Como sabéis, tanto la antigua imagen de Jesús Nazareno como las andas de plata y todos los accesorios y documentación de la Cofradía, se quemaron en el año treinta y seis. Una vez acabada la Guerra Civil, los portadores se reorganizaron y fueron recomponiendo la asociación y sus pertenencias. Aunque todo ello consta relatado en el libro en su día publicado por el hermano portador, el historiador D. Vicente Ribes, al releer el libro de actas que nos ha sido entregado por la familia Gil Gironés, encontramos algunas notas curiosas y reseña de distintos acontecimientos de importancia para la Hermandad.
Así, en diligencia de 17 de Marzo de 1.954, el Secretario de la asociación, a la sazón D. Salvador Úbeda Pérez, que Dios guarde, decía respecto al anda confeccionada por el Sr. Bayarri:
"...El anda que es un verdadero trono es de una factura maravillosa, de tamaño adecuado a la Imagen y no se sabe qué apreciar más, si la perfección de dorados, la riqueza artística de los ocho relieves que ocupan los cuatro laterales o la pureza de líneas y estilo..."
Es curioso que se relate a lo largo de varias actas tanto el interés por adquirir unas andas adecuadas a la imagen, como los incidentes habidos con el primer artista a quien se le encargó su confección, Sr. Rodilla, y los acuerdos para rescindir el contrato con éste por su informalidad; y, sin embargo, ni en el caso de estos maestros artesanos se menciona el nombre completo, ni tampoco en el espacio que se dedicó a la imagen titular en 1.943, donde no se menciona para nada al escultor, cuyo apellido -como sabéis- era Alemany, y así se indica en el ya referido libro del historiador Sr. Ribes Iborra. Tampoco se reseña cuál fue el coste de las andas, pero -eso sí- se dice que se pagaron a prorrata entre los portadores y que hubo algunos reticentes a quienes se les tuvo que llamar la atención. En 2.003, sesenta años después, se acordó una intervención sobre el trono, a fin de reparar algunos desperfectos por causa de la carcoma, otros en los dorados, otros en la madera de la parte superior, y para dotar de iluminación los relieves de talla en las cuatro caras, principalmente, tarea que le fue encargada al escultor D. Vicente Martínez Estellés, de Llosa de Ranes, salvo los dorados que fueron restaurados por Da. Lolita Martínez, Da. Irene Chinesta y Da. Ana Guaita, de manera totalmente desinteresada. El coste de la restauración sobrepasó los seis mil euros.
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