dimarts, 4 d’agost del 2015

MARE DE DEU DE LA SÈU, MISERICÒRDIA!




CINCO DE AGOSTO.

Día grande.  Festa grossa. Mare de Deu de la Sèu: “toc de retorn” al alba; eco de voces que amorosas cantan a la Madre bien temprano. No importa el calor; hoy queremos venerarte en esa bellísima imagen que talló Benlliure. Guapa, esbelta, orgullosa del Niño que lleva en brazos, redención copiosa, jamás suficientemente agradecida. Solemnidad…, pero lo fue mayor en tiempo no muy lejano. Devoción, que se mostraba a rebosar  desde el amanecer hasta el ocaso, bien que con cierta mengua en el presente…
Soy pesimista, es verdad, pero los hechos son los hechos. Me pregunto dónde está la frontera entre la manifestación de fe y la tradición; entre el amor filial y el arraigo cultural e histórico. No quiero anclarme en aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor; pero quizás no haya sido el mejorar la tónica de los últimos tiempos; ni siquiera me complace pensar en aquello de la pastoral de conservación…, eufemismo de lo rutinario.
            Hace unos días, desde este mismo lugar pregunté: ¿Qué nos pasa? Tal vez no sea tan llamativo   lo que se vive el día cinco como lo que se vivió el día uno. Tradición, sentimiento, amor, fe, costumbre… ¿Oración?
Virgen Santa de la Seo, Santa María, Madre de Dios y madre nuestra: rogad por nosotros que recurrimos a Vos, porque somos pobres pecadores necesitados de tu misericordia.
Queremos que nos cubras con tu manto cariñoso; pero, al propio tiempo, queremos que despiertes en nosotros un espíritu generoso y consecuente con esa fe que decimos profesar. No desoigas nuestra súplica.
            Sabemos perfectamente lo que quieres de nosotros. Ayúdanos a dar respuesta.

            Madre: a tus pies  implora tu bendición Miguel Mira.