a las palabras de la propia autora: "Hoy verán un ensayo general loco, divertido, rockero y gamberro. No saben los adultos lo que se pierden cuando dejan de ser niños... ¿Les apetece jugar?"
    A  fe que  quienes  asistimos  a  la  representación pudimos gozar de un rato tremendamente alegre, jovial y, al propio tiempo, respetuoso con el tema de fondo. Mereció la pena. Y durante los cuatro días que estuvo en cartel el aforo quedó enteramente cubierto. No en vano el motivo era loable, puesto que la beneficiaria fue la Fundación Maides, cuyo fin es precisamente la atención a los enfermos mentales.
     ¡Ah! ¿Que por qué lo cuento? Pues porque uno de los actores destacados que actuó en la obra es miembro de esta Hermandad de Portadores de Jesús Nazareno.
    Si quieren, buscando por Google "Star.Desamparados", en  Youtube (¿Se escribe así?) la pueden ver integra. Pasarán un buen rato.

II
Una jornada de asueto

        El pasado día 21 de Septiembre nuestros amigos D. Luís Martí Cuerpo (no sale en la foto porque él fue quien la hizo), D. Siro Díez Cuquerella y quien esto escribe tuvimos el gozo de recibir y atender a quien fuera Pregonero de la Semana Santa en este ejercicio, D. Remigio Beneyto, acompañado por su distinguida esposa. También, hay que decirlo, se unió a nosotros D. Manuel Soler. Como se ve en la foto, estuvimos en el castillo y, después, nos sentamos a la mesa. Departimos tranquilamente hasta media tarde y pudimos compartir opiniones y comentar sobre lo divino y lo humano. Es notable cómo el carácter, afabilidad y, en fin, la llaneza y personalidad de alguien de la categoría de D. Remigio, conducen hacia una amistad sincera de la que, necesariamente, surge la reciprocidad.

III
Unas bodas de oro

    Fueron las de D. José Muñoz Mira, sacerdote que celebró hace cincuenta años su primera Misa en la Colegiata. Y quiso celebrarla solemnemente el día 22 de Septiembre en la propia iglesia. 
       Asistió el Señor Arzobispo, con quien concelebraron el propio protagonista, el Sr. Abad, D. Manuel Soler, D. Francisco Gil, D. Vicente Pons y hasta quince sacerdotes más. Quiso sumarse a esta celebración D. José Ortega, a pesar de que hubo de hacerlo en silla de ruedas, pero no faltó.
      Si lo relato es porque el reverendo salió hacia el Seminario desde el grupo de Jóvenes de Acción Catolica de la Seo, y en ese grupo estábamos tanto mi esposa como yo y otros muchos, de los cuales todavía pudimos participar activamente, gracias a Dios, un buen número. Cantó la Misa el Còr Polifònic Ciutat de Xàtiva, que estuvo como suele, rayando la perfección. La homilía del Señor Arzobispo, no tuvo desperdicio; y las palabras de acción de gracias de nuestro amigo Pepe Muñoz, muy sentidas y sinceras. En algún momento se nos nublaron los ojos.
       Después, fuimos invitados a un piscolabis en una céntrica cafetería, al aire libre, y allí acudió también D. Carlos Osoro. Me importa resaltar cómo en todo momento, tanto en la Colegiata como en la Alameda, atendió a todo quien quiso dirigirse a él. Uno de ellos fui yo; y en otro momento les diré por qué. Por ahora no puedo ni debo desvelarlo.

    Hasta pronto. Miguel Mira