divendres, 15 de novembre del 2024

SPES NON CONFUNDIT

 

Spes non confundit

 

I

BULA DE CONVOCACIÓN
DEL JUBILEO ORDINARIO
DEL AÑO 2025

 

            Comienzo por invitaros a leer la bula del Papa Francisco arriba anunciada sobre el Año Jubilar de la esperanza, con el lema “La Esperanza no defrauda”. Ayer, día 14, se pronunció en St. Francesc la primera de las tres conferencias programadas para la preparación a este jubileo, a cargo del Rector del Seminario Menor, D. Onofre Gabaldó, quien nos introdujo en el tema, desentrañando con fácil e inteligible palabra el significado del referido lema y la finalidad querida por el Papa. Nos encomendó encarecidamente la lectura de la bula y aquí repito la recomendación. No la copio por su extensión, pero es fácil de sacar de Internet. SALUDOS,  Miguel Mira

II

            Hoy vamos a reflexionar sobre el Evangelio de San Marcos, 13, 24-32.

         D. Joaquín nos ofrece una visión esperanzadora de  nuestro futuro como cristianos, aun partiendo del quasi “apocalíptico” discurso puesto en boca del Maestro. Éste es el texto que se comenta:

         “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

—«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.

Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre».

COMENTARIO

            Si leemos de carrerilla el evangelio de San Marcos, al llegar al cap. 13, nos encontramos ante un leguaje oscuro distinto de su lenguaje habitual. En el fragmento de hoy Jesús habla de guerras, de calamidades, de caída de astros, de estrellas; nos hace pensar en un futuro terrible, en el fin del mundo.

   Jesús no está hablando, sin embargo, del fin del mundo, nos está dando una bella noticia, nos está hablando del nacimiento de un mundo nuevo. Para entenderlo se ha de tener en cuenta el contexto: Marcos escribe este cap.13 alrededor del año 68, tiempo del reinado de Nerón, cuando la Iglesia es perseguida como nunca, y mueren Pedro y Pablo, que son las dos columnas de la fe. La comunidad de Roma se encuentra traumatizada con la sensación de fracaso y de ruina. Muchos cristianos sufrirán una muerte terrible, como nos describe Tácito en sus Annales.

   La Iglesia experimenta, sufre,   un gran fracaso. Además, se divide en dos grandes facciones y éstas, a su vez, en grupos más pequeños, enfrentados entre sí. Cristianos que denuncian a otros cristianos. Algo terriblemente malo, que la Historia nos narra: varias divisiones, con persecuciones y luchas entre los propios cristianos. Aunque aquello ya tan lejano parece olvidado, en nuestra Iglesia  actual aparece algún rebrote de aquellas lejanas controversias que  nos transmiten malos ejemplos. Hay grupos fanáticos que defienden sus ideas con el insulto más irreverente y pobres gentes sin criterio que les siguen sin saber, siempre manipuladas, en este caso, como lo era la pobre viuda del domingo pasado.

    No obstante, esas terribles escenas que, según Marcos nos anuncia Jesús, no indican el fin de los tiempos, antes al contrario, nos han de abrir a la Esperanza, al inicio de un mundo nuevo. Se refiere a la caída de los astros que son el hundimiento de los grandes imperios adoradores del sol, de la luna y los astros, los de entonces y los de siempre. Así lo atestigua la Historia; en ellos no hemos de poner nuestra esperanza. Ni nos hemos de acobardar ante las desgracias consecuencia de la Dana, de los terremotos o de las carestías como consecuencias de enfrentamientos bélicos o guerras económicas que vivimos en la actualidad.

     El cristiano es un ser esperanzado que cree y se ve en la presencia del Hijo del Hombre, quien nos enviará sus ángeles, en este caso, personas fieles que le escuchan y se esfuerzan en congregar a los elegidos, los que van a la esencia de la vocación cristiana: amar a Dios y al prójimo, como Francisco en el siglo XIII o los grandes Santos o la gente sencilla que sin fanatismo cumple el mandamiento de Jesús. Vendrán de los cuatro puntos cardinales.

       Las yemas de la higuera estarán siempre presentes en nuestra vida, en nuestros momentos de duda, de crisis, de confusión para saber que Él está a la puerta y nos dice que quiere cenar con nosotros si cerramos las ventanas de la confusión y le abrimos la puerta para que pase y cenemos juntos.

 Feliz domingo en el final de la compañía de Marcos que nos ha ayudado en ese caminar con Jesús. El domingo próximo será Juan Evangelista quien cierre este ciclo B.

Joaquin Núñez