dijous, 27 de març del 2025

CONCIERTO, 3ª ESTACIONAL, 4º DOMINGO

 

 

AVISO PREVIO:

Recordad: domingo 30 de marzo pregón de la semana santa, por el m.i. sr. don vicente pons Alós, canónico archivero de la catedral de valencia

Acude, es importante este acto preparatorio de la semana mayor

 

 

Concierto Solidario

            El domingo, 23 de marzo, en el Gran Teatro, la Hermandad  de Cofradías tenía programado este acto ya habitual, cuyos fondos se dedican a fines sociales, en el que pudimos escuchar a la Banda Sinfónica de La Primitiva Setabense, ante un público siempre gustoso de gozar de esa música ya tan nuestra que, sobre todo, los días de traslado convierte nuestras antiguas calles en excepcional auditorio.      La banda nos ofreció un repertorio conocido con inclusión de un par de marchas poco usuales. Así, gozamos al oir los compases de:

-“LA Cruz”, de José Franco Ribate, nada más abrirse las cortinas, dando paso a la presentación del acto, a cargo de Ximo Matéu, quien anunció al programa de la primera parte del concierto compuesta por:

 -“A la memoria de mi padre”, de Manuel Font Fernández de Herranz.

-“Marcha número 3”, de Attilio Bruschetti.

 -“Ione”(*), de Errico Petrella, y 

“Mektub” (*), de Mariano de San Miguel Urcelay.

            Con carácter previo a  la segunda parte, el presentador invitó al presidente de la Hermandad de Cofradías, Julio Bellver Blasco, quien agradeció la colaboración del Excmo. Ayuntamiento y  de La Primitiva y la asistencia de los concurrentes que hace posible esta acción solidaria.

            Dio comienzo la segunda parte con la interpretación de

            -“Soleá dame la mano” de Manuel Font de Anta.

            -“EL héroe muerto” de Mariano San Miguel Urcelay.

            -“Alfonso XII”, de Gaspar Villate Montes.

            -Arreglo para banda de “Tosca”, de Giacomo Puccini.

 Fuera de programa:

            -“Mater mea”, de Ricardo Dorado, y 

“La madrugá”, de Abel Moreno Gómez.

            La banda fue dirigida por Quique Montesinos, 

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(*) “Ione”, marcha fúnebre de la ópera homónima de Errico Petrella, considerada la primera marcha fúnebre tocada en procesión en España transcrita para banda por Álvaro Milpager. Esta marcha y Soleá dame la mano creo que fueron  primera audición  por la Música Vella.

(**) 2025, primer centenario de la composición de Mektub._________________

 

TERCERA MISA ESTACIONAL


           Miércoles, 26 de marzo de 2025

            Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Carmen

            Con el templo practicamente lleno y concelebrando los sacerdotes de las cinco parroquias, es de agradecer la atención  y respeto con que participamos los asistentes y la animación con los cantos de los grupos  la comunidad neocatecumenal. Ofició el párroco, D. Rafael Vaello, quien en su homilía incidió repetidamente sobre la necesidad de no perder jamás  nuestra fidelidad hacia Dios, con fiel es Jesús en su amor hacia nosotros. Por mi parte, destacaré el final que, en breves palabras, se refirió a las Cofradías, palabras a tener precisamente en cuenta: “Cuando salgáis portando una imagen, pensad que no estáis haciendo meramente un acto cultural. Pensad que estáis predicando la redención de Cristo”.

            Tras el precioso cántico de despedida, se repartió una estampa recordatorio. Así pues, nos despedimos hasta el próximo miércoles, 3 de abril. Nos veremos en la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced y Santa Tecla, a las ocho de la tarde.

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Domingo 4º de Cuaresma

Evangelio de  San Lucas 15,1-3, 11-32. Introducción (Lucas 15,1-3):


Parábola del hijo pródigo o del Padre Misericordioso

            Se acercaban a él todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos.»
            Entonces les dijo esta parábola:

            «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.”  Y él les repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un país lejano y allí derrochó su hacienda viviendo perdidamente.
            Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Fue y se puso al servicio de uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus campos a guardar puercos y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.” Y, levantándose, partió hacia su padre.

    Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente.



            El hijo le dijo:   “Padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus criados: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies.
Traed el novillo  cebado, matadlo, y comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta.

            Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le dijo: “Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el novillo cebado porque le ha recobrado sano.” Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba. Pero él respondió a su padre: “Mira, en tantos años como te sirvo sin haber desobedecido jamás una orden tuya, nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos. Y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado.”
            Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.”»

COMENTARIO

 

            Ante nosotros tenemos la parábola más hermosa y peor interpretada por la pastoral penitenciaria, y así es como ha pasado y pasa ignorando lo que Jesús trata de decirnos y mostrarnos: el ser de Dios nuestro Padre.

   Sorprendemos a Jesús entre dos grupos: unos, los publicamos, que lo oyen con gozo; otros, los fariseos y escribas; buena gente, que hacen lo que creen que Dios espera de ellos. Los publícanos, amigos del poder de Roma, cuya falta de fe tratan de disimular, ya que, realmente, nunca conocieron a Dios, tal vez como tantos entre nosotros que se excusan en que perdieron su fe, cuando en verdad creyeron en un dios falso. La también falsa fe de los otros, los escribas y fariseos, solo les sirve para criticar a Jesús porque come como el pecador de la puerta (aquel al que se refiere Jesús en la parábola del fariseo y el publicano en el templo: San Lucas 18:9-14.) . Unos no esperan nada de un Dios a quien no conocen. Los otros no esperan nada de Dios, sino sólo por sus obras, por sus propios merecimientos. No esperan nada de la Misericordia de Dios, sólo de la factura que piensan cobrar por cumplir la Ley. Ocurre que esos grupos, con más variantes, se dan hoy y siempre los hubo en la sociedad y en la Iglesia.

            Jesús, en cambio, nos va a enseñar el rostro del Dios verdadero, si voluntaria y libremente, unos y otros, queremos conocerlo. No es fácil, sin embargo, renunciar a  unas ideas tozudas, porque nos agarramos a nuestra idea de Dios con tanta energía, que ni  diciéndolo Jesús, con claridad con que lo pregona, nos lo queremos creer. Cuántos predicadores errarán poniendo el acento al predicar la conversión del pródigo, sobre la actitud de éste en vez de enfatizar sobre el Amor de un Padre bueno, ante cada uno de sus dos hijos.

  “Dame lo que me pertenece de la herencia”, le dice el hijo pequeño… Según el Deuteronomio, un tercio del patrimonio es lo que le correspondía, siendo los otros dos tercios para el mayor. Sin embargo, éste piensa: mi padre me maltrata, no me deja ser libre…; y este es un lenguaje muy actual; los hijos quieren ser libres y para serlo se necesita riqueza, y unos por conseguirla son capaces de robar o de matar; otros no saben y se abocan a la miseria.

            Todos sabemos el desenlace de  la parábola: El Padre, que espera la vuelta de aquel que se marchó, al recibirlo, no le deja hablar, ni siquiera le deja pedirle perdón, simplemente, adelantándose, sale a su encuentro para cubrirlo de besos, vestirlo como hijo, ponerle sandalias en los pies y anillo en los dedos… ¡Cuántos predicadores se ponen exigentes con el hijo y piden que se afane pidiendo perdón, que se humille con toda la retahíla aprendida de memoria desde pequeño para hacer una buena confesión. ¡Muestran un Dios justiciero que perdona sin Amor! Por otra parte, tenemos al otro hijo, al que lleva cuenta de su obediencia para poder echárselo en cara a su Padre, a quien obedece sin amor, sólo en espera de lo que le pertenece. Lo triste es ver que quien se disfraza de cumplidor, se engaña a sí mismo y a los demás, a Dios no; aun así, Dios es su Padre misericordioso.

 No pretendo creer que leído este Evangelio tan hermoso, nos vayamos a convertir, a desear conocer y entrar dentro de las entrañas amorosas de Dios nuestro Padre; a sentirnos amados y amarle, que es el verdadero lenguaje evangélico. Pero Dios es paciente y mira a lo lejos esperando nuestro encuentro, tanto si somos hijos pequeños como si somos hijos mayores.

 Feliz domingo a todos/as si buscamos el rostro de Dios en el rostro de Jesús.

Joaquín Núñez Morant