SEGUNDA MISA ESTACIONAL
AMAR y SERVIR. ¡Amar…! ¡Servir…! Estas dos palabras sirvieron de punto de apoyo al Sr. Abad de hilo conductor de su homilía, llevándonos de la mano a la obligada reflexión sobre esas que vienen a ser las señas de identidad de un cristiano consecuente.
En una de las fotografías que me ha pasado el amigo Rafa Blesa vemos que hubo ayer una asistencia que no llegó a sobresaliente, pero podríamos aceptar notable como nota ajustada a un día entre semana.
Personalmente, me sentí a gusto, porque la celebración de la eucaristía en la Colegiata “con todo” me motiva; y hubo buena asistencia, como he dicho, hubo órgano y hubo coro. Marta Gironés se hizo cargo del órgano y los cantores habituales se vieron reforzados por algunos más de otras parroquias, y estuvo bien. No sé si se conseguirá algún día que estos dos elementos no requieran de ayuda externa (que bienvenida sea), sino que tanto el organista como el grupo coral puedan ser estables. Como saben son ya muchos años que es ésta una asignatura pendiente en la Seo. No quiero decir que sea una necesidad imperiosa de cara a la acción pastoral; pero, la verdad, parece que una solemnidad en este templo queda enriquecida si, como digo, se celebra “con todo”.
No se me malinterprete. Es evidente que cada parroquia echa siempre “la carne en el asador” para que los actos de culto se ejecuten con la mayor dignidad, pero mi sentimiento por la parroquia en que me bautizaron, fui confirmado y en la que contraje matrimonio y a la que por mi domicilio pertenezco, es el que es, claro está.
Ayer vi a Nuestro Padre Jesús Nazareno, desde su camarín, cómo nos miraba y sonreía, sobre tofo cuando el Sr. Abad acababa su sermón, mientras rubricaba el tema del servicio con aquello de “renunciar”… Me fui a casa dándole vueltas y haciendo supuesto de la cuestión.
La próxima semana nos veremos en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced y Santa Tecla.
Jesús: vela por nosotros y acompáñanos siempre. La estampita son que se nos obsequió a la salida nos invita a invocar su serena y misericordiosa mirada.
Xàtiva, 29 de febrero de 2024
Cordialmente, Miguel Mira
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