dilluns, 12 de març del 2012

EL PREGÓN

Cartel Semana Santa Setabense 2012
Diez de Marzo de 2.012.
   Antes de referirme al Pregón de la Semana Santa Setabense, me permitiréis una brevísima reseña del inicio del Tríduo a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que comenzó ayer en la Iglesia de San Francisco. Con carácter previo a la Eucaristía, se rezaron el ejercicio propio y el Vía Crucis, con buena asistencia de fieles. A la hora de la Santa Misa, pudimos constatar una muy aceptable participación. A la solemnidad del acto contribuyó con sus cantos el Coro Parroquial. Finalizada la eucaristía, se sortearon los turnos para la tenencia de la imagen peregrina de Jesús Nazareno, sufragada por la Cofradía, que durante el tríduo preside el altar, cabiéndonos el gozo de felicitar a la cofrade y, además, hermana portadora, María Ordiñana Ramón, quien la recibirá en su casa durante el segundo cuatrimenstre del año. ¡Enhorabuena!
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EL PREGÓN
   La Iglesia Colegial Basílica y Parroquia de Santa María acogió ayer, nueve de marzo, con una muy numerosa asistencia (practicamente llena), a las ocho de  la tarde, el PREGON DE LA SEMANA SANTA SETABENSE. Sobre las gradas del altar, en el crucero, se preparó con elegante sobriedad la mesa de presidencia. De fondo, los pendones y estandartes representativos de las distintas cofradías, hermandades y congregaciones de la ciudad. A destacar: la blanquísima enseña de la casi recién nacida Cofradía del Encuentro Glorioso en la resurrección del Señor.Todo un símbolo.
   Estaban presentes la Concejala de Cultura y Teniente de Alcalde, Sra. Pla Casanova, a la que acompañaron otros ediles de nuestro Ayuntamiento.También asistió el Señor Arcipreste junto a otros sacerdotes.
   Presidió el Ilmo. Sr. Abad, D. Arturo Climent. A su derecha, el presidente de la Hermandad de Cofradías; a su izquierda, el recordado y querido D. Manuel Soler.
   Presentó el acto Da. Isabel María Cortés, de  la Cofradía del Santo Sepulcro, y Congregación del Santísimo Cristo del Carmen y Cofradía del Santo Silencio. Impecable por su elegancia y en su dicción, después de una breve introducción, cedió la palabra al Rvdo. D. Juan Aguilar, Cura Párroco de Ntra. Señora de la Merced y Santa Tecla, para que con palabras emotivas, breves, pero hondamente sentidas, procediera a la presentación del pregonero del presente ejercicio: el M.I. Sr. D. MANUEL SOLER ESPÍ.,  quien fuera Abad de la Colegiata y es actualmente canónigo de la Catedral Metropolitana de Valencia. Destacó la fraternal amistad que les une desde su trabajo pastoral en la Parroquia de Santa María, Iglesia Colegial, durante siete años; y, sobre todo, la seriedad y discreción en el buen hacer del que fuera su superior como Abad Párroco, y su labor incansable. Al final de su intervención, profetizó ("aviso a navegantes" dijo exactamente) que -sin duda- D. Manuel, en algún monento del pregón, se iba a emocionar; y  no se equivocó.
   D. Manuel,  nuestro querido D. Manuel, efectivamente, al menos en dos ocasiones, tuvo que respirar hondo para poder continuar su parlamento, parlamento que comenzó agradeciendo a D. Juan sus sentidas palabras, recordando el tiempo que había pasado entre nosotros, y agradeciendo asimismo que la Hermandad de Cofradías se hubiera acordado de él para este cometido que asumió con gusto no exento de preocupación por la responsabilidad que sobre él recaía. Recordó su participación de la mano de sus padres en los actos de la Semana Santa de su pueblo natal, Agullent; y pausadamente, con la acostumbrada calidez de su palabra, nos fue introduciendo en sus reflexiones al modo de esa lluvia fina y ligera que empapa hasta dar sazón. Recorrió la historia de nuestra redención paso a paso, desde Getsemaní hasta el Golgota; y pudimos ver reflejados en sus palabras, uno a uno, esos otros pasos con que nosotros rememoramos, penitentes en la calle, el camino de la cruz. No pudo reprimir su entusiasmo cuando se refirió a la Resurrección de Jesús. Y pienso, sin temor a equivocarme, que aparte de la trascendencia de este hecho: si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe...,su no disimulada aunque comedida vehemencia, vino a cuento de una ilusión que durante su larga estancia en Xàtiva no vio cumplida: quienes -igual que yo- formábamos parte de la Hermandad de Cofradías, le oíamos decir año tras año (él asistía a todas las reuniones de la Junta Rectora de la Hermandad) que no entendía cómo podíamos en esta ciudad terminar la Semana Santa el Viernes, cuando era el Domingo el día más importante como así se celebra en otras poblaciones, en muchas ciudades y pueblos, esto es, con el encuentro glorioso en la Resurrección del Señor, en la Pascua... Y nosotros le contestábamos aquello de la costumbre, de la celebración de la Pascua como festivo familiar y campestre..., como tiempo de escape a Bixquert... Y ahora, al saber de la recién nacida en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen Cofradía de Jesús Resucitado y María Inmaculada, se le vió contento porque, al fin, Xàtiva goce de esa manifestación de fe que siempre echó en falta, demostrando con diáfana claridad que si bien su servicio a la Iglesia está en Valencia, su gran corazón le obliga a seguir pensando en Xàtiva; y no nos faltan testimonios... 
   Hecho este inciso, obligado es volver al hilo del discurso del pregonero, cuya perfecta ilación  no le impidió introducir atinadamente versos como aquellos de Lope de Vega:
   Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño...
...espera, pues, y escucha mis cuidados...
Pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?
O aquellos otros atribuidos a Santa Teresa de Jesus:
...Muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido...
   Siguiendo el hilo conductor de la pasión del Señor, nos condujo el pregonero hacia unas conclusiones que deberíamos grabar a fuego en nuestras personales vidas, para que aquel drama sin sentido -como exactamente lo calificó- fruto de la injusticia y de nuestro pecado, nos removiera el ánimo de cara a nuestra reacción ante tantos problemas como hoy nos agobian: alcohol, droga, guerras inmisericordes, aborto..., problemas que afectan a tantos y tantos hombres y mujeres, pueblos y naciones hoy, cuando hay salida... Y la salida está en el Evangelio en el desenlace de ese gran drama sin sentido. Ese desenlace con el que se encontraron las mujeres, aquellas santas mujeres ante el sepulcro vacío... y aun teniendo miedo de comunicarlo, porque su palabra no tenía en la época valor alguno (menos que el rebuzno de un asno, como tuve ocasión de escuchar en un retiro espiritual ya hace unos cuantos años, tal día como Domingo de Ramos), vencieron su temor y corrieron a dar aviso; y el esplendor de aquel día fue la explosión de la gracia de la redención.
   Y D. Manuel Soler lanzó el grito, aquel grito tan propio de Juan Pablo II: ¡¡NO TENGAIS MIEDO!! Como no lo tuvo María: junto a la Cruz ¡de pie! valiente a pesar de su tremendo dolor; al pie de la cruz para recoger en su regazo al hijo muerto, como así lo ve la tradición cristiana...
   Acabado el guión escrito, D. Manuel no pudo sustraerse de proponer una reflexión final. Una reflexión que con cierta frecuencia le agradaba plantear en sus homilias. El ejemplo de aquel pensador no cristiano que, al pasar junto a un claro arroyo y ver la hermosura de los guijarros que formaban en su lecho como un tapiz, tomó uno en sus manos y comprobó que exteriormente estaba mojado; y tomó otro para golpear y romper el primero..., resultando que ambos, por dentro, estaban totalmente secos.
   Por tanto, siguió en su grito: ¡no tengais miedo! Dejaros empapar por fuera y por dentro de la palabra de Dios, no sea que os pase como a aquellos guijarros..., hermosos por fuera pero vacíos en su interior.
    Y todo confiando en la ayuda de nuestra madre la Virgen de la Seo, para quien fueron sus postreras palabras de gratitud. A estas palabras les siguió un largo, un prolongado aplauso, aplauso que todavía se haría más sensible cuando recibió de manos de la Hermandad una imagen, fiel reproducción de la Mare de Deu de la Sèu en su hornacina de vidrio, que agradeció emocionadamente.
   El Sr. Abad de la Colegiata agradeció a D. Manuel sus palabra e invitó a todos los cofrades a participar en las procesiones dando testimonio de nuestra fe. Y el Sr. Presidente, finalmente, dio las gracias a todos, para dar paso al concierto que se desarrolloó seguidamente.
   La Jove Orquestra de la Primitiva Setabense ofreció un breve repertorio de música clásica con obras de Pachelbel, Bach, Mozart y Haendel, para concluir con la marcha procesional Mater Mea, de Dorado. Es de agradecer tanto a la Vella como a La Nova el que en sus actuaciones en estos actos, los rubriquen con una pieza de tanto arraigo y tradición en nuestras procesiones, por lo que tiene de emotiva y porque, al fin y al cabo, fue escrita en honor a la Madre y se interpreta a los pies de La Madre de la Seo, en versión para orquesta, muy aplaudida por los asistentes.
  Personalmente, he de agradecer a quien sé que me tiene como amigo y me lo ha demostrado sobradamente, la lección que hoy nos ha impartido, como tantas otras que de él recibimos quienes compartimos con él íntimas reuniones del movimiento de matrimonios parroquiales, o en distintas actividades de la Parroquia durante tanto tiempo.
   Y el final. La Hermandad obsequió a los sacerdotes asistentes (más que a ningún otro pregón, que yo recuerde), autoridades y miembros de las cofradías y hermandades con un frugal piscolabis, momento de grata convivencia (olvidémonos, por favor, de aquel vino...) en la casa contigua a Santo Domingo. Pienso que D. Manuel pudo comprobar el afecto con que se le recibió y puede estar seguro de que todos, todos, agradecieron su presencia. 
   Gracias por leerme. Un cordial saludo, MIGUEL MIRA MANZANARO.