dimarts, 7 de juny del 2011

DE NUESTRO ARCHIVO

JESÚS NAZARENO.

Poema de Ramón Díaz Mirete,

Publicado en el semanario “El Obrero Setabense”

el 12 de Abril de 1.930.


Entre los insultos de la soldadesca,

bajo un sol de bronce que entre nubes sangra,

Jesús Nazareno la cruz de su Gólgota arrastra…

Camina rendido

y a su paso, la turba exaltada

sus flancos golpea,

escupiéndole al rostro con rabia.

Y el Mártir, el Justo,

todo amor, todo fe, todo calma,

eleva su vista a los cielos

y en silencio avanza…

Una mujer bella,

entre el vil populacho mezclada,

conmovida ante el duro suplicio,

se dirige a Jesús, que se para

y la mira con honda ternura,

mientras por su frente lívida resbalan

rubíes de sangre, que al caer al suelo,

conviértense en rosas de grana.

¡Oh, Señor! ¡Oh, Señor! –dice ella

anegada en lágrimas-

y tendiéndole amante, los brazos,

con un blanco lienzo le seca la cara

mientras ríe la audaz soldadesca

y una ruin mujerzuela, pintadas

de carmín las mejillas, entona

canciones canallas…

De súbito, un grito

La Piadosa exhala;

¡en el blanco lienzo, del Mártir augusto

ha quedado la imagen grabada!

-¡Milagro! ¡Milagro!-

con asombro exclama,

y en el mismo instante

en que el lienzo sus manos levantan,

rinde su cabeza un sayón

con la férrea lanza.

Cae la pobre al suelo;

hieren el espacio recias carcajadas;

¡a los ojos serenos del Justo

asoman dos lágrimas!

Entre los insultos de la soldadesca;

Bajo un sol de bronce que, entre nubes, sangra,

Jesús Nazareno la cruz de su Gólgota arrastra…