divendres, 29 de novembre del 2024

ADVIENTO

 

            PREPARAMOS LA NAVIDAD

            Ya llegamos al primero domingo de Adviento. Ha acabado el ciclo de las apocalípticas profecías y anuncios de los últimos tiempos en que el Hijo del Hombre se nos presentará lleno de gloria y majestad, reparándonos las pasadas lecturas a una actitud de conversión y esperanza. Ahora iniciamos otra espera: nos va a nacer un Salvador, el Mesías, el Señor, pero eso llegará en el Tiempo de Navidad, e igualmente requiere nuestra atención para preparar la llegada de esa Buena Nueva. Así pues, os transcribo el texto de Lucas que leeremos este domingo y el comentario de D. Joaquín. Saludos, Miguel Mira.

 

Del evangelio de Lc. 21, 25-28. 34-36

 

            “En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.

         Cuando estas cosas comiencen a suceder, poned atención y levantad la cabeza, porque se acerca la hora de vuestra liberación. Estad alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan vuestra mente y aquel día os sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra.

         Velad, pues, y haced oración continuamente, para que podáis escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.”

       Lucas evangelista es de origen pagano, un seguidor y discípulo de San Pablo; lo encontramos, según aparece en Los Hechos de los Apóstoles, como testigo presencial de los hechos que narra por el testimonio de su propia experiencia. Nació en la zona de Antioquia. Por su estilo y dominio de la lengua griega, que usó en su evangelio y los “Hechos”, vendría de origen griego. Toma al escribir su obra, como fuente principal, al evangelista Marcos. También de aquellas personas que “lo vieron con sus ojos” y, sobretodo,

 fueron testigos de la Resurrección y ministerio en los tres años de vida pública.

       En el evangelio de este domingo, Lucas nos interpela casi con las mismas palabras que el domingo treinta y tres leímos, tomadas del evangelio de Marcos, en donde Jesús nos advierte que las fuerzas de la naturaleza no han de dominarnos. El cristiano no considera estas energías como si fueran el fin. El cristiano sabe que su único un fin en su vida, el Alfa y la Omega, el principio y el fin de todo es Jesús.

     Ese fin, ese norte, lo veremos venir en una nube con poder y Gloria. Es la esperanza de la vuelta definitiva. Siglos tenemos a lo largo de la Historia, donde parece que llegamos a un final. Un final tormentoso por las guerras, las enfermedades, las hambres, las pestes, que hacen “desfallecer a los hombres por el miedo” ante lo que se le viene encima, como aquellos que han sufrido la Dana u otros desastres o grandes fracasos personales o colectivos. ¿Cuál es nuestro fin: las cosas o la fuerza de nuestra fe, en nosotros mismos o en quienes nos llenan de su vigor?

     Cuando las circunstancias de la vida nos pongan en esta diatriba “alcemos nuestra cabeza, alcemos nuestro espíritu, nuestra fe nos liberará, de lo contrario, nos hundiremos  en nuestros fracasos, huyendo en borracheras y depresiones, sin darnos cuenta que nos atarán como un lazo de cazador sobre nuestro propio fracaso.

    “Estad despiertos” vivid de vuestra fe, de vuestra esperanza, fe y esperanza activas; ese “alzad la cabeza”, ponerse en disposición de aquello que hemos de hacer, eso en todo tiempo, para huir de lo que pedimos en el Padre nuestro: “no nos dejes caer en la tentación”, en la prueba. Esa es la actitud de nuestra esperanza, nuestro Adviento de todos los días. Ese estar de pie, en actitud de ser enviado, de ser llamado para anunciar el Año de gracia del Señor. De ir a consolar, a ayudar, en animar, en fin… a amar. Ser como los ángeles que enseñan a amar incluso en las propias experiencias.

         Feliz domingo, primero de Adviento. Estemos atentos, llenos de alegría, porque un año más, recordamos, hacemos presente que el Señor está con nosotros hasta el final de los tiempos. Estas virtudes no son exclusivas de este tiempo, sino que tienen que animar cada momento de nuestra vida.

Joaquín Núñez Morant

divendres, 22 de novembre del 2024

A LAS PUERTAS DEL TIEMPO DE ADVIENTO

 

            Hoy corresponde reflexionar sobre esta gran festividad de

 CRISTO REY DEL UNIVERSO.

            Como de costumbre, podemos leer el texto del evangelio de San Juan y, a continuación, meditar las consideraciones que al respecto nos ofrece D. Joaquín,

Del evangelio de San JUan san Juan 18, 33b-37

“En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:

— ¿Eres tú el rey de los judíos?

Jesús le contestó:

Jesús ante Pilatos. Pilatos lo envía a Herodes. Las horas de ...

— ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?

Pilato replicó:

— ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has

hecho?

Jesús le contestó:

— Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado

para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.

Pilato le dijo:

— Entonces, ¿tú eres rey?

Jesús le contestó:

— Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar

testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”

 

 Ante la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo. - Infovaticana Blogs

COMENTARIO

 

        La solemnidad de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el dueño de la Iglesia y del mundo es Cristo Rey.

    Ni el mundo es ya el mismo, ni lo son las circunstancias de la Iglesia; han pasado cien años, pero la realeza de Jesús es afirmada por Él en su evangelio.

     En el Antiguo Testamento, vemos que se da título de “rey” a los señores de esos pueblos que se enfrentan entre ellos o con Israel. A Dios se le da el título de rey que cuida de su pueblo y le defiende de sus enemigos. Se le presenta como soberano allá donde reine la paz y la justicia. El mismo Jesús habla del reino o reinado de Dios, que es su Iglesia y que está cerca. Que somos nosotros quienes la haríamos realidad, enamorándonos de Dios y de su ley de amor. En el evangelio encontramos ciento cuatro veces  la palabra “el reinado de Dios” como centro de la predicación de Jesús.

    A las puertas de la Segunda Guerra Mundial Pio XI publica su Encíclica “Quas Primas”. Solo Jesús es el Rey, el dueño de la Historia, no los totalitarismos que se anunciaban: Comunismo, Fascismo, Nacismo…

   ¿Cuál es la realeza de Jesús?, ¿cómo nos la imaginamos nosotros? Hemos de tener las ideas claras para no adulterar o pervertir y convertir en dominio lo que ha de ser una liberación. ¿Cuántas veces nos hemos visto dominados por quienes debían ser nuestros padres?, ¿cuántos han hecho de la promesa de obediencia una esclavitud?, ¿cuántas veces el reinado de Dios se ha confundido y ejercido como el reinado de este mundo, con soberbia y dominio, tan lejos de aquel imperativo de Jesús: “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” empezando por quienes tienen la misión de servir?. Los que quieren ser y son los primeros.

       De todo el fragmento de San Juan que hoy comentamos ( Jn.18,33b-37), solo nos interesan los últimos versículos : “¿conque tu eres rey?” que le dice Pilato con una sonrisa de lástima. Jesús afirma: “soy Rey”. ¿Qué clase de rey o de reinado es el de Jesús?: Ser testigo de la Verdad, esa es la clave. ¡Cuántas veces confundimos y traicionamos a Jesús! Ser testigos de la Verdad, es decir, ser testigos de Él. Buscamos un reinado de dominadores, reinado secular en la Iglesia. Hemos asistido a pontificales más cortesanos y de dominio de un gran señor que de un servidor de los servidores de Dios.

       Ser testigo de la Verdad que da comienzo en el Génesis y concluirá con las imágenes del Apocalipsis, sin olvidar que es un lenguaje profético, válido parara todos los tiempos. La verdad profética no tiene nada que ver con la verdad científica. Ésta puede ser perfecta o cambiante. La Verdad de Cristo es siempre válida como es el Amor y la ternura de un Padre bueno.

      La Verdad evangélica es donación de sí mismo como lo hace Jesús en la cruz, donde clama al Padre: “¿porqué me has abandonado”? y, al mismo tiempo, con toda su ternura cuando le dice a Dimas “hoy estarás conmigo en el Paraíso”. la verdad de Dimas es reconocer su pecado y su esperanza en el reino de Jesús.

        Pasad un feliz domingo, sabiéndonos testigos de la Verdad, verdad improvisada ante respuestas misericordiosas: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los muertos resucitan” y los pobres son evangelizados por nuestra verdad. La Verdad que es Jesús.

                                   

Joaquín Núñez Morant

dijous, 21 de novembre del 2024

BREVE FEFLEXIOON

 

    Estimados amigos: el martes de esta última semana del Tiempo Ordinario, en la celebración de La Palabra durante la Misa, leíamos unos versículos del libro del Apocalipsis. Pensando en los últimos comentarios de nuestro querido amigo D. Joaquín Núñez, he recordado lo que nos decía la semana anterior al referirse a la actitud de los cristiano en su vida de fe y amor a Jesús:

      “Las yemas de la higuera estarán siempre presentes en nuestra vida, en nuestros momentos de duda, de crisis, de confusión para saber que Él está a la puerta y nos dice que quiere cenar con nosotros si cerramos las ventanas de la confusión y le abrimos la puerta para que pase y cenemos juntos”.

         Y esta consideración no es gratuita:  leemos en Apocalipsis 3, versículo 20:

 Estoy a la puerta llamando: si alguno oye y m: abre, entraré y cenaremos juntos…

         Estas palabras me recuerdan otras que me agrada de vez en cuando releer, al pensar en cuántas veces el Señor está llamando a nuestra puerta y no le oímos o tal vez nos hacemos los sordos, actitud que se refleja en este precioso soneto de Lope de Vega:

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?

¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocío

pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras

pues no te abría! ¡Qué extraño desvarío

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:

«Alma, asómate agora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía!»

¡Y cuántas, hermosura soberana,

«Mañana le abriremos», respondía,

para lo mismo responder mañana!

***

            Me pegunto: ¿Por qué yo no tengo siempre abierta la ventana?

            ¡Acrecienta,  buen Jesús, mi fe y espanta de mí tanta apatía... !Si es que nos está llaman do cada día...!

Un cordial saludo, Miguel Mira

 

 

dimarts, 19 de novembre del 2024

AÑO JUBILAR DE LA ESPERANZA

 

  SPES NON CONFUNDIT

 

  Buenos días a todos:

            Como les decía en el anterior entrada, sería interesante conocer de qué nos habla el Papa en la bula “La esperanza no defrauda”. Ciertamente es larga, pero pienso que disponiendo de este blog, debería compartir los puntos de mayor interés en la medida que sea posible. Habla Francisco de que ha de centrarse en los signos de los tiempos y, a este respecto, en el punto nº 8,  DICE 

  Papa Francesco I Bergoglio 3 Imanes 5x7 CM Imán Dios Bendiga La Casa De - Imagen 1 de 2

     8.  Que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo, el cual vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra. La humanidad, desmemoriada de los dramas del pasado, está sometida a una prueba nueva y difícil cuando ve a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia. ¿Qué más les queda a estos pueblos que no hayan sufrido ya? ¿Cómo es posible que su grito desesperado de auxilio no impulse a los responsables de las Naciones a querer poner fin a los numerosos conflictos regionales, conscientes de las consecuencias que puedan derivarse a nivel mundial? ¿Es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte? Dejemos que el Jubileo nos recuerde que los que «trabajan por la paz» podrán ser «llamados hijos de Dios» (Mt 5,9). La exigencia de paz nos interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos. Que no falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera.

 

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            Ya sabéis que al pie de las entradas se puede clikar e introducir comentarios. Hace años que nadie  lo ha hecho, pero os lo recuerdo porque sería agradable contar con vuestras opiniones.

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            A los hermanos/as portadores os habrá llegado por mail la convocatoria para la Asamblea General Ordinaria a celebrar el 3 de Diciembre en las dependencias parroquiales de la calle de Moncada. Sería una satisfacción contar con la presencia de todos, porque esta Hermandad de Portadores de N. P. Jesús Nazareno, debería ser ejemplo de participación.

 

            Saludos cordiales, Miguel Mira