dijous, 2 d’abril del 2015

LES CORTESÍES



LES CORTESÍES



Día espléndido y noche apacible, los del Miércoles Santo de 2.015.

Como cofrade de la Purísima Sangre, acompañé, como desde ya hace muchos años, a Nuestra Señora de la soledad, lo que no obsta a que pueda reseñar la buena participación tanto de fieles sin vesta como de congregantes del Santísimo Ecce Homo en el desfile procesional de esta imagen; así me lo relata nuestro amigo Paco Perales. Me refiere el silencio que se observó y la participación de un buen número de gente joven incluso en la llevanza de las andas. Asimismo, muestra su satisfacción con la actuación de la banda de la Música Nova que turnaba. Igualmente –y aquí un leve atisbo crítico- me da su parecer, con el que coincido, respecto a la duración del protocolo de les cortesíes, dada la intervención del coro y armats y saludos de los pendones; pero también coincidimos en que es inevitable.

Por mi parte, señalar que fue muy numeroso el acompañamiento a la Virgen. Muchos devotos sin vesta y muchísima participación de cofrades, con mayoría de mujeres. El motete “Qui comparabo te…” se oyó en distintas partes del itinerario, cantado por el Còr Polifònic. No puedo decir lo mismo que me comenta el amigo Perales del silencio. No haré más comentario al respecto. Como novedad, reseñar que hacía muchos años que el Clavario de la Purísima Sangre no vestía de chaqué, y esta vez lo hizo. Como es habitual, una gozada oir las marchas procesionales, en este caso interpretadas por La Vella.

Solemnidad de El Encuentro. Ecce Homo y Soledad de la Virgen, secular costumbre heredada de aquellas antiquísimas procesiones en que se trasladaban las imágenes a la Iglesia de San Francisco para hacer estación. Como saben, no se trataba entonces de rememorar la cuarta estación del Vía Crucis; se trataba de la coincidencia de día y hora en aquellos traslados, de que nos habla la historiografía de nuestra Semana Santa, lo que  no es óbice para que se siga esta tradición año tras año y que despierte el interés de la gran cantidad de espectadores que esperaban el paso de María y de  su Hijo, Nuestro Señor, tanto en Mercat como en Barreres. Y ojalá que siempre nos acordemos de  dirigirles una oración, aunque sea con una mirada, que seguramente La Madre nos devolverá llena de gracia y de misericordia.

Un año más, M. Mira