divendres, 25 d’abril del 2025

¡Maria...! y SEGUNDO DOMINGO DE PASCUAL

 

¡RESURREXIT!

Aunque seguidamente os transcribiré la reflexión para el II Domingo de Pascua, quiero introducir este preámbulo, porque la escena que aquí os trascribo me parece motivo de consideración un pasaje con enjundia más que suficiente para meditar y tan importante como enternecedor. Se trata del encuentro de María Magdalena con Jesús Resucitado:

            “Evangelio de Juan, capítulo 20, versículos 11 al 18”

            “María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto...

Se volvió y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

            Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo recogeré.

            Y Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).

            Jesús le dijo: No me detengas, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”

            Imaginaos la escena: La Magdalena está llorando desconsolada, con el alma rota porque ha desaparecido de su tumba el Maestro a quien tanto amó y tanto le debió, con el rostro descompuesto le pregunta a aquel hombre que tiene delante ¿Te  lo has llevado tú…? Yo veo el rostro de Jesús, sereno, hermoso, compadecido y con una sonrisa de amor pleno hacia aquella mujer que le da cuenta de su desvalimiento… Y oigo aquella expresión de cariño con voz dulce y entrañable: ¡María!... Y veo a María abrazarse a los pies del Maestro amado… ¡Raboni!... ¡Qué ternura! No tengo capacidad para expresar la emoción de ese instante y la explosión de júbilo de aquella María Magdalena que tanto bien había recibido del Señor y, así, con un júbilo inenarrable por haber visto a su Mesías radiante, la veo correr cuanto pudo a transmitir el anuncio recibido… ¡He visto al Señor…!

            Me pregunto si  nosotros alguna vez hemos tenido delante al Señor y hemos pasado de largo o, como más abajo dice el comentario del II Domingo, ¡Cuántas  veces ha llamado a nuestra Puerta el Señor y ni siquiera la hemos entreabierto…

            Cordialmente, Migel M ira

            SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA

Aparición de Jesús a los discípulos

  1. Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
    —Paz a vosotros.
  2. Y dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor.
  3. Jesús les dijo otra vez:
    —Paz a vosotros. Como el Padre me envió, así os envío yo.
  4. Y habiendo dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
    —Recibid el Espíritu Santo.
  5. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos.

Incredulidad de Tomás

  1. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
  2. Le dijeron, pues, los otros discípulos:
    —Hemos visto al Señor.
    Pero él les contestó:
    —Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y no meto mi dedo en el lugar de los clavos, y no meto mi mano en su costado, no creeré.
  3. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y Tomás con ellos. Estando las puertas cerradas, se presentó Jesús en medio y dijo:
    —Paz a vosotros.
  4. Luego dijo a Tomás:
    —Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente.
  5. Tomás respondió y dijo:
    —¡Señor mío y Dios mío!
  6. Jesús le dijo:
    —Porque me has visto, has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.

Conclusión del evangelio

  1. Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchas otras señales que no están escritas en este libro.
  2. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

Comentario

Quién era el apóstol Tomás? - La Croix en español

    Jesús muestra sys manos a Tomás  

    Hay una frase  que recorre toda la Historia de la Iglesia, la primera que encontramos en el Evangelio que terminamos de leer que contiene dos expresiones: el miedo y la reclusión con las puertas cerradas. Pensemos que la Comunidad de Juan, que él nos describe, es una comunidad del siglo segundo. Una comunidad de segunda o tercera generación, que saben de Jesús por testigos que no lo conocieron, pero sabían de Él gracias al testimonio de otros que sí lo conocieron. Estamos al principio del siglo segundo, pero es que desde entonces hasta hoy se han mantenido el miedo y la cerrazón como un medio de defensa. No creo que descubra ahora que la Iglesia de hoy sea una Iglesia llena de miedos, una Iglesia que es capaz de dudar de la pastoral del Papa, de sus enseñanzas y de su Misericordia. Ese miedo, a lo largo de la Historia, nos ha hecho ir a rastras de avances que ha asumido muchas verdades previamente tenidas como herejías.

Una Iglesia, una comunidad cerrada a cal y canto como aquella que se recluía con  las puertas cerradas por miedo a los judíos. Sin embargo, en medio de ella se presenta Jesús. El Señor estará siempre en medio de esa Iglesia porque es una empresa suya “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28: 16-20). Está en esta ocasión Tomas, el que necesita meter su mano en el costado y sus dedos en los agujeros de los clavos para creer. Su fe depende de la evidencia. San Juan lo llama “gemelo” o “mellizo” ¿de quién? Los biblistas dicen que todos somos  gemelos de Tomás. Tenemos sus mismas dudas, queremos las mismas evidencias para creer y compartir la fe de nuestros hermanos, queremos pruebas de aquello en que cree la Iglesia.

      El quehacer más hermoso que Jesús encarga a la comunidad, como enviada a anunciar la Buena Noticia, es el perdón, para alcanzar La Paz. Solo así seremos hijos de Dios.

       Nuestro hermano Mellizo, como llama Juan a Tomas, el que tiene nuestras mismas dudas, encuentra en la comunidad lo que él busca, al Señor que le presenta sus manos, las mismas manos que devolvieron la Vida a Lázaro o al hijo de la viuda de Naín, las mismas que tocaron y curaron leprosos, ciegos y acariciaron niños, unas manos llenas de amor para mimar, para curar, para enseñar, para darse a sí mismo “tomad y comed; tomad y bebed” (Mt.26;26).

      Nuestras manos ¿cómo están?, ¿para qué las usamos?, ¿para acariciar o maldecir?, ¿para denunciar las injusticias, para condenarlas o mirar a quien nos necesita para atenderlo? Para llenarlas de obras de amor y ofrecérselas al Señor gratis, a cambio de nada, sólo su sonrisa de Padre bueno; diciendo humildemente: ¡Señor mío y Dios mío!

     San Juan termina su evangelio con estas palabras: “…para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.”

       Que el Señor Jesús se nos manifieste y nos diga: “trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

        Felices pascuas a todos y todas y el Señor resucitado nos bendiga.

      Joaquín Núñez Morant

diumenge, 20 d’abril del 2025

DURANTE LA SWEMANA Y DOMINGO DE PASCUA

 

 

            Circunstancias que no vienen al caso, me han impedido incluir en el relato de nuestras procesiones las siguientes. Tras ellas os transcribo el comentario de D. Joaquín Núñez al Evangelio del Domingo de Pascua. Saludos, Miguel Mira.-

 

I

 

Jesús de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Esperanza

 

            Martes Santo.- Las preciosas imágenes de esta cofradía procesionaron por su habitual itinerario, acompañada, aquella escena del Calvario en que Jesús le encomendó a Juan a María como su madre y  nuestra madre, por buen número de devotos; y la Virgen sola, triste después del sacrificio de su Hijo, hermosa con su inmensa capa de Esperanza, por sus cofrades (pocos, lamentablemente), ofreciendo a todos ese pasaje del Evangelio que estamos recordando este abril de un año jubilar extraordinario. Nada distinto de oros años podemos resaltar. Las presidencias, como es de rigor, junto a su consiliario, precedían a la Hermandad de Cofradias y cerró el desfile La Prmitiva setabense.  Abriendo paso fue la banda de tambores de la congregación del Santísimo Ecce Homo. No vimos demasiado público espectante.

 

II

Les Cortesíes

 

Miércoles Santo.- Este fue, desde hace muchos, el primer año que no asistí a la procesión; y es que, inexorablemente el DNI pasa factura. Sí que acudí a la Plaza de St. Francesc por no perderme el histórico acto de un Encuentro atípico, pero de un arraigo popular innegable. No voy a repetir aquí la historia de lo que ya conocen  ustedes. Pero sí que mi visión lo fue desde otra perspectiva.

            En definitiva, pude percibir detalles que me llamaron la atención, naturalmente, anecdóticos si se quiere, per que demuestran que las cosas, todas, son mejorables.

            En primer lugar, se supone que ambos cortejos protagonistas deberían llegar al rayar la doce de la noche al punto de e encuentro. Sin embargo la congregación del Ecce Homo se anticipó alrededor de veinte minutos. La Cofradía de la Purísima Sangre y Nuestra Señora de la Soledad se atrasó al menos diez minutos. Conclusión: estuvimos oyendo el estrépito de lo tambores del Ecce Homo durante media hora y el acto de Les Cortesíes se atrasó un cuarto de hora. Fue larga la pletesía de armats y pendonistas, pero dejem os aparte estas cuestiones mas bien anecdóticas para resaltar algo que me llamó la atención: en el momento de aparecer por la esquina de la calle del Pi, la Soledad, cesar el toque de tambor en ambos lads y comenzar el singular acercamiento de las imágenes, el silencio en la plaza fue imponente. Después del clásico protocolo  de armats y pendones, pendiente todo el mundo de la aproximación del Ecce Homo y las tres reverencias de la Soledad, hubo algunos aplausos y fue curioso ver cómo, hábilmente, los portadores del Cristo fueron dando giros acompasados hasta dejar la imagen encarada hacia el punto de regreso, cuando ya la Virgen subía por Pi hacia la Colegiata. Por supuesto en el instante previo a las cortesías, el coro entonó el moete “qui comparabo te”(Lamentaciones 2:13 (Vulgata).

 

III - A

 

JUEVES SANTO, 13 H.

            Desde la Baixada de l’Estació, domicilo de la Señora Clavariesa, hasta la Colegiata, acompañamos al Santísimo Cristo de la Palma, con su imprescindible motete, y muy buena asistencia de devotos y cofrades. A la llegada a su lugar de estación, esperaba el Sr. Abad, quien, una vez situada la imagen en el altar, dirigió a los acompañantes una breve reflexión sobre la implicación de todos nosotros con el misterio de la Cruz y, así, acabó ese tradicional acto.

 

III.B:

 

Procesión de penitencia de la
Cofradía y Hermandad de Portadores de N. P. Jesús Nazareno           


            A las ocho de la tarde, con buena asistencia de hermanos portadores, se inició a toque de clarín esta antiquísima procesión con nuestra imagen titular, esa preciosa escultura tallada por Alemany que no vemos al ir vestida con túnica de terciopelo morado bordada en otro,  a hombros, bien que reinventada su logística actual, tratando de rememorar algunas de las costumbres de los siglos XVIII y XIX y adaptándonos otras veces a las necesidades actuales, todo lo cual, en conjunto, resultó componer un desfile , si no ejemplar, al menos dentro de la requerida formalidad. Ciertamente, todo es mejorable.; pero este Jueves Santo podemos comentarlo con crítica menos severa que en otras ocasiones.. Siempre hay matices a corregir (silencio, separación enre cofrades…), no obstante lo cual, repito, cumplimos con seriedad. Ahora bien, yo puedo hablar del recorrido hasta la Plaza de St. Francesc, donde tuve que abandonar por problemas personales, que me impidieron dar ni un paso más. Lo sentí, pero, gracias a Dios, repuesto, esperaba poder relatarles mejor nuestra participación del viernes, cosa que al corregir hoy (Pascua) este artículo, sé que no haré. De todos modos, no debo olvidar la mención específica al acompañamiento magnífico del remozado grupo de cantantes locales, interpretando el hermoso motete “Eram quasi agnus innocens…”("Y yo era como un cordero manso llevado al matadero; no sabía los planes que tramaban contra mí: 'Destruyamos el árbol con su fruto, arranquémoslo de la tierra de los vivos, que no quede recuerdo de su nombre.'"(Jeremías 11:19).

             Y añado: es un privilegio escuchar esta antiquísima música coral al coro que nos acompaña el Viernes Santo (aplaudido por la gente en varios momentos de la procesión del Viernes Santo). Esa colaboración debemos agradecérsela al Maestro y hermano portador, Paco Peales.

IV

Viernes Santo.

L’entèrro”

 

            Dado el cansancio acumulado el día anterior, no fui capaz de acercarme siquiera a presenciar el paso del Traslado del Cuerpo de Cristo al Sepulcro, ni, luego, al Vía Crucis. Si que me acerqué por la tarde y visité la imagen en el lugar de su estación en la Colegiata, descansando sobre sus actuales andas, a darle gracias por su misericordia y amor nunca bastante agradecidos. No obstante me han informado fuentes fidedignas de que la asistencia fue numerosa y muy respetuosa, tanto en cuanto a particulares como a representantes de todas las cofradías con vesta, procesión, pues, digna y conforme a esas normas no escritas que se transmiten de padres a hijos de acompañar La Camilla hasta la Seo. Acompaáron, abriendo el corejo la banda de tambores propia de la Cofradía y La Primitiva, cerrando la comitiva detrás de la Corporación Municipal, precedida ésta por la Hermandad e Cofradías.

 

V – B)

LA PROCESIÓN GENERAL DEL ANTO ENTIERRO

 


Voy a dejar para otro momento el comentario correspondiente. Prefiero ofrecerles la oportuna reflexión sobe la ya inminente Pascua de Resurrección, con el comentario del Evangelio del día.

***

 

RESURREXIT!

…No está aquí… ¡¡HA RESUCITADO!!

Evangelio según San Juan, capítulo 20, versículos del 1 al 10 (Biblia de Jerusalén):


1 El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio corrida la piedra del sepulcro.
2 Echó a correr y fue donde Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."
3 Salieron Pedro y el otro discípulo y se encaminaron al sepulcro.
4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más a prisa que Pedro y llegó primero al sepulcro.
5 Se inclinó y vio los lienzos en el suelo, pero no entró.
6 Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo
7 y el sudario que cubrió su cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
9 Pues hasta entonces no habían comprendido que, según la Escritura, Jesús debía resucitar de entre los muertos.
10 Los discípulos entonces volvieron a casa.

Comentario        

Comentario al Evangelio del Domingo de Pascua, Juan 20, 1-10.

        Encontramos tres personajes: la Magdalena, que encuentra la piedra del sepulcro removida y el Sepulcro vacío; piensa que el cuerpo del Señor ha sido robado, pero ese sepulcro vacío es la prueba de la Resurrección de Jesús que se nos presenta. Otro es Pedro, avisado por María Magdalena de que “se han llevado del sepulcro el cuerpo del Señor”



     Pedro se hace acompañar de otro discípulo,  que llega antes que él al sepulcro pero no entra, y llega Pedro, viendo las vendas y el sudario aparte. 

Entra el otro discípulo, vio y creyó al entender las Escrituras referidas al Hijo del Hombre: “que tenía que resucitar de la muerte”.

 

       Este es el testimonio histórico. A partir de aquí serán los ojos de la fe los que serán testigos de Cristo Resucitado. Cuántos cristianos creyentes, incluso otros que no lo son, admiran a Jesús, su doctrina, su vida de donación generosa, pero no saben, aunque digan que si, qué es la Resurrección; dicen que creen, pero para experimentar la fe en Jesús resucitado hay que enamorarse de Él. Tenemos un poeta sublime en la literatura española que muestra su enamoramiento y su fe en Jesús resucitado y vivo: san Juan de la Cruz, cuya lectura en Pascua es muy oportuna.

      Los biblistas hoy están de acuerdo en que el discípulo amado, el que hoy acompañaba a Pedro, es el prototipo del discípulo que sabe ver lo que otros no ven, porque no tienen ojos enamorados; podemos ser cualquiera de nosotros, o un niño de 15 años que el Papa declarará Santo en esta Pascua: Carlo Acutis enamorado de Jesús, enamorado de la Eucaristía, de compartir su amor con los pobres y anunciarlo por los medios actuales.

      Algún día veremos quién es la Magdalena. Lucas nos dice que Jesús la liberó de siete  diablos, de ahí alguna confusión; en un sermón el Papa León Magno juntó en ella todas las Marías, incluyendo a la Magdalena, sin embargo, hoy la idea de quién era es la de una mujer enamorada que junto a otras mujeres siguió muy pronto a Jesús; es la primera que ve a Cristo resucitado y así lo anuncia a sus hermanos; hoy anunciamos a este Cristo resucitado con la misma fe enamorada de la Magdalena  “Anda ve a decirles a mis hermanos: subo a mi Padre, que es vuestro Padre; es mi Dios, que es vuestro Dios”.

    Hoy nos dice a nosotros: He visto al Señor y me ha dicho esto y esto. Para que nosotros lo digamos a todos.

    Pedro y el otro discípulo llegan al sepulcro, quieren saber para dar cuenta, para enseñar a aquellos que necesitan ser catequizados, son la Iglesia que debe enseñar que Cristo ha resucitado. Es la gran preocupación de San Pablo, que se enamoró de Cristo y lo enseñó resucitado. “Si Cristo no ha resucitado vana es nuestra fe” (Cor.15,14). Pedro y el discípulo empiezan a recordar todo lo que les había enseñado y todo lo que debían hacer.

     ¿Por qué llega la Magdalena antes?, ¿por qué llega antes Juan, el discípulo, modelo de enamoramiento de Jesús y después Pedro?. Pedagógicamente nos enseña el camino del encuentro con Jesús: a Jesús se llega por el amor, y desde él, se entiende y se sabe dar razón de por qué amo.

     Feliz Pascua a todos, Cristo ha resucitado.

Digámoslo con la boca y esforcémonos a decirlo con el Corazón: el Señor es quien nos ama, estemos atentos porque “está a la puerta y quiere entrar y cenar con nosotros“ (Apo.3:20) 

       ¡Feliz Pascua de Resurrección!