diumenge, 25 de març del 2012

DE NUEVO LA SEMANA SANTA

Y ASÍ HA COMENZADO TODO POR ESTE AÑO DE GRACIA…

I
EL LIBRO

            Aunque ajustadamente, estuvo en nuestras manos antes de que comenzaran los actos procesionales. Uno que es curioso y lo primero que hace es ojearlo, se llevó buena impresión por su cuidada presentación y las colaboraciones tanto gráficas (algunas muy buenas) como literarias que contiene. Y, después, al adentrarme ya en el contenido, no pude dejar la lectura dado lo interesante de algunos artículos.
            El Sr. Arzobispo no puede decir más cosas en menos espacio. Y, para mí, la extensa y meditada reflexión de D. Antonio Díaz Tortajada debería ser libro de cabecera de más de uno.
            No soy quién para ejercer de crítico literario ni menos de corrector de crónicas; pero no puedo sustraerme de denunciar alguna que otra nota o noticia que me llamó la atención. Por ejemplo:
            Encontré dos versiones respecto a Les Cortesíes.
En la que recoge D. Agustí Ventura, leí lo que siempre he escuchado, es decir, que el atípico encuentro entre las imágenes del Santísimo Ecce Homo y Nuestra Señora de la Soledad a la puerta de la iglesia del convento de San Francisco, se daba por la coincidencia de la hora en que las dos imágenes debían ser trasladadas desde sus respectivas sedes hasta dicho templo para hacer estación, con motivo de los oficios del Jueves Santo, por lo que, lógicamente, los respectivos cortejos se encontraban en el lugar a las doce de la noche del Miércoles Santo, haciendo los portadores de la imagen de la Virgen cortesía a la de su Hijo… y, de ahí, con las variaciones de todos conocidas, la tradicional procesión. 
Sin embargo, D. Mariano González, acaba su artículo (pag. 47) diciendo: “Només ens queda ressaltar la singularitat de les Cortesíes de Xàtiva, per intervenir en elles dues imatges que no representen cap passatge de la Passió, ni l’encontre en la Vía Dolorosa ni el de la Mare amb el Ressucitat. Un anacronisme o anomalia que ha de tenir algun origen històric que desconeixem.”
Por supuesto que no estamos ante un artículo de fe; pero, a pesar de la evidente carencia de documentación por las razones sobradamente explicadas por los historiadores, parece plausible el relato del Sr. Ventura Conejero.
            2.- No me parece lo más apropiado para una publicación de las características de nuestro Libro, la inserción –aunque sea con la mejor buena voluntad- de una autobiografía. 
             3.- Fe de erratas: Las más llamativas...
             Página 59. Dice: "...Les principals fonts d'informació, els Evangelis recollits en l'Antic Testament...", cuando debió decir: en el Nou Testament. Es de suponer que se trate de un lapsus calami.
               Páginas 69 y 73. El texto está repetido, de modo que no se ha publicado el artículo que firma Ana Pérez. 


II
LA PROCESIÓN “SILENCIOSA”


23 de Marzo de 2.012. 22’30 h.  Iglesia de Nuestra Señora de la Merced y Santa Tecla. Bajo solemne promesa de guardar el más respetuoso silencio, los fieles asistentes a este nuevo acto penitencial, programado por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Esperanza, salieron del templo parroquial para acompañar a Jesús por un itinerario que se trazó sobre calles y plazas de la parte alta del barrio occidental de la vieja Xàtiva, sumida ya en el sueño de la noche del viernes de la cuarta semana de cuaresma. Pendonistas de la cofradía organizadora y de la congregación del Santísimo Ecce Homo, de vesta. También con sus túnicas rojas, tres percusionistas. A cada trecho, redoble de las cajas y golpe de maza al bombo, acompasados. Doble hilera de un puñado de penitentes, muy pocos con túnica: quizá los necesarios para un par de relevos de los portadores de la imagen que presidía: la de Cristo a la que se da culto en un altar lateral de la parroquia. Jesús crucificado instalado en una especie de parihuela, al estilo legionario, pero sobria y sencilla. Se alternaban penitentes de ambas cofradías. Presidían los presidentes de éstas con el sacerdote.
A mi parecer, poca expectación; discreta asistencia; ausencia de cofrades de la asociación organizadora y de la invitada; escasa gente a lo largo del recorrido.
No es éste el lugar para un juicio crítico; pero, reiterando lo que ya se ha dicho más arriba al hablar del libro, estoy seguro de que todos quienes estamos involucrados en esta nuestra histórica Semana Santa, deberíamos leernos despacio tanto el saludo de nuestro Arzobispo como la extensa reflexión del Consiliario Diocesano, Sr. Díaz Tortajada, en el Libro de la Semana Santa Setabense.

III
TAMBORES

Ayer sábado asistí a la Eucaristía en la Iglesia de los Santos Juanes. Al finalizar, nos vimos sorprendidos por el anuncio del sacerdote de que se iba a proceder a la bendición de la nueva banda de tambores promovida por la Hermandad de la Santa Cena, y la invitó a entrar tocando, porque, al decir de D. Juan Aguilar,  podría resultar bonito. Y se abrieron las puertas y Rafa López al frente, comenzó el desfile. Podéis imaginar: el estruendo fue impresionante. Pero no pudimos sino alegrarnos de estar allí, al ver niños que no levantaban dos palmos del suelo ilusionados con su tambor, y un conjunto que en el escaso tiempo que lleva de ensayo haya conseguido un buen repertorio. Se sucedieron las distintas marchas preparadas y, como también dijo D. Juan, en los fuertes, fortísimos, nos congratulamos de que el templo se encuentre reparado, porque con tal volumen de decibelios peligraba la bóveda. Después de la bendición, la fotografía obligada al pie del altar y posterior pasacalle. ¡Enhorabuena! Pero… que no quedé ahí la cosa.

IV

PRIMER TRASLADO: EL SEPULCRO

Poco hay que añadir a la crónica del pasado año. Buena asistencia. Repitieron cinco penitentes con verduguillo y cola desplegada, portando sendos farolillos sobre mástil. Excesivo el recorrido. Será mi criterio o mi manía, pero… ¡no es eso, no es eso! Y exasperante la lentitud en el desfile. Pienso que no ya la Cofradía del Santo Sepulcro, sino todas, deberían comprender que un traslado no es propiamente una procesión de penitencia, que va gente invitada y que se puede proceder de un modo más moderado en la formación de un itinerario. No me vale aquello de que “qui no vullga, que no vinga”. Repito: ¡no es eso, no es eso!

Vuestro, Miguel J. Mira