JUEVES DE PASIÓN
29 de Marzo de 2.012
COFRADÍA DEL CRISTO DE LA EXPIRACIÓN
“EL CACHORRO”
Antes
de entrar a comentar la procesión, se me ocurre que podría dar razón –de
ciencia propia- de algunos detalles de la pequeña historia de esta cofradía que, a lo mejor,
no son conocidos. Si lo son, pues nada, servirán de recordatorio.
Su fundación se gestó en mi casa. A la sazón, mis padres vivían en
el conocido “Mirabar”, donde también radicaba la Música Nueva (Calle de Tetuán). Las veladas en
la llamémosle trastienda en invierno o “a la fresca” en verano, reunían a
algunos clientes y amigos y en aquél mentidero se comentaba todo lo divino y lo
humano, se hablaba de fallas, de teatro, de música, de trivialidades y de cosas
de la vida local. En una de esas veladas, presente D. Emilio Escudero, nuestro
recordado y estimado Emilio, a mi padre se ocurrió retarle a que no sería capaz
de organizar una cofradía en la que hacer partícipes a gitanos y Guardia Civil.
Lógicas bromas, en principio, comentarios más o menos jocosos…, pero la cosa
fue tomando cuerpo, ya que a la idea lanzada por Pepe Mira se unió
entusiásticamente Chimo Esplugues y, poco a poco, cuajó un proyecto que
involucró desde la familia gitana, pasando por Da. Vicenta Balbastre, Da.
Carmen Maravall y otras señoras, al entonces Coronel de la Guardia Civil D.
Isabelino Cáceres y un buen número de payos. Por supuesto, la aceptación de Emilio Escudero y de Juanita, su esposa, y la totalidad de esta rama de gitanos de Xàtiva fue incondicional. Lógicamente, una vez que tuvieron
que ejecutar el plan, había que encargar la imagen, que no podía ser otra que
la del Cachorro y que modeló nuestro recordado Paco Bolinches. Había que
diseñar la vesta y se convino que fuera con túnica y capirote morados; capa y fajín blancos; y había que decidir la sede. A mi padre se le ocurrió que
podría ser la iglesia de St. Feliu, pensando en que en otro tiempo la ermita de
San José albergó la imagen de la Oración en el Huerto, destruida en el 36 y, en
consecuencia, él también dibujó el escudo distintivo de la asociación: escudo de Xàtiva
y, sobre él, en la parte inferior derecha según se mira, una rueda de molino y
una palma, recordando el martirio de San Félix.
La idea de esa sede no prosperó, dadas las dificultades
que suponía el trasladar la imagen, aparte de que el Señor Abad de la Colegiata convenció a los promotores de que
el lugar idóneo para depositarla era La Sèu. 1.966 fue el año de nacimiento de la cofradía (Octubre). Y vinieron los fastos. Los
primeros desfiles son de recordar: un buen número de cofrades, ya digo, payos y
gitanos, con vestas confeccionadas por mi madre, mi tía Nieves y otra señora
que ayudaba, Antonia, y que se les facilitaban gratuitamente a los penitentes.
Y con los penitentes, abriendo paso, la banda de cornetas de la Guardia Civil a
caballo; como jefe de anda, el Sr. Esplugues; presidiendo, señoras payas y gitanas con su mantilla española; la junta
de la cofradía con D. Isabelino en la presidencia de honor y, por supuesto, la Hermandad de Cofradías e indefectiblemente la Música Nova. Pueden ustedes pensar cuál era la
cara de satisfacción de mi padre; también mi hermano menor fue clavario del
Cachorro. Yo, la verdad, siempre miré expectante y más bien con ojo crítico.
Pero ahí está la “gesta” y el resultado.
Después
de estos recortes de mi memoria, la evolución de esta asociación, sus problemas cuando desaparecieron aquellos copartícipes, su revitalización, básicamente y con gran esfuerzo conseguida por Antonio Escudero y sus colaboradores, queda para otro relato de la
particular historia de nuestra Semana Santa.
**
TRASLADO 2012
Comencemos
con un breve anecdotario: Una hora exacta tardó en recorrerse el kilómetro que
mide nuestra Alameda. Eso sí, este año la rotura de farol quedó para más tarde y no se produjo hasta
llegar a l’Hòrt de Mora. Ese incidente ya viene siendo un clásico. Música a
cargo de la banda de Confrides. Entre las marchas, Cristo del Cachorro,
compuesta a propósito por D. Rafael Sanz Mayor, que fuera clarinetista en la
Música Nova y que se estrenó por esta banda el 28 de Marzo de 1.999, siendo
director D. Julio Juan García, en la procesión de traslado de Jesús Nazareno.
Adivinen quién fue clavario ese año. Disculparán ustedes que hoy me salga la
vena histórica ¿Será que me estoy haciendo viejo? Seguro, eso ha de ser.
Perdón, pues, por estas licencias.
Nuevamente,
nos llamó la atención el contínuo aumento de miembros de la banda de cornetas y
tambores; también en ésta chiquillos que no levantan dos palmos del suelo.
Parece una tendencia actual a tratar de nutrir el número de cofrades con la
promoción de las bandas de tambores. Y está bien. Pero siempre me hago la misma
pregunta: ¿No estamos pensando más en dar una buena apariencia que en los fines
de espiritualidad que deben regir las asociaciones de fieles? No es que estén
reñidas las dos cosas; pero da la impresión que van en paralelo antes que en
sentido convergente, y ustedes me entienden.
Hasta
anoche, este ha sido el traslado con mayor número de acompañantes y de
penitentes con vesta, seis de ellos, concretamente, con el originario capirote.
Aparte, claro es, de los portadores con su específica indumentaria. Presidencia
de la cofradía lucida, y Hermandad de Cofradías.
Ya
observamos que desde el pasado año no es imprescindible la interpretación de la
marcha Mater Mea para incitar a los portadores al zarandeo del anda. Y, como
enfaticé en la crónica de la Camilla, expectación desde el principio hasta el
fin. Sobre todo en la Alameda se podía ver cómo a medida que iba avanzando la
imagen los grupos de espectadores anduvieron, en bloque, por ambos lados, tratando de adelantarla para poder
contemplar una y otra vez el ya clásico baile del anda.
Siempre pienso y me pregunto: ¿sólo nos
quedamos con eso…?
Vuestro,
Miguel Mira
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