dijous, 31 de juliol del 2025

ELS SANTS DE LA PEDRA y Domingo XVIII

            Introduzco estas líneas previas a la reflexión sobre el evangelio, en la víspera de  nuestro Santo Patrón San Félix, a cuenta de algo que, posiblemente, como yo, desconozcan muchos setabenses: que en Xàtiva gozamos de la protección de dos santos mártires, que son San Abdón y San Senén, o sea, Els Sants de la Pedra, a calidad de copatronos de la ciudad, cuya fiesta, precisamente, se celebró ayer, evidentemente, pasando totalmente desapercibida.

 Sants de la Pedra, nuestros patrones de los labradores | El ...

     Es cierto que tal conmemoración se recordó en la homilía por el sacerdote en la misa vespertina en Sant Francesc, así como también citó a las copatronas Santas Anastasia y Basilisa, cuyas imágenes podemos ver en la hornacina de la puerta Norte (o dels escalons) de la Colegiata. Volviendo a los copatrones, se sabe que en la comarca de la Costera, los Santos de la Piedra han sido históricamente muy venerados como protectores de los campos. En algunos templos de la ciudad y sus alrededores se les dedicaban altares o imágenes, pero no hay referencia alguna de que en la Colegiata se conserve ninguna imagen. Han sido tantos los avatares y vandalismo  sufridos por nuestro emblemático templo que no he podido encontrar otra certeza que la dedicación de la Misa Mayor, con todo, a los santos copatronos y eso en tiempos no tan lejanos, pero ésta es una cuestión que me incita a la curiosidad y trataré de complacerla y comentársela a ustedes.

            Saludos cordiales, Miguel Mira.

            Vayamos a nuestros deberes de este fin de semana:

***

 Comentario al Evangelio del Domingo XVIII del tiempo ordinario ciclo C, San Lucas 12, 13-21

       Nos encontramos en la comunidad de Lucas con un problema de ambición donde dos hermanos discuten por una herencia (Todos conocemos varias familias en las que los hermanos llegan a situaciones de auténtico odio que arrastran sus descendientes). Nos cuenta una parábola extraña en el pueblo judío, donde la Ley lo deja claro: (Dt. Cap. 21,15-17) “El primogénito hereda el doble que los otros hermanos”. En este caso, debe ser una familia cristiana que plantea a Jesús que reparta la herencia, pues surge el mismo conflicto fruto de la codicia, de la avaricia.

   Jesús está hablando a sus discípulos diciéndoles algo muy importante: que no tengan miedo a los que pueden matar el cuerpo y después no pueden hacer nada más, (Lc.12, 4 ss), algo sumamente importante siendo así que le plantean a Jesús una cuestión individual cargada de envidia, de ambición. No dando respuesta a esto, se dirige a la gente así: “Mirad: guardaos de toda codicia… uno no depende de sus bienes”.

    “Un hombre rico tuvo una gran cosecha...”, empezó a calcular y se dijo…: Sólo existo yo, los demás no importan. Por Ley, siendo judío, se le supone esposa e hijos y, si era rico y tuvo una gran cosecha, seguramente tuvo quien sembró, cultivó y cosechó y, según sus planes, buscaría albañiles para construir sus graneros más capaces; ninguno de ellos aparece, ninguno le es importante, es incapaz de compartir ni su alegría ni sus bienes. Ignora la justicia ¿a quién le sirve para ser rico? La buscan los necesitados o su familia. Ese es el efecto de la ambición de aquél, el fruto de su avaricia: una auto destrucción de la imagen de Dios, conforme a la que fue creado; ni tan siquiera la lástima que cualquier persona tiene por los demás le conmueve.

            San Agustín ve la ambición como una manifestación, específicamente, del amor propio que lleva a la búsqueda de bienes terrenos y a la negación de Dios.

Él distingue entre el amor a Dios (caritas) y el amor a uno mismo (cupiditas). La ambición es una fuente de conflictos y desorden en la vida del individuo. La ambición te conduce a la vanidad, al orgullo y la opresión de los demás. Por el contrario, la generosidad,  contraria a la ambición, es una virtud moral que implica dar de sí mismo y de los propios bienes, no ya lo que sobra, sino la entrega con espíritu de amor a los demás, siguiendo el ejemplo de Dios.

      Así comprenderemos aquello que Jesús dijo: “necio, esta noche te van a exigir la vida, lo que has acumulado, ¿de quién será?”.

     Tu gran fortuna no vale un minuto más de vida. Qué triste es ver pasar el tiempo del ambicioso, ver que sus afanes no le dan al amor no compartido ni tan siquiera la lástima nunca sentida, ni los calmantes de los dolores de su enfermedad o no esperar el consuelo de la fe que nunca le ha llevado al amor a Dios ni al prójimo que nunca ha conocido.

     Feliz domingo, que hermoso es querer y sentirse solidario con los demás y vernos amados de Dios, cuando a todos los sentimos cercanos a nosotros compartiendo nuestros bienes y nuestro amor con todos.

 

Joaquín Núñez Morant

 

 

dimarts, 29 de juliol del 2025

...Y DEL RIU CAP ALLÀ, FESTA NO N'HI HA!!!

 San Félix | Parroquia de San Félix Africano

            Sant Feliu, “festa hasta el riu”, decimos en Xàtiva, y es el día de nuestro Patrón. Es una fiesta antigua pero posterior al s. XIII con la reconquista del Rey Jaime I. Por qué se opta por este santo Mártir como Patrón, no lo sabemos. En nuestra historia local no hay ni leyenda ni documentos que constaten milagro alguno del santo, ni cuándo ni por qué la Ciudad y la Clerecía, de común acuerdo, lo declaren como Patrono. Tener un Patrono es ponerse bajo su protección y poder invocarlo en momentos de peligrosidad.

            Hoy solo nos acordamos de él en el día de su fiesta, sin que la Ciudad organice ningún acto institucional.  Simplemente, se mantiene como día festivo. La Colegiata lo festeja con una Misa Abacial, y si bien muchas veces se ha intentado solemnizarlo más, no ha sido posible. Últimamente, aunque ya con el Abad D. Juan Vayá se recuperó la tradicional Misa en la Ermita y el almuerzo al finalizar la eucaristía a la sombra del pórtico (ninguna de las columnas que lo sostienen es igual a las demás), fue el Rvdo. D. José  Canet quien promovió la celebración de una romería, que a las siete de la mañana reúne un grupo de fieles, se bendicen unas cañas y, con ellas,  se  asciende hasta la que se dice haber sido catedral visigótica, se celebra la Misa y se termina con la ya consolidada costumbre del  almuerzo de hermandad.

             ¿Quién es Sant Feliu? Es un diácono nacido en una Iglesia, potente a  la sazón en el norte de África, que vino a servir a San Narciso, obispo de Gerona, como misionero. Su Pasión nos describe cómo su martirio fue muy parecido al de San Vicente mártir, ya que también fue arrojado al mar atado a una rueda de molino.

            Su Ermita, obra del s. XIII, en Arcos de medio punto en  diafragma, de sillería, y puerta de influencia románica, se alzó y se encuentra junto a una parcela que fue en tiempo pasado cementerio de la Seo hasta que a mediados del s. XIX, éste se trasladó al actual Camposanto.

            No obstante la categoría que vulgarmente se le atribuya, nunca fue Catedral. La Catedral estuvo en la zona de la Ciudad Romana, el Decumano (la calle principal) cruzaba la Ciudad desde la puerta de Cocentaina, dirección puerta de santa Tecla y el Cardo (perpendicular al decumano), desde la puerta de la Fuente del León al Castillo. En el cruce se encontraba el Foro, donde se administraba justicia y se hallaba el mercado y se honraba a los dioses y al Emperador. Allí estaba, hasta su ruina, el Ayuntamiento. O sea, donde hasta hace poco funcionaba el popular mercado. Queda la parte sagrada: el templo dedicado a los dioses y al emperador, ocupado después por la catedral Visigótica, mezquita y después templo católico.

            Honor y gloria a nuestro Patrón Sant Feliu.

***

            Hasta aquí lo que nos escribe nuestro estimado colaborador D. Joaquín Núñez, a guisa de un breve recordatorio de un día que, por mi parte, considero un tanto marginado por los setabenses, no sé si por falta de un arraigo nacido de la fe del pueblo hacia su protector que le vino señalado por la autoridad civil y eclesiástica de una época, o por la presunta abulia de unos ciudadanos poco interesados en  quién sea Sant Feliu. Tanto es así que se pueden contar con los dedos de una mano los setabenses bautizados como Félix o como Feliu, en contraposición a la numerosa apelación a la Patrona por la población femenina, aunque lo sea como Nieves al coincidir la festividad de la Mare de Deu de la Seu con el día de la Virgen de  las  Nueves, otra de las curiosidades de esta población. Aparentemente, al menos, gusta más el Maria de las Nieves que el María de la Seo. Pero esas son  nuestras tradiciones. Y ¿qué razón de peso puede invocarse para cambiarlas? Si ustedes lo piensan, ¿tengo razón o exagero? Pueden dar su parecer introduciendo el correspondiente comentario clicando al pie de esta entrada.

¡Feliz día de San Felix! Saludos cordiales,  Miguel Mira  

 

 

 

divendres, 25 de juliol del 2025

SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA. PATER NOSTER

 

Esta semana me ha llegado el comentario de nuestro colaborador en el día de hoy, 25 de Julio, Fiesta de guardar: , día de SANTIAGO APÓSTOL

 SANTIAGO APOSTOL (Betsaida, ?. -Jerusalén, h.42). Uno de los ...

 Reflexionamos sobre el Padre Nuestro 

            Evangelio según san Lucas 11, 1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

—«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:

—«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación"».

Y les dijo:

— «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:

"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle".

Y, desde dentro, el otro le responde:

"No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos".

Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues así os digo a vosotros:

Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?

¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden!».       

Comentario

Por D. Joaquín Núñez

        Al finalizar su oración, Jesús es requerido por uno de sus discípulos para que les enseñe a orar. La realidad, tanto en Lucas como en Mateo, es que sus comunidades están introduciendo rezos, algunos de tradición judía o de origen pagano aportados por conversos gentiles. Tanto Lucas como Mateo, enfatizan sobre la oración propuesta por Jesús.

     “Cuando oréis decid…”; el verbo está en imperativo, excluye otras oraciones u otros esquemas de oración, y mucho menos de rezos extraños, que quizá Jesús rezó como judío, pero la oración del cristiano ha de comenzar con la palabra dulce de ”Padre”, tal como se dirige Él a Dios, algo blasfemo para los judíos. Por tal motivo, Jesús mismo fue condenado a muerte por el Sanedrín. En el N.T. la invocación “Padre” aparece entre 165 y 170 veces. Antes de los Evangelios, San Pablo nos lo traduce como “Abba”, Papá, forma cariñosa y confiada de quien se dirige a su Padre. Tenemos también la versión de la Didajé, anterior a los evangelios, de las comunidades judeocristianas. Todo ello nos ayuda a comprender lo que significa el Padre Nuestro para nosotros, y la comprensión de que se trata de una oración y no de un rezo: es la oración cristiana y única.

     El esquema de nuestra fe, como dice San Agustín en el sermón 58, está dirigido a los catecúmenos a quienes iba a bautizar. Que sepan qué dice el Padre nuestro. Lástima no poder explicarlo. La Oración empieza así: “Padre nuestro que estás en los cielos. Hemos encontrado un Padre en los cielos; fijémonos en cómo hemos de vivir en la tierra, pues quien ha encontrado un Padre así debe vivir de manera tal que sea digno de llegar a su herencia… Reconozcan que son hermanos, dado que tienen un único Padre”.

    El testimonio de los Apóstoles es contemplar cómo Jesús aparece después de haber orado, después de las incomprensiones y persecuciones de los judíos, que veían en Él un enemigo. La oración lo transforma, tiene un rostro más sereno, más hermoso, transmite feliz serenidad, y por eso le dicen: enséñanos a orar; quieren experimentar su misma alegría, su misma serenidad, su mismo gozo.

      El texto puede ser equívoco, hay que leerlo como viene, el “pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”, se refiere a alcanzar el mejor tesoro, tener el Amor, la Inteligencia y los Dones del Espíritu Santo. El ser digno hijo de Dios nuestro Padre.

     Es hermoso hacer coincidir el “Padre nuestro” con las horas canónicas y liturgia de las horas:

    Al amanecer: “Padre nuestro”. “Padre”, simplemente ponerse delante del Señor y considerar su paternidad. “Nuestro” un saludo cariñoso que nos hace hermanos de todos sus hijos; estos son los laudes. En la Prima: “santificado sea tu nombre”, reconocer su única santidad, que es la total esencia de cuya gracia todos hemos recibido, que todos somos llamados a la santidad. En la Tercia, “venga a nosotros tu reino”; oraremos considerando un reino de Paz, de Santidad y Justicia, frente a guerras, injusticia, pobreza y muerte. Como vemos, hemos de ser pacificadores en nuestro pequeño mundo parar ser hijos de Dios. ”Hágase tu voluntad”, para que sea siguiendo los pasos de Jesús, contrariando nuestro egoísmo y siempre en favor del bien común: el cielo en la Tierra. A mediodía, en la hora de comer: “Danos hoy nuestro pan de cada día”, una petición que nos lleva a orar y considerar el hambre, fruto del egoísmo, de la pobreza injusta; hambre que sufren nuestros prójimos cercanos y que hemos de luchar contra toda hambre. En la hora Sexta: consideramos si hemos sido capaces de ejercer la virtud divina del perdón para ser perdonados: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. En la hora Nona: consideraremos la misericordia que supone el perdón. A la hora de Vísperas: pediremos que nos dé fuerzas para superar “las pruebas de esta vida”, las que nos apartan del Camino de la Vida.  En las Completas: (la última hora del día) pediremos que nos “libre del malo”, de quien nos aleja de su gracia y que nos guía fuera de su Amor.

     Feliz domingo, oremos a Dios nuestro Padre con la Oración que las primeras comunidades cristianas rezaban tres veces al día como única forma de dirigirse a Dios. Tuyo es el reino, el poder y la gloria, Señor.

     ***

            Personalmente, entiendo que la anterior reflexión no tiene desperdicio, pero no quiero despedir esta entrada sin un recuerdo a nuestro Patrón Santiago, que a fuerza de eliminar festividades entre semana, se ha convertido en un día más, aunque para la Iglesia, para los católicos, continúe siendo día de precepto… Lamentablemente, ¡ni caso! En fin, al menos elevemos los ojos al Cielo y roguemos al primer Apóstol asesinado, a nuestro Santo Patrón, que interceda por todos quienes recordamos su patronazgo. Saludos, Miguel Mira

 

dijous, 17 de juliol del 2025

A TONI PASTOR y COMENTARIO DE LA SEMANA

             ¡Cuando un amigo se va…!

            Aunque, como de costumbre, nuestro amigo Joaquín nos sorprende con reflexiones tremendamente críticas y exigentes, no puedo introducir hoy su comentario directamente sin el previo recuerdo de nuestras cosas que, a veces, puede que sean triviales o intrascendentes. No puedo hacerlo, porque el día 14 me sorprendió un mensaje de wjatsApp de un número de móvil no registrado, que escuetamente decía: Ha muerto mi tío Toni. De inmediato, pregunté: ¿Quién eres? “Soy Almerinda”, me contestó. No hubiera sido necesario preguntar, pero, incrédulo, insistí: ¿Tu tío Toni Pastor? “Sí, ya os seguiré dando noticias cuando las tenga”.

            Y, emocionado, triste y pensando con qué esperanza acudió a la intervención quirúrgica que ya nos había anunciado, fue inevitable que se humedecieran los ojos y elevara una sentida oración a ese nuestro Padre Jesús Nazareno, visible tanto en la foto suya,  vestido con la vesta, y otra con la imagen titular que sobre el féretro colocaron sus hijos.

            Me fue difícil pronunciar palabra cuando me dirigí a ellos en el tanatorio. Toni, fiel amante de nuestras tradiciones, al servicio de la Hermandad de Portadores en aquello que se le requería, ha formado parte de la Junta Directiva durante varios mandatos y ha acompañado a la Presidenta como vocal en la Junta Rectora de la Hermandad de Cofradías de Semana Santa. No era de los que callaba cuando cualquier propuesta o acuerdo no cuadraran con aquel severo concepto de lo que debe ser; con su sinceridad crítica colaboró siempre para que el rigor, en la forma y en el fondo, reinara en las decisiones de los Portadores o de la Hermandad.

            Nunca pasó por tu lado con un simple Adiós. Siempre tenía algo que sugerirte, comentarte, preguntarte o criticar, ¿por qué no? Hemos despedido a un hombre bueno, a un Hermano Portador, así, con mayúsculas. Deberá ser él quien rece por nosotros desde el puesto que Nuestro Padre Jesús Nazareno le tuviera preparado en una de esas “moradas” que Cristo prometió que nos iba a tener dispuestas allá en el cielo (Juan 14, 1-3). Pienso que Toni reunía los requisitos que, oídos a Jesús, San Juan transcribió en aquel pasaje de su evangelio.

 El próximo lunes, 21 de julio, a las 19 h. se rezará en Sant Francesc el Santo Rosario y a las 19’30 se le ofrecerá la Eucaristía. Hoy la Misa de corpore insepulto la ha celebrado el Ilmo. Sr. Abad, consiliario de nuestra Hermandad, pronunciando una homilía con temas de gran interés para la reflexión.

            Amigo y hermano Toni: ¡Ruega por nosotros, tus compañeros portadores!

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 XVl Domingo XVI del tiempo ordinario ciclo C, Lucas 10,38-42

            “Y sucedió que, yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos quehaceres; y, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile, pues, que me ayude.» Le respondió el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, que no le será quitada.»

COMENTARIO

Por D. Joaquín Núñez

      En la lectura de este domingo, aparentemente, no encontramos nada excepcional. Jesús entra en una casa cuya dueña es una mujer, Marta, junto con María su hermana, que por el evangelio de San Juan (Juan, 11,32-45) sabemos que son hermanas de Lázaro. Una familia querida por Jesús, donde solía parar mientras estaba en Jerusalén. Sin embargo, nos sorprende algo que ni en la cultura judía ni en las culturas circundantes, ni siquiera en la cultura romana dominante podía entenderse ni aceptarse. En esta escena no encontramos más que dos protagonistas: Marta y María. Lázaro, su hermano, no le interesa a Lucas para aquello que quiere trasmitir. Una familia donde no encontramos: ni padres ni hijos ni otro tipo de parientes; los biblistas nos lo presentan como una comunidad cristiana donde todos son hermanos y hermanas, por tanto, como si habláramos de  nuestras comunidades parroquiales tipo.

      Hoy tenemos más, muchos más problemas, pero nos hemos de ceñir a una parábola muy bonita, aparentemente simple, pero de mayor contenido teológico, que nos hace reflexionar sobre quiénes somos y de qué manera estamos dispuestos a formar una comunidad fecunda.

   “Marta, Marta” le repite Jesús a ésta por dos veces; le demuestra su cariño y le pide atención: “atiende lo que te voy a decir” y que han de oír aquellos cuyo activismo no les deja tiempo para pensar.

   Lucas magnifica a María, siendo mujer, algo como sabemos, imposible en aquella cultura, y casi en la nuestra, “está sentada a los pies del Señor, escuchando su palabra”.

     ¿Quién tiene la culpa de que en las parroquias encontremos muchas Martas y tan pocas Marías?. Esta pregunta es compleja, como es la respuesta: “entre todos la mataron y ella sola se murió”, dice un refrán castellano; no podemos encontrar responsables. En san Pablo encontramos unas santas mujeres, como son Evodia y Sintique, defensoras del evangelio (Filipenses 4, 2, 2-3), que fueron importantes en su vida. Por otra parte, en Gálatas (3, 28-ss), “Ya no hay Judío ni griego;  no hay ni esclavo ni libre; no hay ni hombre ni mujer, porque todos somos uno en Cristo Jesús”. En otra cita, nombra a Febe, “nuestra hermana diaconisa de la Iglesia de Cencreas”, posible portadora de la Carta a los Romanos (16,1-2). María representa, en este caso, tanto a hombres como a mujeres; aquellos que se ponen a “los pies de Jesús”, que son discípulos de su Maestro, y son conocedores de Jesús por el evangelio. Lástima que no encontremos discípulos que profundicen en las verdades de nuestra fe; que excusen su asistencia a clases de biblia, a sus niveles; que se limiten a satisfacer sus necesidades religiosas con las tradiciones locales de sus mayores, por otra parte, cada día más caducas.

     El Papa León nos llamará a ser Marías de nuestras comunidades, seamos hombres o mujeres; pero a las mujeres, como ya ha hecho, las nombrará miembros del organigrama de la Santa Sede. La mujer tiene carismas que un cardenal no puede tener, ni un hombre tampoco, en una parroquia. No pueden ser Martas que se dediquen a los manteles o purificadores, o a la caridad por su instinto maternal. Todo es más serio, y hay que hacer las cosas conforme a la importancia que tienen.

     Todas las parroquias no pueden tener el organigrama diocesano. Hemos sufrido la premura de hacer lo imposible. Hemos mentido diciendo lo que no teníamos, como si lo tuviéramos.

     María y Marta, son alabadas como santas, cada una de ellas tiene parte de la otra; hoy la Iglesia nos las pone como modelo de abrirle a Jesús la puerta de su corazón. Nosotros, muchas veces, ni en el momento de la comunión, recibida rutinariamente, nos hemos olvidado que Él está a la puerta y llama; “si alguno oye mi voz y me abre la puerta entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap.3,20).

     Con urgencia, necesitamos a las Marías y Martas en  tantas cuantas de nuestras parroquias sea posible. En las que no se pueda, que las parroquias madres sean misioneras y acompañen en su capacidad a las que de ellas dependan, porque “la mies es abundante y los obreros son pocos”. Olvidemos la idea de aquellas parroquias de “un campanario un cura”; esa es una forma de seguro fracaso, que ha destrozado a tantos sacerdotes destinándolos al desaliento y la angustia; hay que vocacionarlos a la misión, con los medios necesario y contando con Martas y Marías capaces de asumir su responsabilidad como cristianos.

      Que el Señor “que está a la puerta y quiere cenar con nosotros”, nos bendiga, y María, madre de la Iglesia, nos proteja.

divendres, 11 de juliol del 2025

EL BUEN SAMARITANO




DOMINGO XV del TIEMPO ORDINARIO

 

            Evangelio de San Lucas 10, 25-37 contiene la Parábola del Buen Samaritano. Aquí está el texto según la Biblia de Jerusalén:

 

            “En esto se levantó un doctor de la Ley y le dijo para ponerle a prueba:
-«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»

-Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»

-Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.»

Díjole entonces Jesús: «Has respondido correctamente. Haz eso y vivirás.»

Pero el doctor, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»

Jesús respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino, y al verle, dio un rodeo y pasó de largo. Igualmente, un levita, que pasaba por aquel sitio, le vio y dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino, llegó junto a él, y al verle, tuvo compasión; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino. Luego, montándolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: “Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré cuando vuelva.” ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los bandidos? Él dijo: «El que practicó la misericordia con aquél.»
            Y Jesús le dijo: «Vete, y haz tú lo mismo.”

 

COMENTARIO

 

        San Lucas nos presenta una parábola de todos nosotros conocida: la del Samaritano como lo señala Jesús.

    Nos encontramos a lo largo del camino que desciende de Jerusalén a Jericó. Un camino peligroso en los tramos del desierto que separa Jerusalén del valle esplendido de Jericó, a la sazón lugar de reposo de la sociedad jerosolimitana. No son extraños los robos a quien cruza el desierto, donde hay bandidos, sobre todo a quien se arriesga a caminar solo y no junto a una caravana.

     Encontramos a un doctor de la Ley, que quiere tentar a Jesús con una pregunta capciosa: “Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le pregunta a quien sabe de memoria el Shemá que todo judío recita dos veces al día, cuya síntesis es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo”. “Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida” le dice Jesús. Todos sabemos lo que viene a continuación, “¿y quién es mi prójimo?”.

     Jesús, en este caso Lucas, inicia la catequesis: Un hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó… atravesando el Desierto de Judea o de Yeshimon, él solo, aparentemente rico, por lo que fue víctima de unos bandidos que lo dejan medio muerto. Jesús interpela, provoca al doctor de la Ley: ¿qué haría él como doctor de la Ley, qué le era posible hacer para no incurrir en impureza? Lo importante es saber, si el cumplimiento de la Ley da vida o mata. Recordemos: “el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu, porque la letra mata, pero el Espíritu nos da la Vida” (II Cor. 3:6).

     El primer personaje que aparece es un sacerdote que bajaría del Templo de ejercer sus funciones después de estar una semana en lo más sagrado del Templo, en la presencia de Yahveh y, sin embargo, da un rodeo porque la Ley le prohíbe: tocar un muerto, tocar su sangre y no sabemos si es mi prójimo o es un extranjero impuro; la Ley no le deja pensar que pudiera sea su prójimo. El segundo personaje es un levita, un miembro de la tribu de Levi, designados para servir a Dios y al pueblo de Israel, especialmente en el cuidado del Tabernáculo y después, del Templo; gentes, como se ve, en continuo contacto con lo divino, que además tenían el deber de enseñar la Ley al pueblo de Israel. Esa misma Ley es la que le obliga a dar una vuelta para ni tan siquiera mirar al herido para no quedar impuro.

El tercer personaje es un samaritano, a quien la vista del herido lo conmueve, pues no tiene leyes que le aten la voluntad de hacer el bien, sino que le mueve la bondad que Dios ha puesto en el corazón de sus criaturas; todos sabemos cómo termina la historia. ¿Quién es el verdadero prójimo?, el doctor de la Ley concluye como quería Jesús: El que “practicó con él la Misericordia”.

      Concluyamos esta catequesis de Lucas y tomemos parte en esta historia y preguntémonos ¿cuál de estos personajes coincide con nuestra realidad?, ¿qué justifica no acercarnos al “herido, camino de Jericó”?. Muchas veces actuamos como el sacerdote o el levita y abandonamos al herido.

       Tenemos un gran maestro que ha recorrido caminos, que llevaba a tantos heridos medio muertos. No me cansaré de hacer presente la vida de un misionero joven y feliz de hacer el bien, sin mirar si es de los nuestros o de los otros. Oremos por el Papa León. 

            Feliz domingo para todos sus hijos e hijas, que Él nos bendiga.

 

Joaquín Núñez Morant