dijous, 22 de febrer del 2024

LA CANDELARIA

 

Queridos amigos y hermanos/as en Cristo:

            No sé si, tal vez, alguno de vosotros me habrá reprochado estos meses de silencio; pero ya en alguna ocasión comenté que esta ventana nazarena no es mía, es de la Hermandad de Portadores y, por tanto, sería interesante la colaboración de algún nazareno que hiciera posible la continuidad en la información a través de ese medio de comunicación.

            Confieso que en ese momento no me mueve el dedicar un rato a escribir estas líneas la proximidad de la Cuaresma-Pasión-Semana Santa. Me animó realmente la celebración de la fiesta de la Candelaria en nuestra Parroquia, tan distinta a la acostumbrada en estos años pasados.

            Personalmente, agradecí la iniciativa del Ilmo. Sr. D. Victor Camilo Bardisa, nuestro actual Abad-Párroco (consiliario también de esta Hermandad) al trasladar a la Colegiata con toda solemnidad la conmemoración de la Presentación de Jesús en el Templo y el aniversario de la consagración de la Iglesia Colegial como Basílica Menor por el arzobispo D. José María García Lahiguera hace cincuenta años, es decir, el 2 de febrero de 1.974.

            Tomando la llama del cirio pascual, situado junto a la cancela de entrada, ardieron los pabilos de las candeletas en manos de los numerosos fieles asistentes, procesionando el cabildo colegial presidido, claro es, por el Sr. Abad, hasta el altar mayor. Por cierto, los señores canónigos vestían sus rojos hábitos propios de su cargo, porque la eucaristía fue concelebrada por D. Camilo y los dos viarios adscritos a esta parroquia, actuando, asimismo, el diácono permanente.

            Dada la novedad de la convocatoria, no esperaba por mi parte ver el aforo del templo a rebosar, como así fue; pero tampoco me decepcionó la asistencia porque, como he dicho ya, fue numerosa.

            Era de rigor el acompañamiento del coro parroquial, esta vez animados los cantos por las notas del órgano (necesitado ése de una eficaz reparación).

            La homilía del Sr. Abad giró principalmente en torno a la “consagración”, siendo un exhorto a la entrega consecuente con nuestra fe en Cristo volcada hacia los demás.

            Finalmente, agradeció la asistencia en especial a los padres que se hallaban presentes con sus hijos bautizados durante el año, a quienes hizo subir al altar, junto a él para bendecirlos con una oración a ellos dedicada. Solo fueron dos los neófitos presentados; ojalá sirva de ejemplo para años venideros.

            Cantamos el himno a la Virgen de la Seo y así concluyó el acto. Les aseguro que nos fuimos con muy buen sabor de boca.

            Esperemos que esta bocanada de aire fresco nos conduzca a buen puerto con la ayuda de la Santísima Virgen, de Nuestro Padre Jesús Nazareno y nuestra obediencia al ruego de la Madre: “Haced lo que Él os diga”

            Con afecto, Miguel Mira