LaSanta Cena.- PROCESIÓN DE PENITENCIA
Anoche, entre el 14 y el 15 de abril, justo en el punto cero, vi pasar la procesión penitencial de la Hermandad de la Santa Cena. La esperé en la Plaza de la Bassa durante casi una hora y me alertó la ruidosa proximidad de la banda de tambores de La Dolorosa que abría el cortejo. Me apena que también este paso haya perdido su propia banda; pero está claro que en cada momento nos hemos de adaptar a las circunstancias. Detalle de la procesión tenéis en las fotos que se adjuntan y caben pocos comentarios; tal vez nuestra peculiar inclinación por esto o aquello, porque sí que en las esquinas hubo alguna gente expectante; pero eso mismo pasó, p. ej., el domingo al paso del Nazareno. Por lo demás, nada que objetar. Buen orden en los cofrades y normalidad en las representaciones de la cofradía y de la Hermandad. En cualquier caso, pienso que es de agradecer el esfuerzo que hace cada asociación para poder cumplir cada año dignamente con la obligación que nos hemos impuesto gozosamente de dar testimonio de la fe que profesamos. Dios quiera que permanezcamos en pie y no disminuya nuestro peculiar modo de evangelizar ¿O es pedir demasiado?
Si leemos el siguiente comentario de D. Joaquín Núñez, atinente al Jueves Santo, tan oportuno, pensaremos que la procesión de la Santa Cena no es un paseo inútil: estamos dando cuenta de la necesidad del amor que representa.
Comentario al Evangelio del Jueves Santo, Juan 13; 1-30.
Los Sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas), dedican poca atención a la Cena, sin embargo, San Juan nos describe toda la escena en cinco capítulos, no nos describe la institución de la Eucaristía, nos describe con todo realismo y ternura lo que llamaremos el Mandato. El lavatorio de los pies a nosotros no nos dice lo mismo que a un judío, que por ley no podía ser esclavo de otro judío.
Hemos dicho que la Pasión no es como nosotros la describiríamos, o como muchos predicadores nos la han presentado: el sufrimiento, el martirio injusto de Jesús, su Sangre derramada en pago de nuestro rescate. La Pasión es una manifestación de un amor apasionado de un Dios, de Jesús enamorado de toda la humanidad; unos se enamorarán de Jesús otros lo ignorarán.
San Juan nos trae las últimas palabras de Jesús, su testamento, lo que hemos de conservar en nuestro corazón, nuestro tesoro que el Maestro nos ha dejado para que no lo olvidemos. El “lavatorio de los pies”.
“Sabiendo que había venido de Dios y que a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó la ropa y se ciñó una toalla; echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos…” Dios es Amor, Jesús es Amor, amor que lo dio a los “suyos que vivían en el mundo, a los que amo hasta el extremo”.
Todo es nuevo, San Juan nos va describiendo que hace Jesús: se levanta de la mesa, lo propio de un siervo que sirve, se quita la túnica quedando casi desnudo, como un esclavo, se dispone a lavar los pies de sus discípulos, de sus amigos “ya no os llamo siervos yo os llamo amigos” (Jn.15:15); Lleva el vestido del esclavo, la toalla para secar los pies, sin preferencia alguna, todos somos iguales en el amor de Dios, esa es la voluntad del Padre.
No somos conscientes de lo importantes que somos para quien, por amor nos creó a su imagen y semejanza. Vivimos ignorando el valor que tenemos para Dios, ignorando como nos deberíamos amar, lavar sin preferencia alguna, todos somos hijos del mismo Padre. Un Padre que se nos muestra, en este lavatorio de los pies, como un símbolo de un amor liberador de toda nuestra persona.
Pedro no consiente ser lavado, piensa que el Jesús a quien ama tanto no puede humillarse; pero no es una humillación, es una manifestación de amor, el amor que limpia, que sana. Es revestir del vestido de fiesta para poder sentarse a la boda eterna, (Mt. 7:21-23) es vestir de la dignidad de persona tan pisoteada en este mundo, en esta sociedad zarandeada por los intereses de unos pocos para desgracia de todos.
Feliz y santo Jueves Santo.
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