dimarts, 19 de març del 2024

UNA INQUIETUD

 

V Domingo de Cuaresma. 17 de marzo de 2024.

 

            Como es habitual, el domingo asistí a Misa en St. Francesc.

            Según estaba programado, esta eucaristía la ofrecía la Cofradía de la Flagelación del Señor en sufragio de sus difuntos, por la salud de sus enfermos y en acción de gracias. Junto al ambón, estaba una pequeña imagen del Señor de la Columna adornada con flores. Pongo mi énfasis al constatar que era perfectamente apreciable la presencia de directivos y cofrades de esa asociación  (…el que tenga oídos para oir…).

            Celebró el Señor Abad y nos ayudaron a rezar, y lo digo de corazón, los cantos de un entonado dueto de voces femeninas acompañadas del perfecto rasgueo de una guitarra. Os aseguro que fue de agradecer el sentimiento que aquellos cantos transmitieron, su expresividad, su nitidez, en fin, hasta el punto de que D. Camilo, al finalizar la misa, las felicitó cordialmente y las invitó a volver  a esta misa dominical…

            Dicho todo cuanto antecede, la verdad es que si he tenido interés en redactar esta entrada no es por otra razón que patentizar las palabras del Señor Abad al comentar en su homilía, primero, la profecía de Jeremías, cuando el Señor lamenta la traición de su pueblo, cuando, una y otra vez, se olvida de la alianza en la que se compromete a ser su
Dios y tener a sus aliados como su Pueblo; y, sin embargo, vuelve a pro ter: Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. Y, a pesar de ese paco, parece que nos gusta más “ir a la nuestra”.

            Y en éstas andábamos, cuando el bueno de D, Camilo, textualmente, decidió romper el esquema que previamente tenía trazad; y, aunque dijo que lo que seguía lo pensaba hablar en otro momento, hablando como estaba de aquella actitud e servicio a la que se refirió en la Misa Estacional de la Colegiata, y (pienso yo) teniendo delante la imagen de La Columna y, al ver que entre el común de los fieles estaban oyendo misa algunas personas de significada adscripción a otras asociaciones de la Semana Santa radicadas en La Sèu, cambió el chip y vino a exponer cuál es su parecer sobre el papel de las cofradías, hermandades y congregaciones de la Semana Santa, en la línea de lo que ya pudimos oir algunos de los implicados en la Hermandad en  una reunión preparatoria de uno de los ya pretéritos actos del extenso programa que e nos ofrece. Es decir, considera que el papel de estas asociaciones es importantísimo, porque si bien cuando nació este tipo de expresión de la fe fuera del templo, en  la calle, allá por el siglo XII-XIII y se fue expandiendo en épocas en que la gente no sabía leer ni escribir, como un medio de ofrecer al pueblo llano una catequesis que hablara en imágenes, hoy continúa siendo un medio de evangelizar (…Recuerdan? “Las cofradías deberían oler a Evangelio…”); y lo siguen siendo no por el hecho de que a la gente le pueda mover a sentimiento no ya la belleza o el dramatismo  de uno u otro de los pasos que sacamos en procesión, sino la ejemplaridad de quienes los exponemos a la pública expectación…

            Bien. Yo diría como cuando rezamos el Credo y el sacerdote termina diciendo: “esta es la fe que nos gloriamos profesar…”.

            Pero ¿Y de nuestro pacto con Dios?

            ¿Hay motivos para detenernos a pensar?

            La llamada del Sr. Abad no pudo ser ni más alta ni más clara

            Repito: ¿Hay motivos para detenernos a pensar?

            Un abrazo. Vuestro, Miguel Mira

    Xàtiva, 19 de marzo de 20234