dijous, 26 de març del 2015

VIA CRUCIS



VIA CRUCIS





         Ayer, cosas mías, llegué un  pelín tarde a la Iglesia de San Francisco. Había comenzado la lectura de la Primera Estación. La iglesia estaba llena y algunos esperaron de pie. No puedo hablar de variaciones sobre años anteriores, porque no me pareció que las hubiera; tan solo me llamó la atención la nueva megafonía, principalmente, por su escasa eficacia y la mala regulación del tono de emisión de la voz, excesivamente grave, que impidió en algunas estaciones entender aquello que se leía.  Nos quedamos, pues, con la intención de los asistentes en dedicar un rato a Jesús, desafiando el frio y destemplanza de la noche, acompañándole  en el camino hacia su sacrificio. Presidió, como es costumbre, la imagen del Santísimo Cristo de la Palma.

         Que El nos guarde, “nos muestre siempre su rostro radiante y nos conceda la paz” (Números, 6, 26).

           Mañana intentaré ver lo que ocurra a partir de las diez de la noche.

         Vuestro, M. Mira