dimarts, 12 de març del 2024

HAY MUCCHO QUE CONTAR y así lo hace, con vuestro permiso Miguel Mira

 

DIEZ DE MARZO

           

            1.- Fin del triduo a N.P. Jesús Nazare no

            2.- ECCE HOMO

            3.- El Pregón.

I

 

             Fin del triduo.- No es la primera vez que lamento la escasa respuesta de cofrades y portadores a estos tres días de especial dedicación a Nuestro Padre Jesús Nazareno. Pues eso. Repito la misma queja.

            Sí que quiero dejar constancia del interés que se ha tomado el Sr. Abad, preparando un nuevo texto para las oraciones e este ejercicio, muy sencillo y nada pesado, al contrario. Ello además de que se rezó incluso el viernes, cuando habitualmente en cuaresma se rezaba el Via Crucis pasando por alto el triduo.

            Francamente, a quienes asistimos, nos satisfizo el cambio.

            A lo mejor, respecto a mi precitada queja, habría que insistir más sobre la cuestión. No sé. Si eso…

II

           

            ECCE HOMO.- Llegué a m i punto de observación just a tiempo de presenciar la salida de la procesión de traslado.

            No puedo contarles nada relevante. Si acaso, el correcto y disciplinado desfile de la banda de tambores y la simpática lucha de los jóvenes pendonistas contra el viento reinante.

            Por lo demás, discreta participación de acompañantes y prefiero no comentar el resto del desfile, porque, a veces, a nosotros en el Nazareno nos pasa la  mismo. La Primitiva, como siempre, excelente en número y calidad.

III

 

EL PREGÓN

(Texto incuÍdo)

 

    Nota previa: he invertido el orden cronológico, dejando así espacio para ofrecer desde esta ventana el contenido del parlamento del Pregonero, por entender que sus reflexiones deben llegar a quienes no pudieron asistir a este importante acto, porque les aseguro que su contenido merece la pena.

    Presentó el acto Dª Isabel María Cortés

**


            Crónica.- Ayer, domingo, día 10 de marzo, estábamos llamados a participar en la formal y solemne apertura del tiempo de nuestras tradiciones seculares propias del tiempo austero y preparatorio de la victoria de Cristo sobre la muerte.

            Domingo en el que el sacerdote cambia sus vestiduras moradas por el rosa más propio de la alegría que, mediada  la Cuaresma, se nos anuncia próxima.

            Una efemérides: nuestra Hermandad de Cofradías cumple setenta y cinco años. La iniciativa nació al concluir el Congreso Eucarístico Mariano de 1.948.

***

            Por acuerdo de la Hermandad de Cofradías, a propuesta del Sr. Abad, fue invitado a pregonar nuestra Semana Santa D. IGNACIO GRANDE BALLESTEROS.

            Valenciano de nacimiento, se licenció en Historia en la Universidad de la propia capital, en la que, asimismo cursó estudios sobre Adaptación Pedagógica; es máster en dirección de centros educativos por la Universidad Católica de Valencia.

            Activo participante en el movimiento vecinal en Monteolivete (Valencia), hemos de destacar la actividad desarrollada durante seis años como Vicepresidente Territorial de Juniors, M.D.

            Fue director titular del Colegio Diocesano Ntra. Sra. de los Desamparados (Nazaret) desde 2006 hasta 2023.

            Fue Director de Cáritas Diocesana de Valencia desde 2014 a 2023, y Presidente de Cáritas Comunidad Valenciana y miembro del Consejo General de Cáritas Española.

            Desde 2014 hasta 2023 fue Presidente e la Fundación Arzobispo Miguel Rpca – Proyecto Hombre, y Presidente de  la Fundación José María Haro, además de Patrono de Vrias fundaciones, todas ellas de ámbito social.

            Desde el día 5 de agosto de 2023, es Secretario Autonómico de Familia y Servicios Sociales de la Generalitat Valenciana.

            Se hizo cargo de su presentación el Sr. Abad con  breve laudatio, con la que nos puso al corriente de calidad humana y cristiana de D. Ignacio y su dedicación al servicio de la Iglesia, con  la exhortación a los concurrentes a la vivencia auténtica y coherente con  nuestra fe de las ya próximas celebraciones de la Semana Santa.

                                                                     

            D. Ignacio, tras el protocolario saludo a autoridades y concurrentes, basó su pregón, que no voy a comentar ni valorar. Juzgarán los lectores, porque el texto de la atinada propuesta de D. Ignacio para nuestra meditación lo encontrarán al final de esta crónica.

            Cerró el acto con un breve discurso de agradecimiento la Señora Presidenta de la Hermandad de Cofradías, Dª María Luisa Pérez Esquivias.

            La Hermandad le entregó un obsequio obsequio de manos de la Señora Presidenta y, de manos del Sr. Alcalde, un lote de libros de entre lo que se publican por nuestro Ayuntamiento. 

                                                                      

            Colofón ya tradicional fue el concierto que nos ofreció, con patrocinio del Excmo. Ayuntamiento, la Jove Oerquestra de la Societat Musical La Prmitiva Setabense.

            Programa:

-Concierto para dos violas en sol, de Telemann; Vidit Suum,  de Pergolesi; y Pie Jesu, de Fauré.

            Confieso que me gustó, sinceramente, y disfruté escuchando el afinado conjunto de cuerda al interpretar a Teleman, con dos solistas plenamente entregadas e impecables: María Camáñez y Guillem Murcia

                                                                   

 Disfruté con Pergolesi y con Fauré, porque no podían ofrecerme mejor obsequio que volver a gozar de esa extraordinaria voz de Mónica Grau Gironés. Tengo que confesar que soy su fan desde que la oí en el programa de TV “Prodigios”.

            ¡Enhorabuena a la orquesta y a  los solistas!

        En cuanto a las marchas procesionales, gozamos oyendo "Santa María de Ripoll", de Lamote de Grignon; La Madrugà, de Abel Moreno; Mektub, de Mariano San Miguel; Amarguras, de M. Font de Anta; y "Mater Mea", de Ricardo Dorado, todas ellas arregladas para orquesta por Octavi Penalba. Si he de destacar algún momento de esta parte del concierto, me referiré a la solemne e intimísima interpretación de La Madrugà, sin desmerecer el resto de las marchas. Pienso que no cabe duda al considerar que el sentimiento que transmiten estas composiciones es mucho más motivador cuando las escuchas en esas callejuelas de la Xàtiva antigua tras uno de nuestros pasos; pero, ya les digo: disfruté.   

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*Las fotos pude insertarlas gracias a Rafa Blesa y a Loren Segarra.

***

IV

PREGÓN SEMANA SANTA XÁTIVA

 

                              Pronunciado por D. Ignacio Grande Balleseros            

En la Iglesia Colegial Basílica de Santa María el 10 de marzo de 2024

                                                                               



            Querido pueblo de Xátiva.

Es un privilegio dirigirme a todos ustedes en este día tan especial, en el que nos reunimos para anunciar la inminente celebración de la Semana Santa, de esta entrañable ciudad de Xátiva, la que conozco y a la que le tengo un cariño especial ya que durante 11 años mi hermano Javier, hoy aquí presente, fue rector del seminario menor y titular del colegio Claret. Volver aquí es volver a las calles que recorrí durante todos esos años de mi juventud y que tantos buenos y gratos recuerdos me traen a la memoria.

*

 Por ello, ante todo, mis primeras palabras están dirigidas a expresar mi profundo agradecimiento, no solo por imperativo del deber, sino principalmente por un sincero deseo.

En primer lugar, gracias a Dios por el don de la Fe él nos congrega hoy aquí y nos impulsa a anunciar su Buena Noticia y a ser caricia en el rostro de las personas más vulnerables y frágiles de nuestra sociedad, de esto hablaré más adelante.

En segundo lugar, quisiera agradecer a Don Camilo Bardisa la oportunidad que me ha brindado de asumir la responsabilidad de ser pregonero.  Cuando recibí el ofrecimiento, tengo que reconocer que supuso para mí una sorpresa, embriagada por el vértigo de tal responsabilidad, sobre todo, al conocer la talla de mis predecesores y además coincidir en un año tan especial para la hermandad de cofradías puesto que se cumple el 75 aniversario de su constitución.  Muchas felicidades.

Espero de todo corazón estar a la altura de las circunstancias y de lo que el pueblo de Xátiva merece. Estoy convencido que sabrán perdonarme si no cumplo con sus expectativas.

Aceptada pues, esta inmerecida encomienda, corresponde hacerme la primera y más importante de las preguntas: ¿qué se espera de mi como pregonero? ¿para qué se nos ha convocado hoy aquí?

Muchas pueden ser las respuestas, me imagino que cada uno de ustedes ha venido por una razón. Pero permítanme que les comparta lo que creo que en un día como hoy, estoy llamado a hacer, que es pregonar, en definitiva “publicar o difundir algo con un pregón”.

Si acudimos al diccionario y buscamos al término “pregón “nos encontramos con dos acepciones del mismo:

Promulgación o publicación que en voz alta se hace en los sitios públicos de algo que conviene que todos sepan.

Discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella.

Así pues, he optado por cumplir con las dos acepciones, y empezar este pregón por la primera de ella, por promulgar algo que creo que conviene que todos sepan.

Vivimos en un mundo que a menudo se empeña en negar la primacía de la persona y su dignidad y en donde en muchos ámbitos imperan las leyes inexorables del beneficio y de la competitividad. Una manera de entender la vida a veces, extremadamente individualista.

 Hoy por tanto es una necesidad de corazón y un deber de justicia reconocer, agradecer y poner en valor lo que las cofradías, hermandades, congregaciones aquí presentes suponéis para la ciudad de Xátiva.

Y es que todas y cada de vosotras desde vuestras realidades concretas cultiváis una serie de principios y de valores innatos, que, extrapolados a nuestra cotidianidad, estoy convencido provocarían una auténtica revolución.

En primer lugar, contemplas cualquier cofradía o hermandad, de las que hoy os encontráis aquí presentes y constatas ese término tan identificativo y con tanto sentido que siempre ha caracterizado a nuestra tierra valenciana, como es el de “germanor”. La indiferencia y soledad son uno de los sentimientos más dolorosos para una persona. Somos seres relacionales, y nuestra naturaleza se rebela contra el aislamiento y la soledad. Ante esta realidad, la persona siempre ha estado llamada a crear espacios humanizadores e integradores.

Hemos de reconocer como nos dice el Papa Francisco que “si parte de nuestro pueblo bautizado no experimenta su pertenencia a la Iglesia, se debe también a la existencia de unas estructuras y a un clima poco acogedor en algunas de nuestras comunidades”. Así pues, vivir desde el concepto de hermandad, innatamente supone la creación de ámbitos de acogida, espacios siempre abiertos donde toda persona encuentra su lugar.

Todos estamos deseosos de otra manera de relacionarnos, nuestro corazón necesita lugares de sosiego, de calidez, de encuentro fraterno, por qué no, también de fiesta como lugar en el que sanar y liberar muchas de las dificultades humanas.

Ojalá nuestro mundo, se esforzara en crear espacios de encuentro. El ideal cristiano nos invita a superar la sospecha, la desconfianza permanente, la división y la fractura, las actitudes defensivas… el reducir nuestros círculos solo a los más íntimos, aceptar el riesgo y la riqueza de encontrarnos con el rostro del otro. Eso es vivir en comunidad, eso es lo que hacéis, reconocer el gozo del encuentro y asumir que nadie es tan pobre que no tenga nada que dar ni tan rico que no tenga nada que recibir.

Ojalá nuestra sociedad asumiera que en este mundo no sobra nadie, que toda persona tiene el derecho y el deber de construir vínculos que sanen, desde la diferencia que enriquece y la diversidad que suma.

En segundo lugar, las hermandades y cofradías tenéis la capacidad de juntar entorno a un mismo proyecto a personas que piensan y sienten de manera distinta, de ideas, orígenes, vivencias e historias muy diversas, pero que, a pesar de ello, no os perdéis en lo pequeño y sois capaces de construir un proyecto común, mucho más grande, capaz de superar diferencias.

Sois una gran riqueza y variedad de expresiones en las que todas os reconducís a la unidad, pensaban y sentían lo mismo, y la variedad reconducida a la unidad (que no a la uniformidad) genera ejemplo y contagia esperanza.

Sabemos por qué y para qué estamos aquí. Es lo que nos une. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

Ojalá nuestro mundo, aceptara que es posible a pesar de nuestras diferencias, juntarnos para construir. Que no nos de miedo el unirnos para pasar del “todos” al nosotros que sea mucho más fuerte que la suma de pequeñas individualidades.

En tercer lugar, es justo reconocer y agradecer que ya no solamente conseguís alimentar las relaciones entre las personas, sino que sois es el mejor punto de partida también para manifestar la Fe y la tradición de un pueblo. El pueblo valenciano, tenemos una responsabilidad en el cuidado de nuestra identidad, de nuestra historia, y sin las cofradías y hermandades, habría una parte de nuestro “nosotros” que no se conocería, y lo que no se conoce, lo que no se manifiesta de manera pública, lo que no se revive y lo que no se experimenta acaba muriendo. Y es que absolutamente todo lo que se hace y se crea en torno a la Semana Santa Setabense, conlleva la gracia del salir de sí, de anunciar y celebrar.

Y es gracias a este salir de sí, gracias a que manifestáis públicamente lo que sois y en quien creéis, gracias a la belleza de vuestras imágenes, a la belleza de la música, también a la belleza del silencio… cuando posibilitáis que las gentes de Xátiva se encuentren con el Señor.

 [Nos dice el Papa] “Pienso en la fe firme de esas madres al pie del lecho del hijo enfermo que se aferran a un rosario aunque no sepan hilvanar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se enciende en un humilde hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado”  Creo, que si echamos mano de la memoria, y os invito a que hoy lo hagáis, no nos será difícil recordar miradas cómplices, lágrimas, suspiros, … de tantos que tal vez no visitan mucho nuestras comunidades cristianas, pero que desde una fe arraigada ponen su confianza en Cristo y tienen en vosotros el referente espiritual, eclesial y cristiano que necesitan.

Sin duda, hacer lo que hacéis es la mejor manera de invitar a todo el que quiera a abrir los ojos, sus oídos y su alma a entender la personalidad y la manera de vivir de un pueblo.

 

Pasaría ahora a la segunda acepción, aquella de “discurso elogioso” en que se anuncia al público la celebración de una festividad y se le incita a participar en ella. El Señor en los días anteriores a su Pasión, fue preparando el corazón de los apóstoles para vivir algo que les iba a transformar sus vidas para siempre.

El mismo, que bien sabía cómo eran sus discípulos y veía cómo se estaban situando ante la Pascua “intenta” prepararlos. Y Jesús, hasta tres veces tuvo que anunciarles lo que iba a ocurrir y como debían vivirlo, tres pregones tuvieron “los doce” camino de la Pascua. Tres anuncios: “El hijo del hombre padecerá mucho, será rechazado, lo matarán…. Pero al tercer día resucitará” … pero dice el Evangelio con mucha claridad que “ellos, los apóstoles, no entendían lo que Jesús quería decir, y les daba miedo preguntar”, quizás porque estaban en otras cosas.

A nosotros, como a los apóstoles, con toda nuestra Fe y nuestra buena voluntad, nos pueda ocurrir algo parecido en estos días: Tal vez entendamos la Semana Santa desde nuestros proyectos y nos cueste dejar que Dios nos invite a vivirla de otra manera.

Tal vez la mucha entrega y dedicación, el agobiarnos porque todo salga a la perfección, nuestro día a día, nos obstaculice centrar nuestra mirada en lo que verdaderamente supone vivir en mayúscula y con intensidad estos días.

 

¿Y Por qué es tan importante ser capaces de vivir la Semana Santa en todo su sentido? Pues porque el mundo sufre, el mundo llora. La realidad nos está interpelando con necesidades ya conocidas, pero no siempre tomadas en consideración; necesidades fundamentalmente de naturaleza relacional, de sentido vital.

La construcción de una sociedad sana y grande comienza precisamente por fijar la mirada en el otro, especialmente fijar la mirada en aquella persona más débil, más frágil, aquella que más sufre y estar atentos a lo que pasa a mi alrededor, dándome cuenta que no soy espectador de mi vida, sino actor y protagonista.

Pero no solo estamos llamados a fijarnos. Se nos está llamando a hacernos cargo los unos de los otros. Aquella pregunta que Dios dirige a Caín y recoge el libro del Génesis, “¿qué has hecho de tu hermano?”, es la pregunta que nos podemos hacer en este momento de la historia: tú, ¿qué has hecho con tu hermano, ¿qué has hecho con tu hermana?

Y no podemos responder como Caín:

“¿Soy acaso guardián de mi hermano?” (Gn 4, 9).

No muy lejos de nosotros, estoy convencido que incluso en el seno de nuestras propias familias se esconden durísimas realidades de dificultades económicas, soledad, ruptura, incomprensión, enfermedad, muerte…

Es mucho el dolor que se está viviendo en muchos niveles, desde lo micro a lo macro (guerras, hambre…) y es este dolor el que hace que Dios se haga el encontradizo, comparta el sufrimiento:

He visto la aflicción de mi pueblo… he oído el clamor que le arrancan… y conozco sus angustias. Voy a bajar para librarlo”

Y sí, tanto que ha bajado, tanto que se ha hecho el encontradizo,

Es un Dios que se ha despojado de su condición y ha pasado como uno de tantos. el cual, siendo de condición divina no quiso hacer de ello ostentación, sino que se despojó de su grandeza, asumió la condición de siervo y se hizo semejante a los humanos.

 Y asumida la condición humana, se rebajó a sí mismo hasta morir por obediencia, y morir en una cruz.

Por eso cada uno de vuestros pasos, de las imágenes y escenas que procesionarán durante los próximos días nos llevan implacablemente a realidades muy nuestras. Se hace difícil creer que podemos querer acompañar a Jesús en su Pasión y a la vez desentendernos de Jesús en la pasión de los necesitados.

Santa Teresa de Calcuta decía “no debería arrodillarse ante Jesús Eucaristía quien antes no sea capaz de arrodillarse ante Jesús pobre”. Ya lo dijo el Señor, Os aseguro que todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho.

Así pues, podríamos entonces preguntarnos si podemos acompañar a Jesús imagen sufriente, sin acompañar a Jesús hermano , hermana  sufriente.

El ser humano ha sido creado para la plenitud que sólo se alcanza en el Amor. No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad, de nuestras comodidades, de nuestras seguridades para alterarnos por el sufrimiento humano. Y es que cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, hoy se nos ofrece una nueva oportunidad para ser parte activa en la rehabilitación y el auxilio de las sociedades heridas. No la dejemos pasar.

Y es que, vivir la Semana Santa es ser Cirineo que acompaña, que mira con amor y compasión. La fuerza transformadora del amor del Cirineo empieza por dejarse afectar, saberse reclamado, amonestado, conmovido. Quedar afectado, es un un asunto más radical que la propia indignación, ya que incluye la necesaria reacción, porque no se puede ser sensible y permanecer inactivo.

Por ello, hoy os invito a que seamos capaces de poner rostros concretos, nombres y apellidos, situaciones de nuestro entorno más inmediato... a cada una de las imágenes que estos días posesionarán por las calles de esta noble ciudad.

¿Quién por ejemplo, al mirar la Imagen de la entrada de Jesús en Jerusalén, sabiendo a donde va y lo que le va a ocurrir, no ve a todos aquellos que tiene que tomar decisiones que van afectar a su vida, dejando atrás seguridades…?

¿Quién en al mirar a Jesús en Getsemaní no piensa en tantos que pasan noches en vela, sufriendo y sudando sangre ante lo que se les viene encima (soledad, enfermedad, ruptura, pobreza), ...?

¿Quién ante la virgen María no es capaz de emocionarse pensando en tantas madres, que sufren por sus hijos atrapados en situaciones que les destrozan la vida, por ver a sus familiares sufrir? ¿Quién no se emociona pensando en tantas madres que sufren la incomprensión, la violencia o el abandono?

¿Quién ante Jesús atado, herido, flagelado, crucificado, muerto no ve a tantas personas que sufren el flagelo del descarte, del juicio, del dolor, de la injusticia, del desprecio...?

Ante todos estos rostros, nombres y situaciones vividas, estoy convencido que incluso muy cerca de nosotros, se hace imprescindible que seamos capaces de vivir la Semana santa, no como un paréntesis a nuestra vida real, sino como la respuesta clara y actualizada de todo un Dios que no es impasible. Por eso entender y celebrar la Semana Santa como un recuerdo piadoso de algo que ocurrió hace dos mil años, pensar que sólo es una representación de unos hechos acaecidos o afirmar que es solo un acto cultural, siempre es una pobreza, especialmente en este momento de la historia en donde tanto hombre y mujer sufriente necesitan algo más que recuerdos.

Dios no ha hecho silencio, pero es a nosotros a quienes nos corresponde decidir, desde nuestra libertad, que queremos que sean estos días y que vamos a proponer a la ciudad de Xátiva . Estimados hermanos y hermanas, cuando en vuestras casas os pongáis las vestas, no lo hagáis de cualquier manera, recordad que esa vestidura representa a la que recibisteis en vuestro bautismo, la que ese día os impusieron y la que os hace reconoceros instrumentos del amor de Dios que se hace presente de manera especial en la persona herida, enferma, perseguida, incomprendida….

El capuz nos hará reconocer que somos penitentes, necesitados del perdón de aquel que se entregó por nosotros. Cuanta gente perdura también hoy en una vida equivocada porque no encuentra a nadie disponible a mirarlo, con los ojos de Jesús, que ve siempre una posibilidad de resurrección incluso en quien ha acumulado tantas elecciones equivocadas.

El báculo que lleváis será signo de que sois peregrinos, no errantes sin rumbo ni meta, sino peregrinos. Tenemos muy claro el camino, tenemos muy clara la meta.

La insignia, la medalla que muchos lleváis y que representan a vuestra hermandad os recordará que pertenecéis a una comunidad. Por ello, os animo a que en este 75 aniversario miréis al pasado con sentimientos de gratitud hacia todas aquellas personas que con sus vidas han escrito la historia de esta semana santa. Será un buen momento para recordar a quienes estuvieron antes y agradecer a los que propiciaron que hoy estéis aquí. Os invito también a que penséis en aquella persona concreta que os inculcó el amor por vuestra hermandad, aquella persona que os invitó a participar, que os acogió, que os abrió la puerta de la que ahora es vuestra comunidad. Hoy recordemos a tantas personas que con esfuerzo, tesón, devoción y unidad consiguieron que la celebración de esta semana santa sea una de las más antiguas de Valencia.

 Hoy reconozcamos también con orgullo que la opción por los pobres, la entrega por los sufrientes forma parte de la identidad de esta ciudad. Sabemos, y somos conscientes desde la experiencia que lo que más caracteriza a nuestra tierra valenciana es la generosidad en tiempos recios. Fueron muchas las cofradías a lo largo de nuestra tierra que se fundaron, y aquí en Xátiva contamos con un claro ejemplo de ello, para dar sepultura a los cadáveres de los desamparados y ajusticiados, a asistir a los pobres de solemnidad, a ejercer la Caridad en su más estricto concepto de la palabra.

 Por ello, la mejor manera de agradecer y homenajear a quienes nos precedieron, es continuar con su legado. Recordad que esta fiesta es perseverar nuestro pueblo, y que perseverar nuestro pueblo es garantizar nuestra identidad. Así pues, hoy más que nunca frente al individualismo comunidad, comunidad que asume que para construir fraternidad se tiene que restar algo de lo individual para multiplicarlo con el conjunto.

Comunidad que se hace cargo, que camina y a veces duda, que busca y en ocasiones se pierde, que aprende e intenta, que es fiel, que entiende el ritmo de la vida y aunque acepta la certeza del dolor y del sufrimiento lucha por la justicia y la paz. Las primeras palabras de Jesús resucitado a los suyos, a su comunidad, a sus discípulos fueron “La paz esté con vosotros”. Jesucristo resucitado nos interpela a vivir en paz, y hacerlo en comunidad. Hoy, nuestro mundo se encuentra en un equilibrio frágil y complejo.

Con innumerables desafíos y conflictos, donde los enfrentamientos llegan a lograr la separación de los corazones humanos, la paz se configura como una necesidad y una esperanza que trasciende fronteras y culturas.  La paz, ese concepto que va más allá de la mera ausencia de conflictos, se convierte en un anhelo compartido, en un proceso vital que solo podemos, y debemos, forjarlo en comunidad. Seamos artesanos de la paz.

Cuando procesionéis os invito a que tengáis puesta la mirada en Él. El pueblo de Xátiva que participáis desde fuera, dejad que Dios, herido, sufriente, pase por vuestras vidas y con la fuerza de las imágenes, el testimonio de los hermanos y de las hermanas, el sonido de la música, también el silencio, profundicéis vuestra relación con el Señor. Será en estos momentos de intimidad donde la imagen que procesiona pase de su trono a vuestro corazón y allí, os conceda sentiros aliviados por aquel que ha vencido a la muerte.

Concluyo ….

En estos tiempos complejos, pero apasionantes, asumamos que para vivir la vida hay que mirar hacia adelante, pero para entenderla hay que mirar hacia arriba. Hoy toca sentir, toca palpitar la identidad de un pueblo, la tradición y la cultura soldada a lo más profundo de nuestra alma, porque entre el ser o no ser, el pueblo de Xátiva siempre eligió el ser, porque asumimos que la Fe y la Esperanza del pueblo de Dios se ha de manifestar de modo tangible a los ojos de cualquiera mediante el lenguaje universal del amor con todo lo que ello conlleva. De nuestra fe en Cristo hecho pobre y cercano a los que sufren, brota nuestra preocupación por ellos y la exigencia a escuchar sus lamentos y responder a ese clamor con ternura.

Celebrar y vivir la Semana Santa es creer que se puede amar así, como amó Jesucristo, y que, aunque amar así aparentemente nos lleve a la Cruz, es sólo una victoria momentánea. El odio, la venganza, el rencor, la división… nunca, nunca triunfan, el amor siempre vence.

Tal vez nuestro mundo necesite la esperanza de aquellas personas que muy conscientes del sufrimiento actual, proclamamos y luchamos por un “cielo nuevo y una tierra nueva”.

Continuad manteniendo viva la semana santa. Vuestro buen hacer y vuestro ejemplo, sin duda es la fuente más fecunda de la que brotará la esperanza de los que os rodean.

Muchas gracias

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